La vida en azul de Alexandra Béland
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Ella bucea regularmente en aguas heladas, debajo del hielo canadiense que es mucho decir. Hace cuatro años que sumerge bajo agua no solo su cuerpo, también el alma. Para Alexandra Béland, la bahía de Cienfuegos es otra casa a la cual siempre regresa.
Aprendió en el Centro Internacional de Faro Luna, de esta ciudad, la destreza para nadar segura en el mar profundo.
Hoy es una de las tres mujeres que participan en el Concurso de Fotografía Subacuática Online 2020, auspiciado por dicha entidad, junto a la Empresa de Marinas y Náuticas, Marlin S.A., y la agencia especializada American and Canadian Underwater Certifications (ACUC).
Ser feliz es una decisión en la vida, ¿lo eres cuando nadas en aguas profundas?
“Soy feliz de manera general en la vida. Tiene razón, ser feliz es una decisión. Bajo del agua es más fácil ser feliz; los problemas de la superficie se van. El cerebro es ocupado por otras tareas extrañas. Hay que regular la respiración y te acercas a un estado de meditación.
“Para controlar la posición en las tres dimensiones debe concentrarse en la atención del cuerpo. Hay actividades en la tierra también que hacen florecer el mismo sentimiento, por ejemplo, correr”, agrega a la vuelta del messenger.
Alexandra trabaja en una cafetería en Canadá y una o dos veces al año recoge las maletas para aterrizar en suelo cienfueguero, mejor dicho, en el Centro Internacional de Buceo de Faro Luna. Allí elabora cafés artísticos para quienes le enseñan a andar más segura en el mar, para quienes forman parte de su vida en azul.
“Después de mi entrenamiento, fue en este lugar donde por primera vez que me sumergí en el mar. No tenía equipamiento y me lo prestaron todo. Yo hice el curso de buceo en mi país, pero en la bahía de Cienfuegos fue que, con la ayuda del equipo del Centro, mejoré, crecí, gané en experiencia y confianza. Ellos fueron muy pacientes, sin presiones, y muy profesionales”.
Las mujeres solemos ser noticia cuando nos insertamos en profesiones o aficiones que históricamente eran de hombres. La fotografía submarina pudiera ser el caso… ¿Qué crees de eso?
“No hago cosas por hacer historias, tampoco pienso en un género para profesiones o actividades. Pienso que si tienes ganas de hacer algo, debes hacerlo. Quizás soy una mujer muy independiente, pero nunca me pregunté si era algo de mujer o de hombre antes de hacer alguna cosa. En el trabajo, en la vida, en los deportes… Trabajé en el sector de las minas por diez años, ahora estoy estudiando de nuevo en un sector que dicen que es masculino. En el buceo o la fotografía subacuática fue igual, no me lo pregunté. Si no te pones límites de género puedes descubrir una nueva pasión”, responde determinada y la voz interior del texto describe a una guerrera que no deja marchitar las flores de su jardín, aunque la luz tarde en aparecer.
Alexandra también hace dibujos y une cuerdas para montar collares o pulsos, en las tardes frías, en las noches frías de cualquier mes en Canadá. No le teme a la vida, tampoco al mar.
“Cuando empecé a bucear hace cuatro años, descubrí un mundo totalmente diferente, con su luz y sus colores. Quise pintarlo.
“Tomar fotos fue el primer modo de capturar y compartir el sentimiento que me hace sentir la belleza de los fondos submarinos. Por eso me compré una cámara de acción antes de salir de vacaciones. Se necesitan condiciones físicas para bucear, eso es verdad, pero no es un reto, pienso que ser buzo es un modo de vivir”.
De todos los mares que ha visitado cuál es el más impresionante….
“Sabiendo que hay agua alrededor del planeta, dulce y salina, considero que no he visto nada. Estoy buceando solamente desde 2016. Veo belleza en cada sitio, entonces no puedo elegir solamente un mar. Pero diría que tenemos aquí en las aguas frías de Canadá unos de los sitios más bonitos que he visto. Les Escoumins y Percé, en Québec, tienen una diversidad y una cantidad de vida que no me había imaginado…”.
¿Primera vez en un concurso de fotografía subacuática o ya tienes experiencia en ello?
“Primera vez. Cuando vi que era abierto a todos los niveles, decidí participar, porque solamente el que no participa pierde…”. Tal filosofía discurre por las venas de Alexandra, una guerrera que tiene el alma de muchos colores, de café, de azul, de verde, de rojo intenso… y a vuelta del messenger lo descubres, sin que actúe el sonido de la voz. Esta es solo una parte de su vida, la que va de azul…
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