La travesía del Granma

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 32 segundos

Si el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes trasciende como el hecho más importante del período prerrevolucionario —al pulsar la conciencia nacional sobre la desvencijada realidad socioeconómica y política de Cuba—, el Desembarco del yate Granma concertó los esfuerzos en la búsqueda de la liberación definitiva del país.

La pequeña embarcación partió el 25 de noviembre de 1956 desde la ensenada de Tuxpan, en el puerto de Veracruz, México. Los rebeldes pretendían llegar al oriente del archipiélago en los días finales de ese mes, pero las condiciones climáticas perturbaron la travesía.

“Nosotros habíamos realizado todas las pruebas de navegación con un barco vacío, y cuando cargamos al Granma con 82 hombres, más las armas, las municiones, los alimentos y el combustible adicional, pierde velocidad y llega en siete días en vez de cinco, con apenas unas pulgadas de combustible en los tanques. Nos retrasamos dos días”, narra Fidel Castro al periodista franco-español Ignacio Ramonet.

Otra visión ofrece Ernesto Che Guevara, médico de la expedición: “(…) el barco presentaba un aspecto ridículamente trágico: hombres con la angustia reflejada en el rostro, agarrándose el estómago. Unos con la cabeza metida dentro de un cubo y otros tumbados en las más extrañas posiciones, inmóviles y con las ropas sucias por el vómito (…)”.

Durante el viaje, el cienfueguero Roberto Roque Núñez, quien alternaba en las funciones de piloto y timonel, cayó al mar, tras ser arrastrado por una ola gigantesca. El episodio consternó al resto de la tripulación que, sin vacilar un minuto, se volcó al rescate del combatiente. Ya en cubierta y recuperado del susto, Roque grita: ¡Viva Cuba Libre!

Finalmente, el desembarco del Granma aconteció el 2 de diciembre. A las 6:50 a.m. encayó el yate en una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas. Las circunstancias resultaron difíciles: ante el hundimiento del bote donde pretendían el traslado a tierra de las municiones, tuvieron que asumir cargas pesadas en medio de tupidos manglares y grandes pantanos.

Nada torció el empeño de los jóvenes revolucionarios, ni siquiera la falta de respaldo cuando, el 5 de diciembre de 1956, fuerzas del ejército de Fulgencio Batista sorprendió al grupo camino a la montaña, en Alegría de Pío. Allí murieron 21 hombres, otros fueron asesinados y encarcelados, mientras la Sierra Maestra los aguardaba.

“Comenzamos a reorganizarnos con dos fusiles: Raúl, por otra parte, dos semanas más tarde llegó a un punto con cinco fusiles. Sumados los dos, en total reunimos ese día siete fusiles. Ahí yo dije por primera vez: ‘Ahora sí ganamos la guerra'”, narra Fidel.

Sucedió tal cual: el Desembarco del yate Granma marcó un antes y un después en el curso de la nación.

Visitas: 247

Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

Un Comentario en “La travesía del Granma

  • el 21 noviembre, 2024 a las 7:09 am
    Permalink

    25 de noviembre, viaje del Granma, viaje de Fidel hacia las estrellas … … …

    Miguel Ojeda.
    Maestro de radialistas.
    Distinción por la cultura cubana.
    Laureado de la cultura.
    Miembro de la UNEAC.

    UN YATE EN LA HISTORIA VUELA.

    Un yate en La Historia vuela,
    echa raíces, proyecta
    de mil siglos La Esperanza,
    del agua-cielo, la tierra.

    El yate se vuelve pueblo,
    canto y danza, cual misterio
    de palomas, trigo y rosas,
    sueños soñados en sueño.

    ¡Fecunda El Yate el Futuro,
    La Vida brota en su seno!

    Miguel Ojeda.

    PIEDRA HABITADA POR NIÑOS.

    Monolito más que piedra
    viene albergando prodigios,
    borda historias, pare hijos
    que retan a tantas sombras
    con su enseñanza de siglos.

    Se habla del monolito
    en mil Leyendas de niños
    que hombres fueron cual misterio
    que Silencio canto’ a gritos.
    Funda Futuro, Esperanza,
    danza Vida, sueña Libros.
    ¡ Luz Interna que le alcanza
    para sembrar tanto alivio!

    Va al Pasado y se regresa;
    desde el Hoy pinta un Mañana
    al florecer los caminos.
    Con El Tiempo, sin moverse,
    se traslada al Infinito.

    Un Cielo azul, rojo y blanco
    se repite en cada ciclo
    de Piedra, Sangre y Simientes
    de piedras, rosas y niños.
    A veces, siempre, me crean
    Canto Piedra, pueblo mi’o.

    ¡ Tanto Pueblo en cada Piedra,
    Tanto Pueblo El Monolito !

    ¡ Un gran monolito, Piedra
    defendida por sus hijos !

    Miguel Ojeda.

    Respuesta

Responder a Miguel Ojeda Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *