La peruana Lucha Reyes

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En nuestro continente hubo dos intérpretes nombradas Lucha Reyes. Una mexicana, a quien dediqué los apuntes del domingo pasado. Otra era peruana y como su par, también cautivó con su voz. De seguro es recordada por los que aman la música tradicional;los espacios radiofónicos se engalanaron con sus interpretaciones.

Lucila Justina Sarcines Reyes había nacido en Lima el 19 de julio de 1936 por lo que el pasado miércoles hubiera cumplido 87 años. Hace tiempo que tenía en mente escribir acerca de ella y ningún otro momento mejor que este.

Aunque cada “Lucha” – la mexicana y la peruana -, interpretó géneros musicales distintos, entre sus vidas hubo similitudes. A Lucha, la de México, se le conoció como “La Reina de la Canción Ranchera”. A la limeña la llamaron “La Morena de Oro del Perú”.

La Lucha Reyes que hoy nos ocupa creció en la pobreza. Quedó huérfana de padre a los seis años; su mamá se volvió a casar y la relación de la niña con el padrastro no fue nada buena. La necesidad la obligó a cantar para obtener dinero con el que ayudar al sustento de sus hermanos menores.

Su primer matrimonio, a la edad de dieciséis años, estuvo marcado por la violencia doméstica al sufrir la agresión física del marido. Tras la separación y pasado algún tiempo volvió a casarse. Con una hija fruto de la segunda unión, le perseguía la miseria por lo que tuvo que vender periódicos y lavar ropa.

Cuando tenía veinte años se presentó en un programa de aficionados donde cautivó a jueces y público. La diabetes la obligó a hospitalizarse varias veces sin obligarla a abandonar su espíritu de lucha, y a comienzos de la década de los sesenta, Lucha Reyes grabó un primer disco cuyo título y éxito la hicieron merecedora de ser reconocida como “La Morena de Oro del Perú”.

Su presencia en la radio peruana se hizo diaria. Pronto sus discos recorrieron América Latina y llegaron a Cuba, donde era programada en los espacios dedicados a música latinoamericana.

Poseyó una voz que se puede clasificar de elegante y colmada de una dulzura colosal. Interpretó muchos valses, género que la consagró como exponente de la canción criolla y romántica, ungida de la riqueza inherente a su condición afroperuana.

Su fama rebasó las fronteras andinas. En 1972 la conoció Pedro Vargas durante una visita por Suramérica.El “Samurái de la Canción”la prodigó demerecidos elogiosy la invitó a cantar a dúo en televisión la Canción Ranchera Hace un año, de Felipe Valdez Leal.

La existencia de Lucha Reyes fue breve. Aquejada por la diabetes murió en Lima el 31 de octubre de 1973, a los treinta y siete años. Sus coterráneos aún la siguen llorando y la recuerdan como “La Reina de la Popularidad”. Curiosamente, el día de su muerte se celebraba en Perú el Día de la Canción Criolla, festividad instituida en su país desde 1944.

Es coincidente que ambas Lucha – la mexicana y la peruana — hayan sufrido infortunios y desamores. Que una y otra tuvieran que enfrentarla adversidad, incluso económica, y que a fuerza de voluntad salieran adelante.

Lucha Reyes, “La Morena de Oro del Perú”, marcó un hito en la música popular latinoamericana. Sus valses y criollas perduran en la memoria de un público que no la olvida, resplandeciendo entre lo más representativo de todo un continente.

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