26 de Julio: La victoria de todos

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Una fecha que nos compulsa e impulsa, que nos convoca a no detenernos, a no cejar en nuestros empeños de tener un mejor país: Eso es el 26 de Julio.

Clarinada revolucionaria protagonizada por jóvenes valerosos que, 70 años después, continúan siendo ejemplos. No dudaron en entregar sus vidas por la libertad de la Patria y su sangre generosa fructificó en una hermosa obra que nos corresponde defender y hacer todavía más grande y enaltecedora.

Llegamos hasta aquí no sin sacrificios, sorteando el más feroz bloqueo que nación alguna haya podido enfrentar; a sabiendas de que solo “por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos”, al decir del eterno Fidel en el concepto de Revolución que nos legara, podremos continuar adelante, afianzando victorias colectivas.

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Como siete décadas atrás, Cuba enfrenta hoy un poderoso enemigo, provisto no solo de armas convencionales muy sofisticadas, sino también de otras más modernas, destinadas a subvertir el orden. Ahí están los emporios de las redes sociales y otros mecanismos que, tras la aparente inocuidad, esconden la ponzoña ideológica para hacer que no pocos cambien de casaca y fijen rumbo “al sueño prometido”.

Apuestan, fundamentalmente, a nuestros jóvenes por lo que significan para el presente y futuro de la nación, pero olvidan que hay una rica historia, asidero y sustento de la Cuba de hoy.

No somos perfectos; eso lo sabemos bien y en el empeño de hacer mejor las cosas caminamos cada día.  Urge acelerar el paso porque no tenemos demasiado tiempo; sobre todo porque el enemigo acecha y es la voluntad colectiva, con el quehacer unido, sistemático, con denuedo lo que nos asegurará un presente y futuro promisorios.

Otro 26 de Julio nos incentiva a poner manos y corazón en favor de transformar —para bien— está sociedad imperfecta que hacemos mujeres y hombres, jóvenes y adultos, en fin, el pueblo todo.

Con todos, la victoria se oye por estos días y no falta razón, porque cada victoria la construimos a golpe de sudor colectivo, de manos estrechadas en el surco, la trinchera, las fábricas, las aulas; inspirados en la generación del Moncada: los que cayeron y los que todavía están como fehaciente ejemplo de que es valedero entregar nuestros mejores años y energías a una causa justísima como lo es la Revolución Cubana.

Con todos, la victoria no es consigna, es certeza que nos llega desde la unidad.

Lo dijo nuestro José Martí: “Juntarnos, es tan necesario que estemos todos juntos ¡que nos sintamos fuertes y consolados para lo que tenemos que hacer”.

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Tay Beatriz Toscano Jerez

Periodista.

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