La historia de una canción

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Aunque las palabras Memoria y Memorias hablen, en plural y singular de lo mismo, o signifiquen algo similar, parecido, la primera se refiere a la zona o rincón del cerebro —abarca el cuerpo completo— donde guardamos la información que nos permite saber quiénes somos, quiénes son los demás y las cosas por las cuales estamos rodeados: familia, casa, ciudad, el país donde nacimos y la cultura a la que indefectiblemente pertenecemos, en fin, el mundo; a la segunda acudimos, por lo general, para hacer relatorías de nuestro pasado, dar cuenta del ayer, y practicar los recuerdos, el acto de rememorar.

Se afirma que recordar es volver a vivir, o como escribiera Eduardo Galeano, Recordar: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón. La memoria, en cualquier caso, es selectiva, no solo elige reminiscencias sino que las transforma, y hace con ellas, de nuestro hacer, una vitrina o el museo, en ocasiones el panteón donde guardamos o atesoramos, con celo, sueños realizados, conquistas y medallas, los trofeos de nuestro patrimonio y la herencia que dejaremos a la sociedad, legando, sencillo o modesto, nuestro esfuerzo a la humanidad.

Roberto Novo Serra, el hermano de Pedro, con quien fundara en 1982 el mítico dúo que lleva su apellido paterno, publicó Cantar los cuarenta, Ediciones Mecenas, 2023, aclarando que son las memorias de la agrupación.

La música es suficiente para contar historias, incluso sin palabras, los sonidos hablan, las notas perfilan, los acordes acentúan. El compositor y arreglista, sin embargo, decidió elegir la prosa, conformando un libro de 150 páginas, donde más que narrar su pasado, levanta un paisaje de anécdotas, crónicas, o retratos a través de los cuales traza la semblanza o la hoja de ruta vital del dueto, su biografía. Los Novo, más allá de Pedro y Roberto, alcanza categoría de sujeto y por lo mismo es alguien más que algo: siente, padece, es independiente, existe por encima de las manos, voces, inteligencias e imaginación de los hermanos. Triple identidad que late en un solo sentido, Cantar… es la prueba de esa compatibilidad propia, separada de los cuerpos humanos que sostienen el apellido, invitándonos a saber más acerca de los músicos, conociendo sus experiencias a fondo.

La primera parte compuesta de 14 capítulos y la Segunda de ocho, en cada una el autor aguza la mirada, observa detenidamente el pasado, escudriña, evalúa el presente, y organiza el futuro. Ordena el mismo mientras quita la ropa o descamisa el pequeño sistema social, artístico y musical e incluso ideológico que representa Los Novo, y el suyo propio, para arroparlo o vestirlo contra el frío de los años —crisis, maltratos, desventuras, e incomprensiones, el malestar de la cultura, según Freud, y en medio de la plaza pública que es Cienfuegos— con palabras.

Roberto se despalabra, diría Cortázar, y es que el libro propone una forma de narración en la que el autor parece conversar con nosotros y es con él mismo. Se pregunta —en un diálogo interpersonal a fondo, del cual, como lectores, nos hace partícipes— qué ha sido su vida y la del dúo. Auto entrevista pública o soliloquio en voz alta, la forma de contar se extiende a las fotos publicadas al encontrar en ellas a Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Lázaro García, Augusto Blanca, Marta Campos, Pepe Ordáz, Alberto Tosca, al grupo Moncada, al coro Cantores de Cienfuegos y a los niños de Abrakadabra. Las instantáneas reflejan al dúo en la Casa de la trova cienfueguera, en 1984; en “La brocha gorda”, peña que fundaron a finales de los 90; en el Museo Provincial en 1985, o acompañados por el grupo “Liga Social” el mismo año. El recorrido de imágenes los sitúa en Camagüey, en la Universidad Central de las Villas, en Belice o Angola, como otra manera de contar la historia. Corcheas, escalas, arpegios fueron sometidos a la búsqueda de sus pares o semejantes en las palabras, sinónimos verbales que en la posible traslación o traducción representan proezas, derriban muros, instalan su más hermoso canto en el porvenir.

Cantar…, paseo por la biografía de Los Novo, nos acerca a una serie de aspectos desconocidos o poco destacados por el público y la mayoría de sus seguidores.

En “Sin guitarra no hay trova”, “Angola”, “Los Novo y el Guzmán”, “España y México”, “La Trova y la Patria”, ”Venezuela”, “2020 y 2021; pandemias y pandemias”, “La familia”, por ejemplo, sabremos, además de lo referido allí, lo difícil que es aportar, o hacer algo nuevo, diferente, dentro del complejo sonoro musical de Cuba, la más musical Isla del Caribe, que bloqueada y demás, o quizás por ello, no deja de ser el lugar donde continúan naciendo figuras icónicas del pentagrama internacional.

Nunca antes en la historia de la humanidad la palabra recordar y el acto, habían alcanzado la importancia que hoy. Se debe al alzhéimer instituido que de manera progresiva y en dosis cada vez mayores, el poder o los poderes organizados nos recetan en bellísimas cucharas para desmemoriarnos y hacernos olvidar quiénes y qué somos, de dónde venimos, o a qué lugar pertenecemos, nuestro origen, o mejor, nuestros orígenes; después a la velocidad de los días y las noches, abrumadora, aplastante, provocando una especie de inercia metal o hipnosis que apenas deja contemplar los árboles, detenernos en las nubes o mirar nuestra cara en el espejo, mucho menos a los demás.

Fugacidad y desidia, abandono, son los signos de nuestro tiempo. Entonces escribir se hace urgente, antídoto contra la desmemoria, fijar palabras en el papel mantiene los recuerdos vivos, intacta la memoria.

Nuestra época ha hecho de la escritura un eficaz método de recordación, infalible, nos permite no solo saber quiénes somos, sino de qué estamos hechos, cuáles fueron los materiales empleados en la conformación de nuestro ser. En Los Novo queda claro y el libro se demora en ello, son Cuba, Cienfuegos, y la trova. Saberse cubanos, habitantes e ilustres ciudadanos de La Perla del Sur, así como miembros de honor del ejército de soñadores que constituye la trova desde sus orígenes, es su orgullo mayor.

Con edición de Julio Martínez Molina, diseño de Roberto C. Berroa y en la cubierta el dibujo de Paula Novo Alonso, nieta de Roberto, Cantar… festeja la derrota al olvido que supone la obra sostenida por el grupo durante dos décadas consecutivas, el accionar de la poesía, el canto, lo hermoso, los ideales, y el amor enfrentándose a las ignorancias, banalidades, estupideces y superficialidades en el arte.

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