La barca de Guaymas

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Al parecer me persigue la idea de mencionar barcas, despedidas y melancolías poesías que navegan con ellas. Quienes hayan seguido mis enredos sintácticos tal vez recuerden lo que escribí acerca de La barca de oro, de Arcadio Zúñiga, y semanas después sobre el bolero La barca de Roberto Cantoral.

De barcas, poesías, amores y adioses llegó a mi memoria otra creación musical inspirada en la ciudad portuaria de Guaymas, en el estado mexicano de Sinaloa.

Guaymas se localiza al norte del mapa mexicano y su costa es bañada por el golfo de California que conecta con el océano Pacífico. Es un pueblo que primero fue habitado por miembros de la comunidad indígena Guaima, perteneciente a la etnia de los seris. A la llegada de los españoles fue poblada por colonos quienes en su mayoría se dedicaron a la pesca, actividad hoy en decadencia debido a la contaminación marina. Su invariable belleza hace del puerto un centro de atracción turística.

Mientras más nos adentramos en la música de los pueblos, más nos convencemos de cuánto se relacionan las artes con las faenas que día a día representan el sustento diario de las comunidades. Esa correspondencia entre trabajo y arte dio lugar – en el caso de Guaymas – a una canción reveladora de su realidad.

Quiero referirme a La barca de Guaymas. Puede que el título la haga pasar inadvertida, pero detenerse a escucharla nos persuade de que estamos ante una de las composiciones más románticas y sentimentales  de México, sino de habla hispana.

Muchos discos de antaño no revelan el nombre de quien la compuso; casi todos se limitan a la inscripción “Anónimo” o “Dominio Público”. Es deplorable en muchos casos ver cómo le estampan uno de esos “sellos” a muchas piezas y, en el peor de los casos el manido “Derecho Reservado”, cuando se sabe que la música ni ninguna obra se hacen solas.

A pesar de todo, hay quienes afirman que el compositor de la canción La barca de Guaymas fue Carlos Wenceslao López Portillo, originario de Álamos, en el estado de Sonora. Este músico y compositor nació en 1898 y murió en 1977. Hoy en día se suman más al grupo de quienes coinciden en reconocerle la paternidad de la canción.

Lo más cierto es que los guaymenses – gentilicio de los nacidos allá – desde hace mucho acogieron la composición como himno representativo de la localidad. Y con mucha razón se enorgullecen de ella.

El nombre completo la ciudad es Heroica Guaymas. Lo de heroica se debe a que fue un baluarte en la lucha contra los franceses y durante varias invasiones norteamericanas.

La pieza musical para nada menciona aquel pasado histórico, de por sí glorioso. Es ante todo un lamento añorante por el amor que un día partió lejos sin regresar. Su melodía es lenta, suave, a tono con el contenido de la letra.

Al golpe del remo

Ligera la barca

Al ruido del agua se ahonda mi pena

Y solloza mi alma.

Por tantos pesares, mi amor angustiado

Llorando te llama

Y te hallas muy lejos y sola, muy sola

Se encuentra mi alma…

Tanto veneran los guaymenses esta canción, que en la ciudad, al pie del Monumento al Pescador erigido hace años, aparece en una placa toda la letra.

Por su música y el contenido nostálgico difiere del resto de la música popular mexicana, que por lo general es alegre, bullanguera y bravía. Eso no ha sido impedimento para que muchos de los más conocidos intérpretes la hayan incluido en su repertorio. Lola Beltrán, Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía, María de Lourdes, Antonio Aguilar y Vicente Fernández la interpretaron y es parte de sus discografías.

Entre esos y muchos otros hubo varias mujeres que en la humilde opinión de quien escribe, pusieron toda su alma al cantarla. Una de ellas María de Lourdes, en cuya voz y estilo único les propongo escuchar La barca de Guaymas.

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