Homenaje sin luto
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Han sido días difíciles, pues el sentimiento recurrente de presencia vestida de pueblo nos recuerda a Fidel Castro, el de los grandes acontecimientos, discursos antológicos, noticias que nos llenaron de alegrías, otras de tristeza, pero cuyo hilo conductor lleva la palabra Patria grabada. Y cuesta mucho olvidar. Cuesta, porque la particular idiosincrasia del cubano establece, que el llanto y la tristeza no terminan de un día para otro, y que poner punto final duele.
Sin embargo, la vida prosigue, la nación continúa viaje al futuro y es ahora cuando se le debe rendir tributo al líder que supo conducirnos por el camino, uno quizá largo y estrecho, pero en el que al final resultamos un pueblo independiente, en toda la extensión semántica de esa enorme palabra con prefijo.
En los próximos días estaremos de celebración por el advenimiento del aniversario 58 de la Revolución, se estará reeditando el paso de la Caravana de la Libertad; se sumará un año más del desembarco del Granma y muchas otras fechas en las que se recuerda cómo los pueblos y ciudades se fueron liberando y la gente sintió los aires de Revolución nueva. Serán jornadas en las que no faltará el júbilo, optimismo y confianza, y en las que sentiremos el inmenso orgullo de ser cubanos.
El pueblo no está de luto, no podríamos estarlo, porque de ahora en adelante, tal como pronunciara el propio Fidel Castro en los primeros días de 1959, todo será más difícil, en el sentido de mejorar esa obra perfectible que condujera por tantos años y que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de consolidar y respetar.
Los diseños de programación previstos para las instituciones y centros se mantienen de manera habitual, y si se precisa, serán regulados los decibeles. Las actividades en espacios abiertos, dígase trochas, carnavales o pipas de cerveza para el expendio popular no procederán, porque la población misma, en mayoría, prefiere la solemnidad e intimidad de las celebraciones.
En el caso particular del territorio, fueron postergados para el mes de enero, festejos populares que estaban previstos para finales de noviembre y diciembre. Las actividades de homenaje a los educadores transcurrirán como cada año, realzando la labor social de este importante sector de la nación en cada escuela, y de manera particular se recordará a los alfabetizadores y aquella campaña de lápiz y cartilla que diseñara el propio Fidel en su afán de no decirnos crean, sino lean.
Como cada fin de año, tendremos ferias populares y agropecuarias (los días 24, 29 y 30), habrá ofertas de cenas, tanto en restaurantes como para llevar; no se limita el expendio de bebidas alcohólicas en tiendas y establecimientos y esta tendrá lugar todos los días, sin que se indique fecha tope alguna. El Ministerio de Comercio Interior gestiona, incluso, la importación del producto para garantizar así su permanencia en el mercado.
Se retoman las programaciones habituales en los centros nocturnos y tócale a los responsables y encargados del repertorio, propiciar el disfrute sin excesos, con moderación y cordura, siempre contando y apreciando la comprensión de los públicos, que pueden ser heterogéneos.
No habrá este año grandes bailables públicos, en cambio se propiciará el desarrollo de proyectos socioculturales en ámbitos comunitarios. La Televisión Cubana ofrecerá una programación especial, basada en la selección, en lo fundamental, de productos nacionales. Para comienzos de 2017 se transmitirá una nueva serie policíaca y el espectáculo Bailando en Cuba.
Existirá espacio para el disfrute, quizás uno moderado y distinto, porque el pueblo está muy sensibilizado con el momento, así como abundantes ofertas gastronómicas y de servicio; la familia será el lugar recurrente para celebrar la llegada del nuevo año, porque compromiso y trabajo serán el homenaje mejor.
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