Aparecen cocodrilos y clarias en alcantarillas
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La principal causa de presencia de animales peligrosos en la ciudad puede ser la unión de la red pluvial con la albañal en varias zonas de Cienfuegos
La “zanja” siempre estuvo ahí, al menos en la memoria de los vecinos. Todos la recuerdan como el nido del cual sacaban las calandracas para alimentar a sus peces. Nada distinto podría nacer o vivir allí. Eso suponían quienes habitan en la calle 22 entre 97 y 99, en Tulipán, hasta que avistaron cocodrilos tomando el sol del mediodía.
Destapar un registro y tirarnos dentro es descubrir una ciudad distinta, poblada por nuestros propios desperdicios, por los animales que no serían jamás nuestras mascotas y menos alimento. Eso suponían quienes habitan en la calle de Dorticós, esquina a Cuartel, hasta que alguien llenó dos sacos con clarias de esos drenajes.
Cada una de estas historias confirman que la existencia de “monstruos” no solo forma parte del imaginario popular y las leyendas infantiles. La sospecha de que viven bajo nuestros pies se trasmuta en realidad y supera cualquier vestigio fantástico, pues evidentemente sí caminan y se arrastran por las alcantarillas de Cienfuegos.
“El niño había acabado de meter el pie en el charco, y los vio. Una mujer embarazada y su esposo fueron los que se acercaron y dieron la alarma. Eran dos cocodrilos; uno se escapó”, aseguró la esposa de “El Nene”.
Resultan poco creíbles tales declaraciones sin ver antes el video o escuchar al propio Nene, quien fue más fuerte que el reptil y logró sacarlo de su escóndite, para luego venderlo por la suma de 700 pesos cubanos a un “hombre que pasó en una moto. Yo le di ‘agua’. El barrio completo ayudó a aguantarlo y luego amarrarlo”, agregó.
Esta frase, la algarabía en las grabaciones y la negativa de los pobladores a ofrecer información a instituciones estatales, como el Citma, denotan la ausencia de percepción de riesgo. ¿Cómo llegó el cocodrilo? ¿Cuánto tiempo estuvo en las alcantarillas? ¿Dónde se encuentra ahora mismo? ¿Cuántos más pudieran haber?
Interrogantes sin respuesta en Flora y Fauna, Citma y otras entidades relacionadas con la protección y conservación del medio ambiente.
Esta no es la primera ocasión que se reportan avistamientos de estos reptiles en la ciudad, pues ya ocurrieron en Paraíso, Caunao y Reina. Ello habla de los riesgos de convivencia a los cuales estamos expuestos hoy.
Las teorías sobre su procedencia van desde la posible migración desde otras zonas de Cuba hasta el tráfico ilegal de especies protegidas para su venta internacional, cultos religiosos, paladares y como mascotas. Cienfuegos no cuenta con un centro de rescate para atender a estas especies silvestres extraviadas o decomisadas a la población, y en tales casos recurren a otros sitios con mayores condiciones, entre los que figura Boca Ambuila.
El Decreto Ley 164, entendido como Reglamento de pesca, de 1996 establece en su capítulo VII, artículo 51, que constituyen violaciones de pesca la captura, desembarque, transporte, procesamiento, comercialización o consumo de las especies amenazadas o en peligro de extinción como el manatí, el delfín, el cocodrilo, el caimán; y serán multados desde 500 hasta 5000 pesos.
Varias instituciones en Cuba velan por la protección de estos animales, sin embargo, el “caso de Tulipán” evidencia el descontrol existente y fisuras en sus mecanismos de regulación. ¿Qué sucederá, ahora, con el otro cocodrilo visto en la misma alcantarilla?
“Nosotros no somos un medio de enfrentamiento ni tenemos brigadas ni autorización para romper las calles. Sí les dimos nuestro número de teléfono (43556496) para que avisen cuando vean algún otro”, refirió Yanira de la Caridad Soto Herrera, delegada del Citma en el territorio.
Esta no es la única trama que se urde bajo el pavimento cienfueguero.
PESCA SIN CORDEL
Los que techaron la zanja de Dorticós en la década de los 50 no sospecharon las futuras caminatas nocturnas de “pescadores” de clarias. Ellos deambulan por el amplio pasadizo hasta llegar al Prado, incluso. Recorren pocos metros y echan algo de comida para atraerlas. Luego de la pesca salen a vender la mercancía alimentada con la suciedad de las aguas albañales.
“Su construcción fue concebida para la recogida de aguas pluviales, pero la gente rompe y conecta las tuberías de los desechos caseros. Son alrededor de doce cuadras de zanja, la cual desemboca a la bahía. Quizás por ahí pudieron entrar esos peces”, aseguró José Vega Robaina, técnico de obras de ingeniería de la Oficina del Conservador.
Tales sucesos pasan desde hace meses; a veces los adolescentes son los cazadores y no siempre ocurre de noche. ¿Dónde están los padres? ¿Qué papel desempeñan las autoridades? ¿Qué riesgo corren quienes consuman esta carne?
“Las clarias se han convertido en una especie plaga porque no tienen un regulador externo, natural, que las deprima. Su gran adaptabilidad constituye un riesgo potencial. Al introducirlas en el país no se tomaron las normas de bioseguridad correspondientes y ahora están en todas partes”, informó Iván Figueroa Reyes, jefe de la Unidad de Supervisión del Citma.
Abrir los registros no solo devela los secretos de la ciudad, sino también destapa la indisciplina de sus habitantes, la cual puede comprometer la salud a partir del contagio de enfermedades.
Sería beneficioso, en la actualidad, un estudio científico sobre el impacto de esta especie invasora, traída a Cuba por encargo estatal, en la cadena alimenticia y en las relaciones ecológicas del medio ambiente en Cienfuegos. Porque los límites de su expansión lucen borrosos.
Ambas historias se enlazan en los desagües de la urbe, en las zonas más oscuras. No pudimos determinar la especie de cocodrilo encontrado ni por dónde entraron las clarias a las alcantarillas, pero los hechos muestran nuestra vulnerabilidad. Ambos relatos recogen peligros no tan comunes, no tan citadinos.
Historias subterráneas nos pueblan y no salieron de los libros.
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Este problema no es solo de la ciudad de Cienfuegos, la vecina Villa Clara (Santa Clara) también sufre los mismos problemas ecológicos. Cabría preguntarse, cuántas provincias del país presentan semejante dificultad?
Creo, no, creo no, estoy seguro que las autoridades del Citma y los encargados de la regulación y estudio de especies invasoras en nuestro país, están realizando un pobre desempeño en este sentido: el caso de Cienfuegos habla por sí solo.
Yo soy un fiel amante de la naturaleza, y lejos de censurar a las especies invasoras, hay que alabarlas muchas veces, pues gracias a ellas, se han obtenido excelentes resultados tanto en la economía como en otras áreas de control de la biodiversidad. Quiénes son los censurables: las personas, quién si no, encargadas del estudio y manejo de dichas especies.
El clarias gariepinus es un caso extremadamente peculiar por su voraz apetito; es muy cierto que su descontrol ha llevado a la desaparición de otras especies, incluidos los anfibios (como el caso de la Rana Toro, antaño abundante) sin embargo, el asunto económico con la claria es evidente.
Las personas, la población, con esa mala y pésima actitud (dado por la pésima educación ambiental además) llevan a actuar como hizo el individuo que vendió al cocodrilo en medio de la muchedumbre.
Es realmente bochornoso y hasta intolerable, el poquísimo impacto que tiene Flora y Fauna con eso de “solo dar el número de teléfono” a las personas por si avistan otro cocodrilo. Es lo más absurdo que escuché para dar soloución a un problema por una institución que debe tener un alcance mayor en nuestro país.
Parece hasta mentira que Multivisión nos colme de documentales donde se aprecia el control de especies invasoras en los Estados Unidos, Australia o Canadá, en cuanto a los proyectos, medidas y seguridad, en áreas residenciales como Miami, Orlando, Adelaida y aquí, en nuestra “bella” Cienfuegos, seamos tan miserables como para no tomar medidas profundas y de impacto ante un hecho como este, que a muchos puede parecer “gracioso”, pero que para algunos, no lo es.
El dia 17 de octubre comenté que para mi criterio era mucho más preocupante la presencia de cocodrilos dentro de la ciudad, que la existencia de clarias en las alcantarillas; ahora estoy doblemente preocupado al conocer que no solo hay cocodrilos en la ciudad de Cienfuegos, tambien han sido capturados en la ciudad de Sancti Spiritus y se han divisado en los ríos que bañan la provincia, y por coincidencia los primeros en topar con estos reptiles son niños.
Muy buen artículo de la joven periodista; qué pena que nuestra bella ciudad se encuentre en ese estado tan deplorable, cuyas causas y orígenes darían para escribir un libro. Las clarias y otras especies traídas al endeble sistema natural de una isla es un gravísimo error cometido por personajes y autoridades estatales; algún día los científicos publicarán el daño que han hecho y hacen al ecosistema de nuestra bella isla todos esos bicharracos y plantas y aves traídas de China o del Oriente Medio a un hábitat donde no tienen enemigos naturales, qué horror.
Ahora esperamos que la dirigente que tuvo un percance con un albañil o plomero por estar perforando en una tuberia, pueda leer este caso y resolver esto. Ocurrió hace un tiempo, pero salió por distintos medios, incluso que el operario la agredió y fue detenido, como es lógico tiene que ser.
Todo el escrito está muy bueno y la preocupación de muchos comentarios sobre la presencia indeseada de estos animales en las alcantarillas, pero… ¿qué respuesta va a dar el CITMA? Creo que la solución de un teléfono es una salida emergente, pero si llegara a pasar alguna inundación como la de 1988, donde las aguas llegaron a cubrir las calles de Dorticós e Industria, y salieran cocodrilos, realmente sería desastroso. Creo debe de ser urgente tomar medidas. Por ahí no deben pasar esos animales. Es verdad que nunca se ve una limpieza de alcantarilla a menos que haya una tupición, pero por rutina no se ve. Ya con estos comentarios no se va a poder bañar en la bahía, pues no se sabe por dónde entraron. Igualmente que introdujeron en el país las clarias indiscriminadamente sin importar la desaparición de otras especies, pues no es secreto que donde caiga una claria, desaparece otra especie. Se deben tomar medidas urgentes por los organismos encargados para erradicar esa plaga, además no es secreto que existen elementos inescrupulosos que la pescan en las alcantarillas y después la venden en otros barrios; y como cuando la venden en las pescaderias no alcanza para todos, siempre hay quien las compra expandiendo epidemias y enfermedades. Lo que pido es un llamado a las personas responsables del medio ambiente en la ciudad, para que igual que hacen campañas contra el mosquito, hagan una campaña para erradicar de las alcantarillas estos visitantes no deseados para la ciudad y el pueblo.
Ojalá Cienfuegos no se convierta en tema para la realización de una terrorífica película de devoradores de hombres que habitan en su sistema de desagües.
Las clarias son riquisimas, siempre que usted las adquiera en la red Mercapez.
Otro frente de batalla para las autoridaes gubernamentales del municipio, solo esperamos su rápido accionar.
Es notable que muchos piensan las fórmulas de comer esa carne, pero no piensan cuánta infección está incubada en esa carne, y cuánta contaminación pueden llevar al pueblo con la venta de esa carne. Hay dos situaciones preocupantes, las clarias y los cocodrilos: si se eliminan las clarias de ese lugar, se pueden elimiminar los cocodrilos, porque esa es la fuente de alimentación de esos animales, y lo otro es que se pongan las pilas todos los organismos que tienen que ver con esta situación. Que limpien todas esos desagües y que eliminen todos estos animales peligrosos, que más vale terminar con estos animales que no ellos terminen con un ser humano, o peor, con un nino.
Bueno, por lo que he podido leer de los comentarios de los foristas, todos están preocupados por la existencia de abundantes clarias en el alcantarillado de la ciudad, pero hay un elemento más preocupante que la claria en el lugar y es la existencia de cocodrilos y que por la nota ya no es solo el que logró escapar, pues se han divisado otros ejemplares, que de encontrar lugares propicios para su reproduccion, pueden crear serios problemas para la seguridad del ciudadano.
Estimado Juan, veo que ud. tiene conocimientos de dicha zanja, obra de gran envergadura cuando se realizó, lo que no recuerdo si esta tiene registro para efectuar su limpieza. De todos modos, en ella se han hecho modificaciones por distintas construcciones, al que debe haber disminuido su capacidad para el agua de lluvia que creo que ella recibia de la zona de La Juanita. No recuerdo exactamente dónde ella desalojaba las aguas, pero me parece que deberia ser por donde se encontraban unos filtros de agua de mar de la antigua planta eléctrica de Prado y Dorticós.
Bueno, esto da a entender que la famosa zanja de la antigua calle de Dorticós no se ha limpiado más nunca. Ahora, pensemos si un ciclón con abundantes lluvias pasa sobre Cienfuegos, qué podría pasar en dicha zanja. No recuerdo bien si alguna vez se le ha hecho limpieza y si tiene las condiciones para realizarla o hay que hacer una serie de operaciones para hacer esto, pues hubo ciertas operaciones cuando se quitaron los tanques de petróleo de la antigua planta eléctrica de Prado y Dorticós, donde esta el centro que la poblacion le llamó El Cajón, así que razón tiene nuestro amigo FABIO.
No sé si el amigo Juan Pérez lo recordará, pero cuando haga la referencia, seguro que sí. El 1ro. de junio de 1988 ocurrieron en Cienfuegos las inundaciones más grandes (y devastadoras) que recuerde la ciudad. La pista Rosendo Brunet, sita en el área de una hipotética cuadrícula que delimitarían La Mar (46) por el Sur, Esperanza (55) por el Este, Industria (51) por el Oeste y Dorticós (48) por el Norte (estas dos últimas las que bordean físicamente la instalación), para aquella fecha y hoy aún con un cercado perimetral combinado de mampostería y malla peerle, se convirtió con el diluvio de entonces en una suerte de embalse, habida cuenta la tupición rápida de los pequeños orificios dispuestos para un desagüe normal que permita escurrir un aguacero. El asunto es que con las continuas lluvias, que promediaron entre 500 y 800 milímetros en pocas horas sobre la ciudad, convirtieron a la pista de atletismo en un ‘Hanabanilla’ en miniatura. Llegó un momento en que el volumen ’embalsado’ pudo más que el muro de contención y sobrevino la avalancha de agua, que provocó destrozos en no pocas viviendas por Dorticós, en especial en las del tramo de 100 metros ubicado entre 51 y 53, (Concordia) frente al cual ‘se fue’ la ‘represa’. ¿Por qué tan larga la historia? Pues amigo, porque todo ese alud de aguas, lodo y materiales de la más diversa índole bajó por Dorticós, justo por encima de la zanja, incapaz de recoger a través de su red de registros del alcantarillado pluvial el gigantesco volumen. Hay fotos que testimonian cómo en la intersección de Dorticós y Cristina (39), apenas a una cuadra del Paseo del Prado, los equipos de salvamento debieron tender una soga para cruzar a las personas, que, sin ese asidero corrían el riesgo de ser arrastrados por la corriente. Ello me lleva a hacer la presunción de que es como ud. dice: la zanja necesitada de una limpieza no pudo entonces (y en dos años más ya harán tres décadas del desastre) evacuar aquel alud, aunque reitero, era tal que hubiese sido imposible encauzarlo todo a través de las pequeñas rejillas del alcantarillado. Par de asuntos que deben poner a pensar a las autoridades en soluciones: una, la de mayor prioridad, una limpieza a conciencia de la mencionada zanja soterrada bajo la calle de Dorticós; la otra, una solución que permita evacuar hacia ese ducto altos volúmenes de lluvia en previsión de situaciones de intensas precipitaciones.
Teniendo en cuenta lo leido en la prensa, esta situacion no debe ser solo que llames o lo escriba a algun organismo, sino ver lo que pueden producir estos bichos, pues no tengo conocimientos de cuáles sabores puedan tener, y más, debemos estar preparados para algún tipo de infección que estos pueden producir si se comen o si no estan sanos, porque pueden aparecer en platos de cualquier casa, comedor o ligados con mariscos en paladares etc. y es mucho mejor evitar que tener que lamentar.
Amigo Juan, vuelvo con ud. Ya se lo comentaba a Fabio en la primera de las notas y me ahorro esa parte. La aversión por la claria viene por su repulsivo aspecto, pero su carne es agradable y nutritiva, se reproduzca donde se reproduzca. Es cierto que en embalses cerrados de agua dulce adquiere un gusto a tierra difícil de rebajar, pero las que por su poder de adaptabilidad han comenzado a reproducirse en otras corrientes, incluida esta de una red pluvial contaminada con albañales y hasta en los sitios más cercanos a la desembocadura de la zanja por Gacel (35) y La Mar (46), infiero que hasta en agua salobre por el vaivén de las mareas, la carne se despoja de ese gusto desagradable y sus filetes son jugosos. Hubo muchos comentarios ya en otra prensa sobre este asunto. Pero en tal caso le pregunto: ¿dejaremos de comer cerdo o gallina por los hábitos omnívoros de estas dos especies? En lo que la rumba viene y va, le recomiendo, si es que vive por estos lares, que se embulle y prepare unos buenos filetes de la fea y repulsiva claria. No se va a arrepentir. Se lo aseguro. Y a modo de aclaración, nada que ver mi apellido con aquello de que este comentador come hasta piedras. Saludos.
Gran irresponsabilidad de los organismos que introdujeron esas especies sin antes valorar medidas ecológicas para su no propagación y afectaran otras especies.
Pero el asunto es ahora… ¿Cómo salir de las incontrolables clarias?
Pescarlas amigo mío. ¿O acaso ud. no ha deleitado nunca su paladar con un sabroso filete de claria? Que son feas, es cierto, pero puesta su carne en adobo de limón o naranja agria, ajo y sal por varias horas, pierden hasta el sabor a tierra que desagrada a algunos. Y aclaro que no todas tienen ese gusto, exclusivo de aquellas que se desarrollan en embalses cerrados. En lo personal las prefiero a los grasos y pestilentes filetes de tenca y amura. El único inconveniente que yo le veo a su proliferación es que ante lo visto ya han alcanzado una progresión alarmante, al parecer fuera de control. La a todas luces irresponsable introducción con fines comerciales como parte del programa acuícola, al final tenía un trasfondo noble: asegurar alimentación. Pero quien lo hizo evidentemente no acudió al necesario cálculo de costo-beneficio. Hoy es una realidad: las clarias, de la familia Clariidae (orden Siluriformes), parientes por demás del pez gato, están provocando daños en la cadena ecológica, que si demoramos en atender se pueden tornar irreversibles. Por tanto, lo más recomendable es emprender su pesca intensiva, estén donde estén. ¡Y a comer claria se ha dicho!