Finales y cuerpos abiertos (Diez cuentos de Rafael Grillo)
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Los finales abiertos dan una sensación de libertad cómplice. El autor de la historia no quiere un desenlace que resuelva el conflicto —a menos no de forma tradicional—; mientras que el lector o espectador, al terminar de leer, siente su imaginación a galope sobre la sabana; o en lancha a mar abierto, a donde le conduzcan sus propios sueños o prejuicios.
Por ello, si te complace la sensación de elegir cómo cerrar una narración, te recomiendo Nueve cuentos negros (y uno quemado), de Rafael Grillo, de cercana publicación por Ediciones Mecenas, este 2024.
Grillo usa oro refinado en su material narrativo. Lo mismo te habla de una actriz cubana que conquistó Hollywood, pero termina mal; que de un abogado de divorcios que juega bolita y tiene debilidad por las mujeres; o de un niño mulato que cree ser hijo de Jesucristo.
No estoy adelantando nada. Si eres de los lectores exigentes, vas a degustar el verdadero tuétano de estos cuentos: la violencia sorda, subcutánea, que los anima, lo que se dice entre líneas; esa cosa oscura que te inyectan en las venas los escritores policíacos que conocen al dedillo la psicología criminal, las motivaciones de los transgresores, “la mente del criminal viene a ser más atractiva para el lector contemporáneo”, afirma el protagonista de ‘Letra con sangre’. p.54
Pero Grillo le añade otra particularidad: el hielo. Trago de alcohol y sangre con hielo. Bloody Mary mental. Porque la violencia te va entrando suavecito, sin aspavientos ni efectismos, como la enajenación cotidiana, en pequeñas dosis de veneno que parecen inocuas.
Aunque eso ocurre en todo el libro, adquiere mayor dramatismo en la parte intermedia (titulada ‘Trilogía pura sangre’), ya que involucra a padres, hermanos y cónyuges en escenas de celos, venganzas y homicidios. Los secretos y mentiras familiares sostenidos durante años, las dificultades domésticas, económicas y de convivencia, en contraste con la realización personal y los sueños truncos, son tajos dramáticos que hacen borbotear muchas sangres y pedazos de almas.
Además, si aprecias el lenguaje como herramienta artística, hay en Nueve cuentos… un estilo fluido y limpio, con oportunas incrustaciones del habla popular: “deje la confiancita”, “no se me relaje”, “aflojar la pita”, “bajar ron”, y otras. Expresiones que, siendo costumbristas y muy escuchadas, no hacen concesiones a la grosería tan en boga en las “narraciones” facilistas del momento.
Debo añadir, a riesgo de parecer demasiado entusiasta, que si disfrutas el humor y la comedia criminal, no debes perderte ‘¿Quién mató a Leopoldo Ayala?’. La caricaturización de los policías y el escritor gay (esos viejos filones no agotados), sirven de sostén para resaltar la contaminación acústica actual y las añejas reservas relativas al pasado anticultural de los setenta.
Al final, si no le temes a lo peor, ni a las expectativas más aterradoras, debes zambullirte en la tercera parte: ‘Tríptico de la muerte breve’. Personajes que pierden una o varias vidas. Breve y rápido, con la punta de la pluma de Rafael Grillo.
Ah, y el último cuento, el “quemado”, se lo dejamos a la Inquisición de los lectores.
El libro está disponible tanto en cup como euros en:
https://ruthtienda.com/inicio/1748-nueve-cuentos-negros.html
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Gracias x esta buena reseña q me acerca a la obra de un gran amigo de años y x demás, vecino de barrio. Ahora estoy en España pero aspiro (auguro) q el Grillo Rafa me envíe copia digital versión PDF para degustarlo x aquí y quién quita yo esgrima nuevos o semejantes comentarios al tuyo. Lo cierto es q sin hacer spoiler me has motivado a leer los diez negros y el achicharrado jjj. Saludos con afecto: Enmanuel Castells Carrión