Escuela de Idiomas de Cienfuegos: herramientas efectivas en función de un profesional integral

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Rocío, Adys, Brenda y Práxides poseen disímiles carreras relacionadas a la docencia, la ingeniería civil o el ámbito de la salud, pero esa brecha profesional o generacional desaparece cada tarde —de seis a ocho de la noche— en un espacio común compartido durante poco más de dos años.

Parte de un extenso grupo de estudiantes, las jóvenes coincidían cada semana motivadas por el interés de profundizar en el francés. La Escuela de Idiomas William Shakespeare de Cienfuegos constituyó, a partir de ese momento, en el centro docente donde compartirían experiencias de vida en un déjà vu a sus recuerdos primeros del aula: el maestro, las audiciones inentendibles y los exámenes orales.

Regresar a la clase supuso una responsabilidad adicional a la que ya tenían en casa o por sus respectivas profesiones. Finalmente este mes de julio completaron el 2do nivel y según sus propias palabras no descansarán hasta lograr el ansiado título, porque “aquí hemos adquirido herramientas valiosas para comunicarnos en el popularmente conocido como el idioma del amor”, refiere entre risas Rocío, la más joven de las cuatro estudiantes.

Limpieza general, cambio de imagen, revisión de libros y materiales docentes, entre otras actividades, constituyen los compromisos más apremiantes para este colectivo laboral, donde se trabaja en función de crear las mejores condiciones y recibir con energías renovadas a los nuevos educandos y continuantes, a finales del mes de agosto.

“Los últimos días del séptimo mes del año, además de dedicarlos a los exámenes finales y extraordinarios, también están destinados para organizar el próximo período lectivo. Aquí confluyen profesionales de diversos organismos como el Inder, Salud Pública, la Aduana, la Administración Pública…, con los cuales el Ministerio de Educación tiene convenios de trabajo, aunque no son los únicos, porque muchas personas llegan por interés personal o porque alguien les habló de la escuela, comenta Yairis Mejías Bayán, la joven directora de la institución.

“Recibimos trabajadores o estudiantes mayores de 17 años interesados en expandir sus conocimientos sobre idiomas. Los objetivos del centro tienen que ver con el desarrollo de las habilidades de la lengua: comunicación oral, escrita, comprensión auditiva y lectora, que les proporcionen al individuo la capacidad de transitar por todos los niveles y obtener herramientas eficaces para lograr la comunicación  en todas las situaciones posibles”, refiere más adelante.

Escuela propia y aulas especializadas: sueño común de docentes y estudiantes

Con un equipo de trabajo altamente cualificado de extenso recorrido en la docencia que permite un trabajo metodológico de calidad, “la ‘William Shakespeare’ ofrece matrículas para quienes deseen encaminarse en el conocimiento del portugués, francés, inglés o ruso”, continúa la directora.

“El pasado semestre logramos incluir a 223 estudiantes en la matrícula, de los cuales 115 llegaron a completar el periodo lectivo. La enseñanza para adultos supone una responsabilidad adicional para quien la recibe, de ahí que existan diferencias entre el número que llega y los que culminan, aun cuando nos preparamos y trabajamos en función de la formación integral del egresado”.

Es real cómo podría afectar el horario –la escuela comienza después de las cuatro de la tarde hasta las ocho de la noche-, el éxodo migratorio, o los problemas de enfermedad que se puedan presentar durante la estancia aquí.

“Tenemos un horario y reglamento similares al de cualquier centro docente, refiere María de los Ángeles Martínez Flores, coordinadora general encargada del trabajo metodológico. “Exigimos porque exista disciplina, a la par que trabajamos en la calidad de la clase y las evaluaciones”, confirma como justo reconocimiento a los docentes que aquí se desempeñan, en “aras de conseguir un profesional lo más preparado posible”, concluyó.

Esta periodista ratifica lo anterior con su tránsito por el centro, aun cuando muchas personas seleccionan otras maneras de aprendizaje, quizás por el desconocimiento de la existencia del plantel. Vale destacar sus varias décadas de creada.

Hoy, cuando los nuevos tiempos nos conminan a no abandonar la superación profesional, la Escuela de Idiomas es el sitio ideal donde confluir en la búsqueda de desarrollo cultural, a través del conocimiento de una lengua. Por supuesto que tal progreso sería mucho más efectivo si contaran con un centro propio, y así darle riendas sueltas a la creatividad en las aulas especializadas o laboratorios que coadyuvarían en la atracción de estudiantes y la tan anhelada consecución de un sueño común.

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