El Papa y las suegras

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 13 segundos

El Papa Francisco, quien, nunca mejor dicho, habla de lo divino y lo humano, quizá porque la humanidad es la mayor prueba de la divinidad, se refirió este miércoles a la relación bidireccional entre yernos/nueras y suegras, en una nueva catequesis dedicada a los ancianos, durante la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro.

Como siempre, en la prédica del Sumo Pontífice, sus palabras perseguían la búsqueda de entendimiento. Ahora lo procuraba entre dos figuras familiares en ocasiones encontradas, aunque realmente complementarias. Quizá ese eventual desacople proceda del hecho de que aman con devoción al mismo ser humano, si bien ningún afecto suplanta al otro. Van en carriles similares, pero por líneas distintas.

Al analizar la figura bíblica de Rut, quien se negó a abandonar a su suegra Noemí tras la muerte de su esposo, Bergoglio exhortó a mirar más allá de los lugares comunes sobre vínculos de parentela creados por el matrimonio, en relación con la suegra, y pidió superar los prejuicios más comunes.

“Hoy día la suegra es un personaje mítico, no digo que pensemos que son el diablo, pero siempre se dice que son malas. Pero son la madre de tu marido, de tu mujer”, dijo el jefe supremo de la Iglesia Católica.

En su habitual tono conciliatorio, el Santo Padre recordó que “son también madres, son ya mayores y una de las cosas más bonitas para las abuelas es ver a sus nietos. Es cierto que a veces son un poco especiales, pero han dado todo. Al menos hazlas felices, dejen que pasen su vejez en felicidad”.

En bellas imágenes, el primado de la Iglesia consideró que “la juventud se revela capaz de dar de nuevo entusiasmo a la edad madura” y que “la vejez se descubre capaz de reabrir el futuro para la juventud herida”, razón por la cual subrayó la importancia de “una alianza de generaciones”.

No dejó el Soberano de hablarles, también, a ellas: “A ustedes, suegras, les digo: tengan cuidado con sus lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua”.

Como suele suceder en estos tiempos, cuando a demasiadas personas les pareciera que si no opinan de algo son tontas (justo cuanto lo manifiestan al opinar de todo, la mayor parte de las veces sin saber de cuanto hablan), los dichos del Obispo de Roma provocaron reacciones y las calificaciones —machista u otras— no faltaron. Sin razón, porque la palabra de Francisco es luz y verdad.

Concordia, paz, entendimiento. Tres puntas de un triángulo esencial por el que aboga el Papa, expresado ahora en el seno de la institución familiar, específicamente en el ecuador de las relaciones entre las parejas y seres queridos fundamentales que de una u otra forma gravitan sobre ese vínculo, como son las suegras.

Quizá las palabras de Francisco podrían sentirse lejanas a oídos de un noruego o de un islandés, pero en el contexto latinoamericano, con dinámicas familiares distintas, la suegra continúa siendo una figura esencial. En Cuba más, incluso, por cómo contribuyen, en todo sentido, a la preservación y cuidado de esa otra familia formada por sus descendientes.

Divorciarse de ellas, si vas a seguir con su hija o hijo, no tiene sentido. Ellas siempre tendrán su razón y tú las tuyas; mas cuanto resulta primordial es encontrar el punto de unidad sobre una causa común, que anule o, cuando menos, reduzca los motivos de fricción.

A la larga ella te quiere, e igual tú, aunque acaso ninguno lo sepa todavía. Salvo que sea ese redomado demonio que hace infeliz por convicción la vida de sus hijos y nueras/yernos, también las hay, a tu suegra le interesa tanto como a ti tu estabilidad matrimonial, laboral, económica.

Aprovecho los pronunciamientos de Francisco para patentizarle mi cariño a la mía —y a su hermana gemela, quien es mi segunda suegra—; así como el agradecimiento por todo cuanto ha hecho y hace por respaldar a la familia que fundé, gracias a la hija divina por ella engendrada.

Visitas: 12