Diálogo con patriarcas de la historia

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Son innumerables los pasajes de una conflagración, máxime si es la “guerra necesaria” que ha atravesado Cuba por más de un siglo, a fin de mantener la soberanía patria. Cienfuegos fue escenario de un acontecimiento rebelde estudiantil que propició la primera presencia de Fidel Castro Ruz aquí, el 12 de noviembre de 1950.

Los colegas octogenarios Andrés García Suárez y Manuel Varela Pérez son hoy testimoniantes de aquella visita a la huelga estudiantil. Ambos veteranos refrendan la altivez de su generación y trasmiten a la nueva hornada sus experiencias, como participantes en la sublevación.

La memoria vuela hacia la cruzada de los colegiales secundarios hace 65 años, reclamantes de derechos cercenados por el entonces corrupto ministro de Educación Aureliano Sánchez Arango, del gobierno de Carlos Prío Socarás; la protesta comenzó en Cienfuegos y tuvo alcance nacional. Pararon 21 Preuniversitarios del país, junto a Escuelas de Comercio, Normales para Maestros y de Artes y Oficios.

Andrés y Manuel fueron seguidores, cuentan la convocatoria a mítin público en Prado y La Mar para el 12 de noviembre a las nueve de la noche, la misma tuvo respaldo obrero y aprobación primaria de la Alcaldía. Fue la solidaridad de la Federación Estudiantil Universitaria, legendaria organización de Julio Antonio Mella, la que nos trajo al joven dirigente Fidel.

Llegó a las dos de la tarde de aquel día, en ómnibus Menéndez, en grupo de seis compañeros, ya para ese momento la actividad, había sido prohibida por la policía local.

Sin resultados en la persuasión con sus directivos, Fidel planificó la toma del Ayuntamiento, en el Parque Martí, movilizó a los cienfuegueros para acto público y fue detenido junto al lugareño Enrique Benavides, posteriormente los deportaron a Santa Clara, a disposición de la Sala de Urgencias de la Audiencia de Las Villas.

La intervención de abogados del Partido Ortodoxo y Socialista Popular posibilitó el abeas corpus y la absolución.

Entretanto la acción cienfueguera se llevó a cabo en la céntrica plaza, lo que hizo merecedor a nuestro pueblo de una carta de agradecimiento de Fidel, publicada en diarios locales y algunos habaneros, un agradecimiento a las muestras de apoyo a la insurrección y denuncia a la agresión y arresto.

La exposición de tales hechos por parte de dos patriarcas del periodismo local prestigia nuestras filas, muestra la hilaridad de nuestras luchas, el mejor legado a los pinos nuevos,  esos que al decir de Andrés:”…por las circunstancias que les toca vivir, …por virtudes que continúan desprendidas de arterias matrices y alcanzan múltiple y decisiva capilaridad, son mejores, puentes entre los extremos de la existencia humana”

Entre los saldos del encuentro con la UNHIC, sobresalió la participación del Comandante en Jefe en los procesos sociales desde sus años juveniles.

Ahora cumple noventa años y maldicientes soliviantan la desidia en ritos de ignominia, esas conjuras solo revelan la impotencia de quienes no alcanzan a entender grandezas, pues encandilados por el fulgor de la opulencia, no logran descubrir el esplendor de la rosa.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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