Cuba: la historia como entrega de vida de Eduardo Torres Cuevas

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Realizar un acercamiento a la vida y obra de Eduardo Torres Cuevas resulta harto difícil si se tiene en cuenta que nos encontramos ante una personalidad que ha puesto las esencias de su alma en una infatigable lucha por la conquista de una causa común: la salvaguarda de la historia y la identidad cubanas. Es por ello que Cuba ha constituido la entrega de vida de Eduardo Torres Cuevas, profesor, investigador, y uno de los  intelectuales más completos del siglo XX y parte del XXI.

Los intríngulis asociados al origen del pensamiento cubano, de la cubanidad, así como el análisis de figuras como la del Obispo Espada, el gran formador, Varela y Maceo, no solo explican un mismo hilo conductor en su obra como forja de ese sueño y amor por Cuba, sino que revelan desde concepciones inesperadas que Espada y Varela fungieron también como hombres de acción y Maceo, como hombre de pensamiento.

El tema de la Iglesia católica como esa institución que llegó junto con Cristóbal Colón, y se convirtió durante cuatro siglos en la Iglesia oficial del país, fue otro de sus desvelos, rasgos que tipifican a este historiador cubano que concibe las etapas y periodos históricos como totalidad en su proceso de ebullición, donde se entrelaza la música, la poesía, la pintura, la corriente literaria o artística con el acontecimiento en sí mismo; es la manera que tiene Torres Cuevas de sentir la nación, de sentir su historia. Ello se comprueba en toda su obra y en el ciclo de programas que realizó para la televisión cubana Cuba: el sueño de lo posible. En cada conferencia grabada, no solo se aprende un poco más sobre la historia de Cuba, sino sobre la cultura que dio vida a la misma.

Si nos detenemos en los referentes teóricos-metodológicos de la historia como ciencia, es capaz de disertar desde Marc Bloch hasta los que visten de largo a la historiografía cubana, cada uno con sus enseñanzas y aportes. Las alertas siempre presentes sobre el deber de los historiadores jóvenes con respecto a salvar una historia que se puede perder u olvidar, constituye una atinada reflexión en cada ocasión de su diálogo. De ahí su compilación La historia y el oficio de historiador, en la cual, el repensar la historia desde sus ángulos y contribuciones en los estudios historiográficos actuales, se convierte en tema de debate: “Nadie podrá entender mejor a Cuba, comprenderla y explicarla que los propios cubanos. Para eso hace falta la capacidad para hacerlo, pero también el conocimiento profundo de lo que es este pueblo como tal. Hay muchas cosas que se pueden perder. Yo no creo que las historias se salvan eternamente. Depende: la historia es un organismo vivo, y como organismo vivo cambia, permuta, se atrofian cosas. Y por tanto, nuestro deber más importante, lo que yo le pediría a los jóvenes historiadores, como una súplica más que como un consejo, es que no dejen perder lo que les pertenece a ellos. (…) Cada generación tiene un nuevo reto, tiene necesidad de nuevas definiciones, va a encontrar nuevos espacios, va a tener que redefinir. Pero el secreto está en no olvidar quiénes somos, qué somos y hacia dónde vamos”. [1]

Esa, constituye la gran motivación de esta autora por develar en toda su magnitud la comprensión del amor y la defensa por una Cuba cubana, a partir de la obra de este historiador profundo, orgánico, de raíz cultural, maestro de maestros. En este año 2022 Torres Cuevas arribará a sus ochenta cumpleaños, de ellos cuarenta y siete [2] los ha dedicado íntegramente a imprimir en las ciencias sociales cubanas, el espíritu de una nación que ha pujado una singular historia: la de Cuba; ese, el más grande de sus amores, el de sus constantes búsquedas, contradicciones, el de su punto de vista sartreano, por considerarse “un hombre en situación”;  una situación única e irrepetible: la de la Revolución Cubana.[3]

Eduardo Moisés Torres Cuevas nació el 4 de septiembre de 1942 en la ciudad de La Habana, aunque gran parte de su familia radicaba en Cienfuegos.Allí su tío Eduardo Torres Morales, pedagogo y periodista, se destacaba desde las primeras décadas del siglo XX por sus profundas valoraciones sobre la cultura y la educación de la perla sureña, que se plasmaban en sus columnas habitualesDel ambiente escolar y Comentarios del periódico La Correspondencia. Su madre, —alumna de piano de la Academia Jiménez incorporada al Conservatorio Orbón de La Habana— gustaba de la buena música, y forjó en él una sensibilidad cubana incuestionable, obligándolo a comparecer años más tarde con los creadores de la época. Su padre, de profesión piloto, —a quien perdió en su niñez— le inculcó la audacia y a no dejarse vencer ante las adversidades. Es en ese ambiente de lecturas, música, creación y osadías, que se forja un espíritu inquietante de saberes que marcarán la personalidad de Torres Cuevas.

La historia se convirtió para este investigador en poder entender los procesos sociales y explicarlos desde las relaciones, los vínculos. Y eso solo se puede lograr mediante la profundización de métodos, de conceptos y de teorías. A lo largo de su carrera profesional acumula obras significativas y necesarias para la comprensión y desarrollo de la conciencia y la cultura cubanas, para un total de 211,entre libros publicados como autor, colaborador, artículos, coordinador de selecciones, introducciones y notas a su cargo. Desde el año 2019 es miembro del Consejo de Estado de la República de Cuba y es nombrado miembro de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba.

Es la historia donde se refugia Torres Cuevas para la entrega de toda su vida  “(…) he amado la cultura y las ciencias, así de simple, pero ese amor desata la pasión que lleva a la entrega sin límites, sin horas; mis momentos de exaltación siempre se relacionan con ese instante en que cesa la angustia sartreana, porque se ha llegado a cumplir la obra creadora de ese momento”.[4]


[1]Julio César Guanche y Ailyn Torres Santana: Por la izquierda. Tomo IV, Catorce testimonios a contracorriente, “Entrevista a Eduardo Torres Cuevas por Félix Julio Alfonso López  La Cuba soñada y la Cuba pensada”, Ediciones ICAIC, 2015, p. 206.

[2] Si se tiene en cuenta su primera obra publicada Antología del pensamiento medieval, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.

[3] Eduardo Torres-Cuevas: En busca de la cubanidad. Tomo III, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, p. 34.

[4] Eduardo Torres-Cuevas: “Más que repetir lo que dijo Martí, hay que escucharlo”,  Portal José Martí, 2020,  p. 2.

*Doctora en Ciencias Históricas.

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Alegna Jacomino Ruiz

Doctora en Ciencias Históricas

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