Cuarenta años bajo una línea eléctrica

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Es un hombre alto y fornido que aparenta menos años que sus 57 constantes y sonantes; lo conservado de su figura resalta sobre todo si se sabe que de esa cifra, 39 los ha pasado en Cienfuegos escalando y descendiendo líneas eléctricas, un oficio difícil donde el sol, el viento y la lluvia hacen lo suyo sobre la anatomía humana.

Pantaleón Chacón González, a punto de cumplir en noviembre sus cuatro décadas como liniero, es un trabajador eléctrico de esos que llegaron a tal faena por tradición familiar. Lo de este hombre es pura genética, antes que él ya antes fueron lo mismo su abuelo y su padre.

El progenitor fue liniero y jefe de brigada -como su Pantaleón- por espacio de 56 años. “Se dice fácil, afirma el hijo, pero es prácticamente una vida dedicada a un oficio que demanda actividad permanente de una u otra forma”.

Ver encaramado a papá allá arriba, en un picado que de niño se antojaba fabuloso y simulaba atisbar recortada la figura del “viejo” entre nubes que ora asemejaban las figuras de dioses mitológicas, ora la silueta de elefantes y tigres, atizó deseo e imaginación del pequeño que, aun casi un niño todavía, comenzaría sus pininos en el oficio.

En realidad, la familia de Pantaleón es toda una leyenda en este universo, pues también cuatro hermanos y dos sobrinos suyos integran la tenaz parcela de hombres del primer llamado de la Organización Básica Eléctrica.

Tan rápido responden que son los encargados, en caso de cualquier desperfecto, avería técnica o desastre meteorológico o del tipo que fuera, de acudir de inmediato al lugar de los hechos.

Pantaleón recuerda que ha estado en trances similares durante incontables ocasiones: “Ciclones y huracanes, todos los de estas décadas; además fui a Granada, en cada caso fue un trabajo duro, sin tiempo apenas para el descanso, pero con un componente subjetivo fuerte que te ayuda en la faena y es saber que estás haciendo algo útil, necesario para la sociedad con prontitud”.

Él fue la persona seleccionada para recibir la Bandera Contingente Eléctrico Victorioso, otorgada a la OBE de Cienfuegos por la recuperación de los territorios afectados tras el azote de los recientes fenómenos climáticos, durante el acto central por la efeméride del Día del Trabajador del ramo este miércoles.

“Emprender nuestra labor en un sitio dañado por las inclemencias naturales es como marchar hacia una guerra sin fórmulas, pues los elementos actúan de diferentes formas en cada oportunidad”, sostiene este viejo zorro de las líneas energizadas, específicamente su tarea principal a lo largo de sus años de actividad laboral.

Algo así demanda sacrificio, rigor y disciplina, agrega, pero la gente sabe responder y crecerse en momentos semejantes. El sentido de unidad del colectivo prevalece; todo sale bien a la larga, te lo puedo asegurar.

La prueba de sus palabras es que Pantaleón va una y otra vez a estos lugares, pero además sigue dispuesto a continuar haciéndolo por muchos años.

“He visto cosas muy duras, pueblos arrasados, redes convertidas en polvo, líneas de 110 mil kv en el suelo. En Pinar del Río estuve, primeramente cerca de tres meses, en la zona de Consolación del Sur; luego regresé al lado de mi gente”, rememora su estancia solidaria en tierras occidentales.

Pantaleón jamás ha conocido un incidente desagradable, ni mucho menos estuvo inmerso en determinado percance que pusiera en peligro su vida, pese a estar cuarenta años bajo una línea eléctrica.

¿Cómo pudo ser?, le pregunto, mientras responde que no hay nada de magia en su buena fortuna. Da la clave del éxito en su misión: “Disciplina y mantener las medidas de seguridad allá arriba en todo momento, eso es lo primordial y lo mejor que le puedo sugerir a un liniero joven para que encanezca en el oficio sin que la corriente haga estragos en su cuerpo”.

Al hablar justamente de la corriente, Pantaleón asegura que la respeta, y probablemente ese mismo respeto lo ayudó también mucho en su trato con la, a veces, temible señora.

De su trabajo ama cada detalle, no es capaz de especificarme una tarea concreta; en cambio sí determina lo que no le agrada nada: “Holgazanear, si la cuestión es de estar pega’o no hay problemas, lo que no resisto es malgastar el tiempo sin hacer nada”.

Seguro de que el arte del liniero regala nuevas enseñanzas día tras día, confiesa que aprende de este una y otra jornada.

“Por mucho que tú sepas nunca te las vas a saber todas aquí”, sentencia este destacado obrero eléctrico.

En la actualidad, Pantaleón participa en la recuperación de las redes, tarea básica de la Revolución Energética para la etapa. Pero, en verdad, sueña con enfocar su atención nuevamente, una vez concluida dicha encomienda, en las líneas energizadas, lo que con más fuerza le atrae de un oficio al que destinó su existencia: como casi constituía un imperativo de su árbol genealógico.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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