Convergencias culturales entre Cuba y China
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Los lazos culturales que vinculan a Cuba y China se encuentran identificados desde que la mayor de las Antillas acogió en su seno a un importante número de migrantes chinos los cuales, desde entonces, formaron parte del devenir histórico del pueblo y la nación cubanos. La hermandad que hasta hoy prevalece entre estos dos países queda oficializada el 28 de septiembre de 1960, a sólo un año y medio aproximadamente de haber triunfado la Revolución Cubana, evidencia del interés que mostraron ambas naciones por consolidar su amistad.
La cultura de la isla se fortalece a partir de los principios planteados por el Comandante en Jefe Fidel Castro en sus Palabras a los Intelectuales, lo que devino posteriormente en pautas de la Política Cultural Cubana. Cincuenta y cinco años después el presidente de China, Xi Jinping, pronunciaba el discurso Creer firmemente en nuestra cultura, donde queda afianzada una unicidad de pensamientos sin igual, pese a que dichos discursos fueron realizados en contextos muy diferentes.
La idea de la revitalización y defensa del patrimonio identitario de cada nación a partir de las diversas manifestaciones del arte, junto con la concepción de que la cultura de cada pueblo debe conservar su historia concibiendo su arraigo a la tierra donde nacieron y crecieron, conforma una de las prioridades para las presidencias del archipiélago caribeño y el gigante asiático.
Xi Jinping en su discurso Creer firmemente en nuestra cultura, exponía que: “El fortalecimiento de la convicción en la cultura requiere de una comprensión y aplicación de la historia de la nación china. La historia es el espejo en el que podemos ver el mundo con más nitidez, descubrir nuevos misterios de la vida y conocernos mejor. La historia es también sabiduría y podemos entender el pasado, comprender el presente y enfrentar el futuro de una forma más efectiva si dialogamos con ella. Sin una comprensión de la historia, es difícil para los escritores y artistas gozar de abundante inspiración y profundo pensamiento. Los escritores y artistas deben poseer actitud, moral y conocimiento de la historia para realizar una reproducción artística respaldada por datos históricos”.¹
Este presidente resaltaba además la importancia del conocimiento de la historia para todos los escritores y artistas. Señalamos también que su aprehensión como una disciplina en la que la dialéctica de la duración, junto al estudio de todo lo social y por tanto del pasado y del presente, -ambos, inseparables, por cuestión esencial y correlativo, por la evolución y complejización en el tiempo de todas las estructuras sociales y la sociedad en general-, forma parte del gran entramado que es la historia social de una nación. No por el hecho de dominar los intríngulis de una sociedad se debe presionar su cultura. Razón tenía el Comandante en Jefe Fidel Castro cuando planteó que:
“La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura, cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un verdadero patrimonio del pueblo. Y al igual que nosotros hemos querido para el pueblo una vida mejor en el orden material, queremos para el pueblo una vida mejor también en el orden espiritual, queremos para el pueblo una vida mejor en el orden cultural. Y lo mismo que la Revolución se preocupa del desarrollo de las condiciones y de las fuerzas que permitan al pueblo la satisfacción de todas sus necesidades materiales, nosotros queremos desarrollar también las condiciones que permitan al pueblo la satisfacción de todas sus necesidades culturales”.²
Hoy, el desarrollo de la cultura en Cuba, sigue los principios planteados desde los inicios de la Revolución, por ser inherentes a la esencia de su modelo social. A través de este, se recoge la historia, el pensamiento y la idiosincrasia del país y conservan su correspondencia con las condiciones socioeconómicas, políticas e ideológicas de la actualidad.
Los postulados hacen énfasis en la reafirmación y desarrollo de la identidad nacional y la vocación universal y profundamente latinoamericana y caribeña de la cultura nacional, la conservación y difusión del patrimonio cultural, el reconocimiento a la diversidad cultural, el fomento y estímulo a la creación artística y literaria, el respeto y apoyo al protagonismo y creatividad de las comunidades en la conducción de sus procesos socioculturales, así como el reconocimiento al papel de la cultura en el impulso y orientación de los procesos socioeconómicos.
La extensión de los movimientos culturales a las zonas rurales y montañosas y la introducción de las nuevas tecnologías en los procesos de creación y promoción artística y literaria, son otros de los grandes retos asumidos por la revolución de la cultura en Cuba. Los programas de desarrollo cultural que se llevan a cabo constituyen expresión de la política cultural del país y de los principios que la sustentan. No cabe duda que en el modelo social cubano la cultura es un incuestionable instrumento de transmisión de valores éticos que actúan en el crecimiento humano.
Las raíces históricas de la cultura y su devenir actual posibilitan una proyección futura a partir de la comprensión del compromiso social y de liberación contenido en ella, de su visión latinoamericana y universal y de las posibilidades de su desempeño dinámico e integrador.
[1] Xi, Jinping. (2018). Xi Jinping: La gobernación y administración de China II, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Beijing.
[2] Castro, F (1961). Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como conclusión de las reuniones con los intelectuales cubanos, efectuadas en la Biblioteca Nacional el 16, 23 y 30 de junio de 1961.
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