Contabilidad e Inteligencia Artificial: encrucijadas, urgencias y caminos para Cuba
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La contabilidad, ese lenguaje silencioso que organiza y da sentido a la vida económica de las sociedades, ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes. En las antiguas civilizaciones mesopotámicas, las tablillas de arcilla registraban transacciones de granos y ganado; más tarde, en la Italia del Renacimiento, el método de partida doble sistematizado por el franciscano Lucas Pacioli revolucionó la manera de llevar los libros contables. Con el capitalismo industrial, la contabilidad se profesionalizó y se convirtió en herramienta indispensable para el control empresarial.
En el siglo XX, la informatización permitió agilizar cálculos y registros, abriendo paso a sistemas digitales cada vez más complejos. Hoy, en el siglo XXI, el reto es integrar la Inteligencia Artificial (IA), que no solo automatiza tareas rutinarias, sino que también permite detectar fraudes, anticipar riesgos y transformar al contador en estratega financiero. En Cuba, este tránsito plantea encrucijadas para el futuro de la profesión.
Innovar con inteligencia artificial o quedar rezagados en la gestión financiera
En Cuba, los estudios prácticos relacionados con la aplicación de la inteligencia artificial a la gestión contable y financiera permanecen aún en una etapa exploratoria. Aunque se han dado pasos iniciales, el vínculo entre investigación académica y práctica empresarial sigue siendo limitado. En la Universidad de La Habana y en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, se han defendido tesis y proyectos que demuestran cómo los algoritmos pueden revisar contratos, facturas y balances en cuestión de minutos, detectar incongruencias y sugerir soluciones que luego los especialistas validan. Estas experiencias, aunque todavía incipientes, confirman que es posible aplicar la IA de manera concreta en la gestión financiera y que el camino hacia la automatización contable ya ha comenzado en algunos espacios académicos del país.
El Programa de Gobierno para corregir distorsiones e impulsar la economía plantea como prioridad impulsar proyectos conjuntos de investigación aplicada que respondan a necesidades económicas concretas. La gestión contable es un ejemplo evidente de ese imperativo: un área donde la inteligencia artificial puede aportar eficiencia, transparencia y capacidad de análisis estratégico. Vincular universidad y empresa en este campo no es solo una aspiración, sino una necesidad urgente para que la investigación académica se traduzca en soluciones prácticas que fortalezcan la economía nacional.
Aceptar el cambio con valentía o aferrarse a métodos obsoletos
La resistencia al cambio es comprensible. Para algunos contadores, hablar de balances automatizados, algoritmos que revisan facturas o auditorías asistidas por inteligencia artificial es simplemente “harina de otro costal”. Consideran que estas herramientas son ajenas al rigor del registro primario y que la disciplina contable debe mantenerse fiel a sus métodos tradicionales. Sin embargo, la realidad es que la tecnología no sustituye la disciplina: la potencia. Si los registros documentales son incompletos, la IA no puede operar con eficacia.
Aceptar el cambio con valentía significa reconocer que el contador ya no será solo registrador, sino intérprete, analista y estratega. Aferrarse a métodos obsoletos es condenar a la profesión a la obsolescencia. La transición exige desaprender y reaprender: adquirir competencias digitales, conocimientos de ciberseguridad y habilidades de asesoría estratégica. En este sentido, la IA no reemplaza al contador, sino que amplifica su capacidad de análisis y decisión, convirtiéndolo en un actor clave de la gestión moderna.
Urge evolucionar
Los académicos cubanos y del mundo coinciden en que la inteligencia artificial en el ámbito financiero puede:
– Reducir errores humanos y liberar tiempo para tareas de mayor valor.
– Fortalecer el control interno y la auditoría forense, al identificar patrones que pueden ser indicios de fraude o corrupción.
– Aportar claridad institucional, un requisito indispensable en tiempos de crisis y escasez.
– Permitir simular escenarios económicos, anticipando riesgos y oportunidades.
Estas no son promesas abstractas, son necesidades concretas que se hacen sentir en cada entidad económica. En un país donde los recursos son limitados y la presión sobre la gestión financiera es constante, la inteligencia artificial puede marcar la diferencia entre una administración eficaz y una vulnerable a errores o irregularidades.
El camino por recorrer
Atrás irán quedando los sistemas digitales, y en el mediano plazo veremos a la Inteligencia Artificial (IA) integrada en todas las áreas del conocimiento, incluida la gestión contable y financiera, como un día vimos las calculadoras eléctricas y las computadoras. Para el autor, la evolución tecnológica no es una opción: es inevitable. No es una alternativa más, es el camino.
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