Canal Magistral: Para que el agua corra en la misma dirección

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— ¿Y no te preocupa estar metido en el agua y que solo a diez metros bañen a un caballo o laven un carro?

—No. Yo estoy aquí y eso lo hacen allá. No me afecta.

—Imagínate tú —interviene otro—, ¿cómo uno le va a decir que no se metan ahí con estos calores intensos? ¡Y cuando lleguen las vacaciones…!

Unos culpan a las temperaturas, otros a la falta de opciones recreativas, los menos a la escasez del líquido, pero ninguno se cuestiona cómo sus acciones enturbian ese recurso vital que tal vez ellos mismos consumen luego en casa.

Para muchos, bañarse en el Canal Magistral es una práctica cotidiana, de “toda la vida”. Desde su salida del embalse Avilés y en su recorrido por comunidades como Manaquita, Maraboto, Camarones y Arriete, entre otras, las personas aprovechan los espacios de sombra y el agua fresca, y la convierten en “zona de baño”, como fue, de hecho, hace algún tiempo.

Es en el Consejo Popular de Espartaco, en Palmira, donde se manifiesta este fenónemo con mayor visibilidad, debido a su ubicación a ambos lados de la carretera hacia Santa Clara. Una “posición geográfica” aprovechada, incluso, por quienes al regreso de la playa deciden despojarse aquí de la arena y el salitre.

Según Carlos Madrazo Santos, delegado de la circunscripción 34,  aunque tales actividades están prohibidas y los pobladores lo conocen, se viola porque “quienes lo hacen no son de la comunidad, sino de la cabecera municipal”.

Con su opinión coincide una de las vecinas de la zona, quien señala cómo “desde el Paradero u otros lugares vienen hasta aquí diariamente, en coches y volantas, más aún ahora en verano”.

Romualda Díaz Medina, profesora y habitante de Espartaco por más de dos décadas, desconoce la mencionada prohibición, si bien ha estado en asambleas de redinción de cuenta del delegado donde se ha debatido el tema.

“Siempre se plantea la responsabilidad de los padres en este sentido, con la idea de llamar la atención de los adultos.

“Hace muchísimos años, tuve un alumno que falleció por tirarse desde el puente. Personalmente nunca me ha llamado la atención y se lo he inculcado a mi hija y a mis estudiantes; yo veo allí un peligro potencial. Desde hace tiempo no ocurre ninguna desgracia, pero ahí vienen generalmente los jóvenes, consumen bebidas alcohólicas y hacen locuras”.

Sin embargo, no todos se libran de la culpa y los más nuevos advierten un panorama distinto. “Jóvenes y viejos. En Espartaco se baña todo el mundo, quien te diga lo contrario… Ahí hay gente el día entero, y en vacaciones es como una playa. Nunca he visto ningún cartel advirtiendo alguna prohibición. La gente lava los carretones, los camiones, las guaguas…”, aclara uno de los entrevistados.

Curiosamente todos mencionan una “estación de bombeo” muy cerca de la zona, pero nadie parece reparar en el destino de ese líquido vital, el que en su recorrido recibió “ciertas propiedades” vinculadas al baño de animales (vacas, perros, caballos) y el derrame de aceite, grasa o petróleo de los vehículos.

AGUAS ARRIBA Y AGUAS ABAJO

Son 35 los kilómetros del Canal Magistral en su paso por cuatro municipios del territorio: Cumanayagua, Palmira, Cruces y Lajas; y tres cuencas: Arimao, Caunao y Damují. Aunque en la actualidad está muy por debajo de su capacidad (apenas un gasto de cerca de dos metros cúbicos por segundo (m³/s) de los 10 de su capacidad), son varios los consumidores.

“El agua que sale del embalse Avilés y pasa por allí, no solo se utiliza en la agricultura con más de 700 hectáreas, sino además abastece al acueducto de Cruces y los poblados de La Unión y Manaquita”, explica Luis Estupiñán, especialista de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico (EAH). En el primer caso, pasa por una planta potabilizadora, y en los dos restantes asentamientos solo pasa por el proceso de desinfección, por tanto, su tratamiento es incompleto.

En tal sentido, hace énfasis en la importancia de eliminar las indisciplinas, teniendo en cuenta incluso cómo “muchas personas hasta echan permetrina para pescar camaroncitos”. A ello se suman el perjudicial baño de personas y animales, o el lavado de los autos, cuyos hidrocarburos derramados no se eliminan en ningún proceso desinfectante.

Imagine entonces que, tal vez por su grifo caiga el agua con cloro, sí, pero por donde pasaron pulgas, garrapatas, suciedad, residuos de carros y tractores, amén de cualquier “sustancia” utilizada en la “pesca”.

Si bien las autoridades de Salud declararon la inexistencia por su parte de cualquier prohibición de baño en estos lugares y reconocieron los perjuicios en el ser humano, el equipo de prensa no tuvo acceso a una explicación especializada sobre el impacto, tanto del baño como del consumo.

Aun así, el especialista de la EAH apuntó que han colocado señales y carteles con el propósito de impedir dichos comportamientos, pero no cuentan con la autoridad suficiente para actuar en consecuencia. “Existe un equipo de guardacanales, dirigido a inspeccionar el uso del agua, e incluso requerir a alguien, explica, pero no tienen más potestades ni están de manera permanente”.

Tampoco es objeto del Ministerio del Interior el cuidado del Magistral, tal como sucede en casos similares, como el de Trasbase de Oriente. Así lo corroboran en Espartaco, donde el jefe de sector solo puede intervenir en caso de alguna riña o accidente, e incluso llamar la atención, pero quedan estas indisciplinas a la “libre y espontánea” decisión de cada cual.

Inmersos en la certificación del canal, incluida su limpieza, este año deben concluir los últimos 20 kilómetros, los que indicarán su cumplimiento con las condiciones de técnicas de explotación, con vistas a futuras inversiones, presurosas por llegar.

¿MAGISTRALMENTE UTILIZADO?

Muchos planes existen en torno al canal y su utilización verdadera. Si tal estructura está ahí desde hace más de 30 años, supone una ventaja en el futuro de la provincia, pero en la actualidad sigue desvalorado.

“La intención es darle una utilidad a partir del embalse Avilés”, refiere Pablo Fuentes Chaviano, subdelegado técnico del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en la provincia.

“Desde el 2010 está aprobado —sin financiamiento— un proyecto dirigido, en un primer momento, a la expansión  del Polo Petroquímico y al rescate del riego de la caña, y ahora direccionado a este último y además al abasto de Cienfuegos y las inversiones en el turismo”.

De acuerdo con su información, existen en esta área recursos hídricos disponibles y aprovechables, los cuales constituyen una garantía de cara a una sequía de larga duración, sobre todo porque llega el agua por gravedad con una mejor calidad.

Tal proyecto permitiría resolver el asunto de la calidad, mejoramiento y sostenibilidad del servicio, así como también significaría un ahorro energético, teniendo en cuenta la desaparición de varias estaciones de bombeo, plantas potabilizadoras, etc. La nueva inversión, calculada en unos 60 millones de pesos en moneda total, utilizaría el embalse Avilés también en beneficio de unas 15 mil hectáreas de caña.

Por otra parte, sería preciso mejorar las condiciones técnicas y proporcionar a las entidades correspondientes del equipamiento adecuado para hacerlo, y mantenerlo. “Tendría un uso prácticamente superior con un mayor aprovechamiento, rendimiento y productividad. No hacemos nada si tenemos esos recursos ahí y no se usan”, asegura Fuentes Chaviano.

Casi el 60 por ciento de la provincia se verá beneficiado con esta obra, la cual, de concretarse, ordenaría también los sistemas de Damují, Abreus —con una gran problemática con la sequía—, Lajas y Cartagena (ambas localidades con un proceso de nitrificación de sus aguas subterráneas), y otros territorios por cuyas cercanías pasa el canal.

“Sería un sistema que, por su expansión, garantizaría el abasto a más del 70 por ciento de la población y tendría perspectivas encaminadas a continuar el desarrollo de la infraestructura hidráulica y aprovechar esos recursos todavía disponibles”.

Con prohibición o no, con autoridad o no, el Magistral constituye hoy una fuente de abasto para muchas personas. Aunque tal vez sean más quienes se benefician de la frescura de su corriente en este calor intenso, o en la limpieza de sus vehículos y animales, no fue construido ahí hace más de 30 años con el fin de satisfacer necesidades recreativas ni mucho menos.

Como recurso vital y agotable en espera de la concreción de un “sueño hidráulico”, el agua del Magistral merece correr sin obstáculos ni turbiedades en una sola dirección.

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Glenda Boza Ibarra

Periodista. Graduada en 2011 en la Universidad de Camagüey.

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