Benny y su legado musical en expo de Irving Torres

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 25 segundos

Que Irving Torres Barroso asome con una nueva muestra personal no es una sorpresa. Se trata de un artista que se construye durante cerca de dos décadas, diríase que silenciosamente, pero dando pasos intensos para hacerse de un lugar entre los suyos, sorteando no pocos obstáculos y discriminaciones culturales. Hemos sido testigos de sus corajes y bregares dentro y fuera de la Cienfuegos bicentenaria. Hora es ya que se le otorgue a este pintor e instalacionista el carné del creador; no está optando por un Premio Nacional de la Cultura, sino por una oportunidad para poder normalizar su estatus y vivir de estos laboreos.

La Galería de Arte Boulevard presenta esta vez, una suerte de secuela de la expo anterior: Mi Do Re… con el ritmo de Moré, que fuera presentada en el Centro Cultural de las Artes Benny Moré. A todas luces, otro homenaje a uno de los pilares de la música cubana, el “Bárbaro del Ritmo”.

A través de unas 30 obras, el artista estructura el relato tomando como eje líneas textuales de sus más conocidas composiciones, que de cierta manera recrean parte del reservorio figurativo del lajero (uno de los riesgos que apenas llega a sortear).

La identidad del enunciado, los signos del estilo, asoman como siempre de su pintura gestual, de fulgente colorido, a veces dominado por el espíritu del diseño gráfico y un minimalismo narrativo que algunos confunden con ausencia de novedad.

Relacionado || Evocaciones de un bárbaro del ritmo

Irving no es está permeado por el intelectualismo; por el contrario, su estrategia comunicativa es la sencillez, la claridad de los códigos, el impacto emocional de sus trazos humanistas y esa rala entremezcla de cromas temperamentales con otras gélidas.

Pudiéramos objetar algunas sustancias conceptuales y de la ingenua puesta curatorial, distanciadas de los estamentos visuales que propone Torres Barroso; por caso, el propio intitulado, que orienta la mirada al espacio teatral-escénico y olvida que el contenido de la exposición es el Benny y su legado musical. Igual, el discurso que ofrece el montaje con aquellos signos musicales (obviedades, sin dudas), de gusto cuestionable, que deprimen los respiros de las obras y entorpecen el recorrido de la mirada. Por demás, hechos con un material que se deteriora con facilidad.

La nueva exposición posee la virtud de colocar al Benny en el cordelero de la memoria, de constatar las voluntades de un pintor humilde, abierto a la crítica que ayuda al crecimiento y a la máxima de que una obra se hace en el diario, aunque los celadores del arte nieguen la entrada que se ha elegido.

Visitas: 286

Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *