Alan Wake 2, la consagración de Remedy
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Alan Wake 2 es un auténtico juegazo. Así de claras y contundentes son las sensaciones que produce pasarse lo último de Remedy Entertainment. El estudio finlandés acaba de firmar el que es, sin ningún tipo de dudas, su mejor trabajo hasta la fecha, y el cual les ubica en un sitial solo reservado a las compañías más prestigiosas.
Remedy, fundado en 1995, lleva dos décadas ofreciéndole al público juegos de calidad, a la manera de Max Payne, Max Payne 2, Alan Wake, Quantum Break o Control. Pero el título merecedor de esta reseña nació para eclipsarlos.
El principal responsable de que Alan Wake 2 sea tan bueno no es otro que Sam Lake (nombre artístico de Sami Antero Järvi), director creativo de la desarrolladora. En la obra en cuestión ejerce además las funciones de director, escritor principal e interpreta a un personaje, el detective Alex Casey.
En los videojuegos, al igual que en el cine, existen autores. Entre los más reconocidos -cada uno con formas distintas de entender el medio- se encuentran Shigeru Miyamoto, Hidetaka Miyazaki, David Cage e Hideo Kojima. Lake también entra en tal categoría -todos los juegos de Remedy llevan su sello-, apegado a la vertiente cinematográfica, espacio donde igualmente habitan Cage y Kojima.
En términos narrativos, Alan Wake 2 consigue mezclar como pocos los mundos del séptimo y el décimo arte. La lynchiana trama, aderezada con toques de True Detective, requiere la completa atención del jugador si desea enterarse de cuanto pasa. El esfuerzo merece la pena, pues constituye la cumbre en la carrera del nacido en Helsinki en 1970.
Llegados a este punto resulta válido aclarar que no es necesario jugar al título original y a Control (ambos integran el Remedyverso) para disfrutarla en plenitud; aunque lo más probable es que te deje con ganas de más y quieras hacerlo.
En el plano jugable, Sam Lake había coqueteado en producciones previas con el terror. Aquí ya deja de coquetear y directamente lo abraza, inspirado por la mejor referencia posible, Resident Evil 2 Remake. Alan Wake 2 es un survival horror (juego de terror y supervivencia) moderno, con todas las señas de identidad del género: backtracking (concepto jugable que consiste en la posibilidad de regresar a lugares que ya hemos visitado con anterioridad, a menudo con la intención de acceder a zonas o elementos que previamente no eran accesibles), puzles, acertijos, escasez de munición y objetos curativos, inventario con espacio limitado, sensación constante de agobio y unos combates asfixiantes.
Esos enfrentamientos, tanto en la parte de Saga como en la de Alan (los dos personajes controlables de la aventura), están medidos a la perfección. Son duros, pero cien por ciento justos. Incitan de forma soberbia a que explores los escenarios en busca de esos recursos, mejoras y armas capaces de marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
En el apartado técnico lo visual se eleva por encima de cualquier otro departamento. Alan Wake 2 es el nuevo referente de la materia en la actual generación. Apenas hay diferencias entre las escenas de acción real y las que genera Northlight, su motor gráfico. Roza constantemente el fotorrealismo, y en algunos momentos lo alcanza.
Como puntos débiles, cabría señalar que en ocasiones abusa de los jump scare (susto repentino: recurso empleado en películas, series y videojuegos de terror con la intención de asustar al espectador por medio de un cambio abrupto en la imagen, generalmente acompañado de un ruido espeluznante) y que las constantes visitas a los palacios mentales de los protagonistas llegan a enlentecer un excelente ritmo. También presenta problemas de rendimiento (algo entendible, dado lo descrito en el párrafo de arriba).
Alan Wake 2 es una de las razones por las que 2023 será recordado como uno de los mejores años de la historia de los videojuegos. Se trata de un survival horror brillante, profundamente cautivador, el cual catapulta a Remedy y a Sam Lake a planos estelares. Nadie debería perdérselo, sea fan o no del género en el que está enmarcado.
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