Camilo Rodríguez Pérez: maestro en el arte de cuidar
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“Llevo ya más de 29 años en la profesión. Me gradué en 1997 como Técnico Medio de Enfermería y comencé a trabajar en el Servicio de Urgencia y Emergencia del Hospital Provincial. Todos estos años han sido con muchos sacrificios, sí, pero también con gran humanismo y amor. Eso siempre lo he sabido dar en mi labor como enfermero”.
Brindar cuidados, ayudar a sanar, sostener la esperanza desde el conocimiento y la compasión, acompañar y educar. Todo ello encierra la labor de un profesional de la enfermería, y parece haberlo entendido bien Camilo Rodríguez Pérez, jefe del departamento de esa especialidad en el Hospital Provincial Gustavo Aldereguía Lima, de Cienfuegos, y también profesor titular.
Conversar con él es acercarse a un universo donde reinan la vocación de servicio y el amor, sentimiento sin el cual todo esfuerzo carece de sentido.
¿Qué significa para usted ejercer la profesión de enfermero? ¿Por qué la escogió?
“Ser enfermero para mí significa, sobre todo, ser muy humano, honrado, tener siempre la mente creativa y poseer la vocación de servir. Brindar cuidados con amor, pues es lo que nos caracteriza. Es ayudar a las personas y a las familias en todos los procesos relacionados con la salud. Para mí significa mucho. Yo no me reconozco en otro lugar, en otra labor que no sea ejerciendo el cuidado”.
Y ese ejercicio del cuidado, ¿desde cuándo lo está haciendo? ¿Qué tiempo lleva ya de profesión?
“Llevo ya más de 29 años. Me gradué en 1997 como Técnico Medio de Enfermería y comencé a trabajar en el Servicio de Urgencia y Emergencia del Hospital Provincial. Todos estos años han sido con muchos sacrificios, sí, pero también con gran humanismo y amor. Eso siempre lo he sabido dar en mi labor como enfermero”.
Una pregunta que surge al escuchar su consagración: ¿cree que la población, los pacientes, retribuyen todo ese afecto y esa entrega que ustedes ofrecen?
“Esa es una gran pregunta. En mi caso, he recibido mucha gratitud de pacientes y sus familiares. Por ejemplo, me ha pasado que, voy caminando por algún lugar y alguien me toca y me dice: ‘usted fue el enfermero que me salvó la vida’, o ‘que estuvo al lado de mi papá, de mi mamá en su último suspiro, y me dio su hombro para llorar’. Eso lo he vivido en numerosas ocasiones y me reconforta enormemente.
“Sin embargo, sí creo que todavía a la población le falta un poco para reconocer ese trabajo tan arduo y valiente que realiza el personal de Salud Pública. Cuando hablo de este personal me refiero a todos: desde los médicos hasta el último tecnólogo que atiende a nuestra población. El pueblo necesita darse cuenta de cuán importante son estos profesionales y en qué condiciones, muchas veces difíciles, se ofrece la salud pública. No obstante, estamos aquí, dándolo todo, siempre luchando y buscando soluciones creativas para atender a los pacientes.
“Somos merecedores de reconocimiento. No queremos nada material; queremos el ‘gracias’, queremos el aplauso. Queremos que nos digan: ‘sí, son importantes’, ‘qué bien lo están haciendo’. Y si nos estamos equivocando, que nos lo hagan saber de la mejor manera. A veces, basta simplemente poner una mano en el hombro y expresar: ‘me gustaría que fuera de esta forma para que todo saliera mejor’. El reconocimiento nunca está de más para quien tiene una tarea tan importante como atender la salud del pueblo”.
En relación con ese espíritu de servicio y creatividad del que habla, hay un hecho muy bonito protagonizado por usted y sus compañeros: la movilización de todo el Servicio de Enfermería del Hospital para donar sangre, ante la escasez de este líquido vital. Cuéntenos un poco de eso.
“Los enfermeros somos altruistas por excelencia, y si estamos diseñados para brindar cuidado, lo haremos desde todas las aristas. El hecho humanista de llevar al departamento de Enfermería al Banco de Sangre para donar sangre y salvar vidas nos da mayor grandeza. Donar sangre con amor y humanismo es brindar cuidado. De una forma muy sutil, de una forma que el paciente no ve, pero es cuidado. A veces es tan importante una bolsa de sangre como la inyección que podamos aplicar”.
Esa vocación de cuidado integral al cual hace referencia, y que va más allá de lo evidente, me lleva a pensar en su otra gran pasión: la docencia. Como docente, ¿qué elementos lo caracterizan a usted? ¿Qué le transmite a sus alumnos, aparte de los rudimentos de la enfermería?
“Más allá de la parte técnica y académica, yo me baso en los valores. Porque el amor, el humanismo, la honradez, la sencillez, deben existir para ser un buen profesional. Yo creo que en cada programa de la disciplina y el plan de la carrera resulta importante acompañar la parte técnica de valores y principios, porque si sabemos y no somos capaces de hacer, entonces no sabemos. El estudiante tiene que aprender a hacer, pero necesita querer hacer cuanto aprende, y hacerlo bien.
“En mi opinión, ese es el trabajo que precisamos hacer con los jóvenes hoy día. Ellos están muy digitalizados, contextualizados en estos tiempos. Y el profesor también requiere estar contextualizado en los momentos actuales, pero sin dejar de transmitir esos valores cruciales.
Esa transmisión de valores a las nuevas generaciones resulta clave. Y, con esa mirada puesta en el retoño de la sociedad, ¿cómo ves el futuro de la profesión aquí en Cuba, y específicamente, en Cienfuegos?
“En Cuba se trabaja mucho desde el Departamento Nacional de Enfermería para lograr la continuidad de la profesión. Y en Cienfuegos, también. Aquí tratamos de mantener una base sólida para que los jóvenes transiten a la pirámide de enfermería: desde un técnico básico hasta un doctorado en Ciencias de la Enfermería. La provincia tiene 18 doctores en Ciencias de la Enfermería, más de 50 másteres y contamos con una buena pirámide docente. Yo creo que la Enfermería aquí posee mucho potencial y podemos trabajar aún más en función de lograr una continuidad sólida.
Al final de la conversación, sus palabras son reflejo de lo que palpita en su interior: “Decía Martí que la enfermería es el arte del cuidado. Entonces yo siempre lo aplico muy bien: con mucho amor, creatividad y sin esperar nada a cambio. Solamente las gracias. Y el reconocimiento del pueblo, que te lo ganas con el trabajo”, concluyó Camilo.
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