Fidel y la religión, la historia de lo posible

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A Fidel le bastó escuchar las primeras cinco preguntas del extenso cuestionario de 64 que Frei Betto le tenía preparado, para aceptar, dentro de su apretada agenda, aquella entrevista de 23 horas que, convertida después en libro, cambiaría para siempre la relación entre la fe religiosa y la construcción de nuestra sociedad socialista.

Aunque el volumen –con 30 000 ejemplares en la Isla para su primera presentación– salió a la venta en noviembre de 1985, el autor asegura que la idea había nacido realmente en julio del 80, en las celebraciones por el primer aniversario de la Revolución Sandinista. Creía el intelectual brasileño, que esa sería la única vez que tendría la oportunidad de hablar con Fidel. Con tal certeza, aprovechó la dilatada conversación durante la madrugada, que años más tarde continuaría.

«Un proyecto pequeño, para jóvenes de Brasil, sobre qué es Cuba socialista», pensó en primera instancia el teólogo. Luego le dijeron que no sería «posible», pues el Comandante tenía otros compromisos… Una vez hecha la entrevista, hubo más tropiezos; sin embargo, Fidel y la religión, desde el momento de su alumbramiento en las librerías, pasó a ser un fenómeno dentro y fuera del país.

«Nunca antes un Jefe de Estado de una nación socialista había hablado positivamente de la religión». No obstante, el líder sabía que el pueblo cubano está marcadamente influenciado por las religiones: late en su estrato cultural, en su espiritualidad.

Así lo aseveró ayer el autor del reconocido libro, en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa, en un encuentro rebosante de anécdotas, a propósito de las cuatro décadas de su publicación y de los cien años de aquel «hombre humilde, de práctica, de lucha», de quien siempre se despedía dando bendiciones para él y para su pueblo.

En ese espacio, al que asistieron, entre otros, Caridad Diego, miembro del Comité Central del Partido y jefa de su Oficina de Atención a Asuntos Religiosos; Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura, y el Héroe de la República de Cuba, Fernando González Llort, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), trascendió, además, que el mensaje más importante de ese texto valiosísimo, se concentra en que el Comandante en Jefe sabía, y así empeñó sus días, que la vida solo merece ser vivida si se defienden otras vidas. Si se da la vida, como hicieron el propio Fidel, el Che, Jesucristo… para que otros tengan vida.

Ese principio, no solo religioso, sino socialista y humanista, es obviado hoy por quienes teniendo los recursos para ayudar a eliminar la pobreza del mundo, lo usan en la carrera armamentística, se dijo en la cita.

Fuente: Granma.

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