La cultura, una energía creativa
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Por Miguel Barnet
Despertemos a la Cultura, que es la única patria de todos
La cultura es la más rica construcción del espíritu y la mente del hombre. Lejos ya del homo-ludens, somos, al menos, esa ilusión nos hacemos, el homo-sapiens-sapiens. Y ya que estamos hablando de globalización, aunque no hemos cambiado lo suficiente, no somos ya el chimpancé ni la cucaracha, que vivían del instinto natural y no del pensamiento.
(…) La Cultura vista antropológicamente es un fenómeno integral que produce bienes espirituales y materiales. Como afirmó el polígrafo cubano Fernando Ortiz, no es un lujo, ni un ornamento sino una necesidad, una energía creativa. La Cultura otorga seguridad, equilibrio y garantiza la salvaguarda de la memoria histórica. Y en su visión más proteica y sólida, es un valor permanente que una vez asimilado y aprehendido constituye una fuerza indestructible ante cualquier amenaza. Es forja de la identidad que una vez asimilada es inamovible.
(…) La asunción de la Cultura es la más poderosa herramienta que poseemos para afrontar la pujanza colonialista que mixtifica los valores prístinos del ser humano.
La Cultura es la más alta expresión de la economía y la política. Se habla ahora más que nunca de diversidad cultural, multiculturalismo, plurilingüismo, y de la necesidad de entender al otro. ¿Son estas simples abstracciones teóricas o estamos pensando en serio y no con un criterio simplista, maniqueo o demagógico?
(…) Este debe ser el siglo de la Cultura o sencillamente no será. (…) ¿Qué vamos a hacer para salvarnos, para mejorar nuestra condición humana, para vivir en paz y armonía con nuestros congéneres? ¿Tendremos que volver a beber de las fuentes originales, a ordeñar la vaca quizá? ¿Solo con una visión cultural basada en parámetros justos podremos llegar al final de la meta?
Mientras tanto, como el perro y el gato, enfundados en guantes de seda nos sacaremos los ojos, nos seguiremos devorando en silencio con consideraciones falsas y prepotentes, con actitudes soberbias que solo conducen a la obtusidad, con prejuicios enraizados y ceguera mental.
Defensa de la Cultura del otro, asimilación y no tolerancia, que es una mala palabra que debe abolirse de los diccionarios. Unidad que lleve a la diversidad y no a la anarquía, al autoritarismo y a la tiranía, como expresó Pascal (…)
El nudo gordiano de la filosofía occidental radica en no haberse planteado la comprensión profunda del otro. Solo la antropología es capaz de iluminarnos en este sentido. Que el multiculturalismo sea fuente de riqueza y no pasto de un racionalismo estéril. Multiculturalismo que establezca una interacción cultural y no un freno para la capacidad creativa del ser humano. Multiculturalismo que conciba la identidad como un proceso progresivo y no como un fenómeno estático. Multiculturalismo en fin, como un yelmo frente a la ofensiva uniformizante de la globalización.
Se trata de crear un humanismo real que no se convierta en abstracción teórica, sino en mecanismo puesto en práctica en todos los órdenes de la sociedad, tanto en los derechos políticos como en los sociales y económicos. Un humanismo, durable y para todos. Un humanismo, repito, integrador, que honre esa expresión poética de meridiana transparencia que dejó para la historia José Martí cuando afirmó: Patria es humanidad.
(…) Pongamos el dinero a globalizar los eternos valores del espíritu, los valores de la dignidad y la fraternidad que son los valores de la cultura. Que no se inviertan más presupuestos millonarios en guerras de rapiña, en pruebas nucleares subterráneas y submarinas, que están provocando la destrucción del planeta con sismos terribles y fenómenos meteorológicos desconocidos. Salvemos a la humanidad del ocio estéril, de la banalidad, de la violencia, del abuso sexual, de la discriminación racial y religiosa. Despertemos a la Cultura, que es la única patria de todos y que es lo único que sirve para alimentar la vida y el pan nuestro de cada día. Cerremos filas por el equilibrio del mundo. No defraudemos las expectativas de las generaciones que nos siguen. Somos responsables del más humano y justo sentido de la vida. No perdamos el tiempo. El futuro es ya el presente.
(Fragmentos del artículo incluido en el libro Nuevos autógrafos cubanos)
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