Secretos del pimpollo de la calabaza
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La principal función genética de la flor de la calabaza, claro está, consiste en la reproducción, comoquiera que los pimpollos femeninos contienen los ovarios necesarios para producir frutos, en tanto, los masculinos disponen del polen que debe ser transferido a los primeros por agentes polinizadores como las abejas.
Sin embargo, más allá de este proceso vital para la continuidad biológica de la especie, esa inflorescencia de color amarillo intenso posee incalculables valores nutricionales, muchas veces subestimados o desconocidos por el hombre, incluso algunas de sus propiedades inciden en la salud humana, ya desde el punto de vista preventivo ante determinadas enfermedades, ya por su impacto curativo.
Herencia del zapallo o auyama
La flor del zapallo o auyama, como también se le conoce en algunas regiones del Planeta, es un alimento nutritivo con beneficios como el fortalecimiento de huesos y dientes por su contenido de calcio y fósforo, el apoyo al sistema inmunológico gracias a las vitaminas A y C, la mejora de la salud cardiovascular al ayudar a dilatar los vasos sanguíneos, y la protección de la vista por su aporte de vitamina A. Además, es una fuente de ácido fólico, importante durante el embarazo.
Por otro lado, contribuye al buen funcionamiento y la preservación del sistema digestivo, comoquiera que la fibra que contiene ayuda al buen desempeño de los órganos que lo integran, además de prevenir el estreñimiento y promover la sensación de saciedad.
Es oportuno reiterar que su impacto antioxidante por la presencia en la flor de la vitamina C y los flavonoides, propician la protección de las células del daño de los radicales libres, ayudando a retrasar el envejecimiento prematuro.
Entre los nutrientes más significativos vale mencionar que el consumo de esta parte de la planta aporta: vitaminas A, B1, B2, B3, B9 (ácido fólico) y C mientras que están presentes minerales como calcio, hierro, fósforo, potasio y magnesio. A ello se suman la fibra dietética y los flavonoides y carotenoides que posee.
La flor de calabaza se puede consumir de forma cruda, en ensaladas o quesadillas, o cocinada de diversas maneras, como en guisos, sopas, rellenos, o rebozada y frita. Se recomienda lavarlas e ingerirla el mismo día o al siguiente, y retirarle el pistilo si se va a comer cruda para evitar su sabor abrasivo. Si prefiere esta última opción puede incorporarla directamente a ensaladas o quesadillas para darles un toque fresco.
En caso de inclinarse por la cocción, puedes elaborar platos con la inclusión de la flor de calabaza en guisos y sopas, sola o con otros ingredientes como epazote para potenciar su sabor.
No faltan las sugerencias gastronómicas para degustar este alimento relleno con queso, carne o verduras y se cocinan al horno o a la plancha. En tanto, otra opción puede ser utilizar la flor como ingrediente principal en quesadillas junto con queso y otros acompañamientos.
Algunos chefs de cocina recomiendan emplear la flor para empanarse. De ser así, se bañan en una masa ligera de huevo y harina (o pan rallado) y se fríen hasta quedar doradas y crujientes.
Y para que vea la versatilidad de este producto natural al alcance de muchos, en algunas regiones, se preparan incluso la flor del zapallo en postres, como, por ejemplo, en algunas fiestas de Granada, España, es muy popular esta golosina entre los lugareños.
En México resulta habitual beber té de esta flor. Según la creencia, las propiedades medicinales de esta porción de la planta resulta muy beneficiosa para la vista y mantener estable la presión arterial. Para elaborarlo se procede del mismo modo que otras infusiones de su tipo. Por lo general se toma caliente y endulzado con miel y se le agrega unas gotas de limón al gusto.
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