Pinceladas de Montevideo: el Planetario
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La capital del Uruguay fue la primera ciudad iberoamericana en disponer de un planetario. La apertura se efectuó hace 70 años un 11 de febrero.
Quizá usted sea de los que alguna vez en la vida haya imaginado un viaje espacial para encontrarse con el universo ignoto, develar secretos y acercarse a los misterios siderales. O tal vez soñó con ser cosmonauta y, como el cubano Arnaldo Tamayo Méndez lo hizo, presenciar el planeta azul desde las alturas, al tiempo de disfrutar de amaneceres y atardeceres cósmicos mientras la nave mantiene la órbita al globo terráqueo.
Empero, si vos querés alcanzar tal fantasía y vivir una aventura rodeado de astros, constelaciones y de otras galaxias lejanas, además de la nuestra, existe en la capital de la República Oriental del Uruguay un sitio ideal para conocer de ese mundo galáctico fascinante distante y cercano a la vez; ese sueño astronómico lo podés tener con solo visitar el Planetario de Montevideo.
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A medida que se acercaba la hora de la inauguración crecía la expectativa y aumentaba la afluencia de público. Cuentan que aquel 11 de febrero de 1955 el tiempo regaló una espléndida y cálida tarde, típica del verano uruguayo. Esas condiciones climáticas favorecían aún más a la masiva convocatoria. Ningún montevideano quería perderse tan sonado acontecimiento de estar presentes en la apertura oficial del Planetario de la urbe.
Las portadas de diarios y revistas nacionales se hacían ecos del suceso. Absolutamente todos los medios de prensa, incluyendo los de mayor circulación como El País, dejaban constancia del entusiasmo y la multitudinaria participación popular en la ceremonia, hecho que, según los cronistas de la época, obligó a la intervención de las autoridades policiales para mantener el orden en el acto inaugural.

El nuevo centro científico había surgido de un proyecto ambicioso del agrimensor Germán Barbato, a la sazón intendente de Montevideo, para el Plan Sexenal de obras, que originalmente concebía un edificio e instalación del Museo Municipal de Ciencias en el Parque Pereyra Rosell. Precisamente, hoy la instalación lleva el nombre de esta destacada figura pública, en su honor.
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Este fue el pionero de los planetarios en toda Iberoamérica, y como tal se le considera un hito en la popularización de la ciencia y la astronomía en este pequeño país de Sudamérica. Tal privilegio histórico constituyó un particular motivo de orgullo para los uruguayos, en general y los montevideanos en particular.
Téngase en cuenta que apenas 30 años atrás se había creado la primera instalación de su tipo en todo el mundo inaugurado el 7 de mayo de 1925, en el Deutsches Museum de Munich, Alemania.
El proyector para aquella sala de Munich lo había creado una empresa óptica germana, la Carl Zeiss Jena, cuya fábrica había sido bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. Luego, para el proyecto uruguayo, los funcionarios de la Intendencia se vieron obligados a apelar a una factoría estadounidense pequeña, de Maryland, que suministraba equipos de menos complejidad y porte para planetarios de escuelas y liceos. Sin embargo, tras la solicitud de la nación austral se confeccionó el primer aparato óptico de mayores proporciones y facilidades, el Spitz modelo B exclusivo para Montevideo.
En definitiva, esta máquina electrónica, con el tiempo, se convirtió en la más antigua mundialmente en funcionamiento, a tal punto de figurar como patrimonio de la tecnología de mediados del siglo XX. Este proyector permitía la representación del cielo nocturno mediante un aparato que controlaba la Intensidad de luz, los movimientos diarios y anuales de los astros y tenía interruptores para dirigir la aparición del sol, la luna y los planetas.
Al decir de Óscar Méndez, director del Planetario montevideano desde 2004, el antiguo equipo de proyección es una verdadera “joyita” de la ciencia y como tal los astrónomos extranjeros muestran una “cara de asombro” cuando lo ven en la capital del Uruguay. Muchos, incluso, han declarado a medios locales, vienen a conocer y tener delante, específicamente, este maravilloso ingenio del pasado siglo.
Por supuesto, este equipo óptico ya solo se usa en ocasiones puntuales, por ejemplo, en el Día del Patrimonio. El resto del año, el Planetario utiliza el sistema digital, el mismo que Méndez, motivado luego de conocer uno de ellos en la ciudad española de Valladolid, logró que la Intendencia lo adquiriera e instalara la novedosa tecnología, en diciembre de 2019, acompañado de reformas constructivas y reacondicionamiento del edificio.
Ahora quien visita el Planetario tiene la oportunidad de asistir a un verdadero espectáculo sideral, provisto por RSA-Cosmos y que permite proyectar, con sus equipos láser de última generación- en un domo Astro-Tec de 18.3 m de diámetro el universo conocido en alta resolución, en 8K.
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La sensación de inmersión hace que la gente salga impactada, aseguran muchos, este equipo periodístico entre ellos. Y agregan que no hay presentación en el que no se vean a las personas esquivando los trozos de hielo o fragmentos de meteoritos. Así de “real” parece la experiencia sensorial hasta algunos se marean, se comenta, y, tienen que cerrar los ojos por el efecto vívido de las imágenes ´proyectadas”.
Entre los servicios que oferta la institución están espectáculos astronómicos inmersivos, en el domo con producciones flldome sobre el cosmos, mitos y leyendas, que combinan ciencia, arte y tecnología. para todos los públicos.
Además, se dispone de un Museo de Ciencia Viva, una biblioteca especializada en el espacio, cursos y conferencias para diversos auditorios, así como jornadas de observación astronómicas, diurnas y nocturnas, tanto para escuelas y liceos, como para el público en general.
En las áreas exteriores el visitante puede apreciar un busto, en su pedestal, del cosmonauta soviético Yuri Gagarin, en homenaje al primer hombre que viajó al espacio en 1961. La obra escultórica fue inaugurada por diplomáticos de la Embajada de la Federación Rusa y autoridades de la Intendencia de Montevideo, cuya develación tuvo lugar del 10 de septiembre de 2020.

¡Nada, un encuentro cercano con el mítico universo en que vivimos!, puesto al alcance de nuestros ojos y sentidos!
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