El imprescindible sabor de la mostaza

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Así como la mayonesa resulta el ingrediente particularmente necesario en la elaboración de una ensalada fría, para la hamburguesa o perritos calientes el kétchup y la mostaza son un sello distintivo en esos productos gastronómicos. La salsa amarilla le aporta un cierto gusto picante e intenso, imprescindible en el sabor.

Esta planta, además del uso culinario, ha sido utilizada con fines terapéuticos durante siglos.  Sus semillas, hojas y aceites han formado parte de la farmacología natural y según la medicina fundamentalmente por sus propiedades antinflamatorias y analgésicas.

De la cocina a la farmacia

La mostaza pertenece a la familia de las Brassicaceae y es uno de los cultivos más antiguos conocidos. En el ámbito medicinal, sus semillas machacadas han sido empleadas como emplastos o cataplasmas para tratar neuralgias y dolores articulares.

De acuerdo con un artículo publicado en el sitio digital elconfidencial.com, los compuestos presentes en las semillas de esta planta estimulan la circulación sanguínea en la zona donde se aplican, generando calor y favoreciendo la relajación muscular. De este modo, ayudan a disminuir la rigidez y mejorar la movilidad en articulaciones afectadas.

Señala el texto citado que, para el empleo de este remedio con ese fin, el método tradicional consiste en triturar las semillas hasta obtener un polvo fino y mezclarlas con agua tibia para crear una pasta espesa. Esta se coloca sobre una gasa y se aplica en la zona dolorida durante 10 a 15 minutos, siempre vigilando la reacción de la piel.

Otra variante, agrega, consiste en hervir la harina de mostaza en agua, envolver la pasta resultante en un paño y aplicar como compresa caliente en rodillas o manos. Ambas preparaciones buscan un alivio localizado, aunque se recomienda precaución, ya que en pieles sensibles puede provocar irritación.

Además de su uso externo, los aceites de mostaza contienen ácidos grasos insaturados beneficiosos para la salud cardiovascular y se emplean en alimentación y cosmética. Aun así, su aplicación como fármaco para dolores articulares debe considerarse solo como complemento y siempre bajo supervisión médica. Cualquier tratamiento naturista es aconsejable que se integre dentro de un plan de cuidados más amplio, ajustado a cada persona y a sus necesidades de salud.

Se asegura que, con permiso de la mayonesa y el kétchup, la mostaza es la salsa más famosa del mundo. Su uso en gastronomía resulta ilimitado, con acierto en los aliños de ensalada y un condimento mágico en innumerables guisos.

Según la historia, se han encontrado textos que hablan de esta especia con referencias de hasta el año 3 000 a.C, en civilizaciones como la de sumeria y la egipcia.

Los orígenes de la planta se suponen sean en el Oriente (India, China o Afganistán. Fue introducida en Europa por los griegos y romanos, quienes la usaban como medicina y condimento, mezclada, casi siempre, con zumo de uva no fermentada.

El empleo de la mostaza alcanzó gran popularidad en la Edad Media, especialmente en ciudades como Dijon, Francia, y se consolidó de producto internacional en el siglo XX. Su sabor característico le otorgaron puesto en la cocina de todo el mundo.

Debe señalarse que existen diversas variedades de mostaza. Las más famosas son la blanca o amarilla (la menos picante), la negra (la más fuerte) y la marrón (la oriental y la parda). Por supuesto, la amarilla americana resulta la de mayor demanda a nivel mundial.

El cultivo de esta planta es más común en regiones de climas fríos y templados, con temperaturas óptimas entre 10°C y 25°C. Los principales productores a nivel internacional son: Canadá, Nepal, Rusia y China.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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