Soy Quijote de un tiempo que no tiene edad
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 27 segundos
“Soy Quijote de un tiempo que no tiene edad”, así dice Julio Iglesias en su canción El Quijote, “(…) y me gusta la gente que son de verdad”, asegura más adelante en el texto de la pieza musical. Me atrevo a decir que mirando por dentro la sociedad cubana actual y viendo el vertiginoso avance de la tecnología y las aplicaciones de los móviles cada vez quedo más sumergido en ser golfo, bohemio y poeta, porque eso “me va” como dice el artista español.
Soy de un tiempo en el que no había mensajes, pero sí miradas que lo decían todo. También viví la época donde no existían los like pero nos saludábamos y nos conocíamos en las calles.
Experimenté la etapa donde el consejo de mi padre, madre, o abuelo era mejor que cualquier búsqueda en google y, me atrevo a asegurar, que Wikipedia no supera cualquier refrán salido de la boca de mi mamá.
Amparados en el anonimato de las redes sociales la gente se esconde para insultar, ofender y no son precisamente las barras de los bares, acompañados de un buen vino, donde se conversa o se “discute” un tema. Por suerte la Ley de Comunicación, contiene amparo legal ante estos fenómenos de ofensa y escondite, pues un escrito, con fundamento o no, lo ponen a disposición de todos y con dos like se vuelve viral.
El decreto 101, reglamento de la ley 162, del 25 de mayo de 2023, en su sección segunda sobre las infracciones, expresa bien claro en el artículo 37 que difundir contenidos discriminatorios por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, origen nacional o territorial, o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana, tiene derecho a exigir que se enmiende su imagen en la red social utilizada con tales fines. El propio artículo 101 en la sección cuarta de las multas expresa en el inciso c que la cuantía por cometer la infracción asciende a 5 mil pesos cubanos.
“(…) y mi dulcinea dónde estará?”… se pregunta Julio Iglesias en la misma canción y pienso nuevamente en que hubo un tiempo donde la gente no aparentaba lo que era, donde no existía photoshop ni los filtros y eran los años los que se encargaban de dibujar las arrugas, por eso añoro aquellos tiempos donde todo era más sencillo.
No voy en contra del desarrollo de la digitalización, démosle el uso adecuado, aprovechemos sus oportunidades para que vibre el corazón y no el teléfono.

Visitas: 58