Un oasis para el té y la medicina natural en las montañas de Cienfuegos
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Yenisleydi Otero Fernández es una mujer de la serranía cienfueguera, del poblado de La Sierrita, específicamente. Sus raíces familiares provienen de un tronco fuerte, Enrique Otero, el abuelo paterno, conocido en esos lares como el Gallego Otero. El guajiro con título científico dedicó los últimos años de vida al cultivo y fomento de las plantas para curas y alivios de enfermedades, al fundar una finca para estos propósitos.
“Yo tengo mi propia finca, donde siembro y cuido todo tipo de plantas medicinales, y el año pasado surgió la idea de crear este local, el que serviría para comercializar los productos que obtengo de forma natural con diferentes usos en la medicina natural y tradicional, pero como el lugar resultaba amplio, entonces decidimos hacer una especie de casa del té, y ya llavamos más de un año aquí, lo que como su nombre indica ha resultado una especie de Oasis en La Sierrita”- cuenta Yenisleydi- y el brillo de sus ojos la delata como una mujer soñadora, ávida de emprender con lo que más conoce, el mundo de la medicina verde.

“Aquí pretendo mantener vivo el legado y la tradición de mi abuelo. Le pusimos ese nombre porque sugiere un lugar tranquilo y relajante, como pretendemos sea, y aquí todos encuentran un alivio para el estrés a través de una tasa de té, y se pueden encontrar productos saludables como albahaca, paciflora, pino, raíz de chichicate, caisimón, yagruma, moringa y otros, para aliviar determinados males. No solo ofertamos el té, sino que compartimos con la población sobre los beneficios de cada uno de estos productos”.
Según la descendiente del Gallego Otero, “el lugar ha devenido espacio para el intercambio sobre temas de salud. Hace poco nos visitó un grupo de adolescentes del politécnico enclavado en el área, y en una especie de peña conversamos sobre temas de sexualidad responsable. Eso es lo que pretendemos con este sitio, que la gente encuentre un lugar donde dialogar de temas saludables”.
Yenisleydi siembra, prepara y macera sus productos, los que luego comercializa en el Oasis.
“En esas funciones me auxilio de la familia, porque este es un emprendimiento familiar, sin ellos no sería posible; y de la luz de mi abuelo, que siempre nos incentivó a ser personas útiles y trabajadoras”- dice, a la vez que atiende a los clientes, quienes preguntan por la cúrcuma, uno de los productos más demandados para su uso en la cocina.

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