Javier Milei, otro monstruo del claroscuro

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 17 segundos

En la Argentina se ha colado un cisne negro en las elecciones PASO (siglas de primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias). Javier Milei ha ganado con su Partido La Libertad Avanza al obtener un 30,04 por ciento, seguido del 28,27 por ciento de Juntos por el Cambio y del 27,27 por ciento del peronismo que compitió bajo el sello de Unión por la Patria. Con su triunfo,el candidato ultra liberal que sueña con instalarse el 10 de diciembre en el despacho principal de la Casa Rosada, tiene patas arriba la economía del país.

Milei, el que siempre está bravo y gritando en sus presentaciones en público (dicen que asociado a trastornos en la personalidad por maltratos durante su infancia en una  familia disfuncional); el Loco que jugaba de portero del Chacarita; el roquero que canta ¨Yo soy el león devorador de castas¨; el economista que mostró con tanta crudeza las lecciones aprendidas del Consenso de Washington, ha triunfado y hasta los más conservadores (desde la nación austral hasta Wall Street), temblaron (no de temor, sino de espanto): ¡ha nacido un monstruo!.

Su triunfo en las urnas ocurre de forma totalmente inesperada y reúne los requisitos como “condición sine qua non” para ser considerado cisne negro de la economía, pues, como definiera el ensayista, investigador y financiero libanés naturalizado estadounidense, Nassin Nicolás Taleb, este tipo de evento, ocurrió de forma impredecible; tiene un gran impacto en la economía y es racionalizado de forma retrospectiva.Tal es así que el lunes, después de su triunfo, Milei gritaba: “Estoy listo para gobernar hoy” y el martes los  mercados financieros anunciaban en su apertura que los argentinos eran 20 veces más pobres que 24 horas antes, exhibiendo una devaluación del peso argentino de un 22 por ciento y la caída de los bonos y de las acciones argentinas en Wall Street mientras que los analistas pronosticaban que solo la inflación mensual de agosto (nótese que no se refieren a la interanual), superará la cifra del 10 por ciento.

Además, desde su discurso de campaña, era predecible su impacto; porque el león devorador de castas,gritó (y sigue gritando) a los cuatro vientos su ideología centrada en el liberalismo (los mandamientos del Consenso de Washington en strike y sin tapujos) a favor del libre mercado (tan libre que se inclina por el mercado de órganos y por la venta de armas) y por el Estado mínimo (tan mínimo que dice que le dará candela al Banco Central y que desaparecerán 11 ministerios, incluidos los ministerios de Educación; de Salud;de Cultura; de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; de Transporte; de Turismo y Deportes; de Desarrollo Social, de Ciencia Tecnología e Innovación; de Ambiente Sostenible y Desarrollo; de Desarrollo Territorial y Hábitat y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad ) además de su oposición al aborto y su rechazo a la educación sexual en los colegios, entre otras posiciones ultra reaccionarias.

Ahora pudiéramos pensar en aquella frase de que “los pueblos tienen memoria de corto plazo”; porque muy rápido se han olvidado a las abuelas de Plaza de Mayo y las desapariciones forzadas, los  asesinatos o el robo de infantes a madres en las salas de torturas debido al ascenso al poder de dictadores que basaron su política en la ideología que predica el Loco del Chacarita. O se olvidaron de cómo en varias ocasiones se ha tenido que negociar por los gobiernos más progresistas (que no son socialistas) con el Fondo Monetario Internacional, las deudas contraídas por los derechistas y debido a las políticas neoliberales de los Menem, De La Rua o Macri.Solo debe recordarse que mientras Cristina había reducido la deuda en el 52 por ciento del PIB durante su mandato, el derechista Macri (él solito) suscribió con el FMI un préstamo ascendente a 57 mil millones de dólares, que resultó ser el más importante en la historia de la Argentina y también en la historia del Fondo, representando 127 veces la capacidad de endeudamiento del país, según explicó Alberto Fernández, Presidente de Argentina. Esto provocó que dejara a su sucesor una deuda del 88.8 por ciento del PIB a su salida, la que se ha reducido nuevamente hasta el 79.8 por ciento del PIB por Alberto Fernández. Sin embargo, parece haber quedado en el olvido del votante argentino.

Pero sería injusto sino tuviera en cuenta que la sreformas que han acometido los más progresistas, aunque trataron de mitigar desigualdades sociales, no han ido a la raíz de todos los males: el modelo capitalista que acumula demasiados pobres en un país tan rico. Tampoco lo sería si no tuviera en cuenta el impacto de la crisis económica que prevalece hoy en el mundo y que también afecta a los argentinos; o si desconociera la persecución judicial a Cristina Fernández, que como en el caso de Lula y Dilma en Brasil o de Correa en Ecuador son parte de un nuevo Plan Cóndor, estrategia impuesta por los poderes fácticos, la academia militar de Estados Unidos y los intereses económicos que ellos protegen, para apropiarse de las riquezas y recursos nacionales e imponer que la obra pública vaya a empresas estadounidenses en vez de a sus competidores de China, aunque estos ofrezcan precios y condiciones de pagos más ventajosos que los estadounidenses.

Por supuesto que un Javier Milei que critica al MERCOSUR, definiéndolo como una “unión aduanera de baja calidad” y que ya ha manifestado que romperá relaciones con China, pese a que el gigante asiático es el segundo mayor mercado para los productos argentinos y que además le otorgó un swap (acuerdo de intercambio financiero) por 18 mil millones de dólares a Buenos Aires para el pago de deudas con el FMI; es una mejor apuesta para la Doctrina Monroe que cualquier K (kishnerismo) que se arriesgue por un mundo multipolar y que pretenda incorporarse al BRICS.

También sería injusto si no reconociera que esta operación de lawfare en Argentina (al igual que en toda la América Latina) no se puede llevar adelante sin la anuencia de los medios de comunicación dominantes y hegemónicos, quienes tienen la posibilidad real de construir discursos de poder y relatos sobre la realidad. Esos medios que, si bien no podría decirse que crean la realidad, lo cierto es que tienen las herramientas para determinar la agenda de temas sobre los que se hablará y así, al menos, conducirla e imponer como solución a tipos como Milei,  mientras tratan de demonizar a los K, junto con el resto de los líderes latinoamericanos que apuestan por la integración de los pueblos de América Latina y del Caribe.

A este personaje, los medios de comunicación le han dado amplísima cobertura a su paso por cada lugar donde desfilan sus ideas desde hace una década. Según Ejes de Comunicación (consultora de comunicación en Buenos Aires),  que midió el tiempo al aire que tenían diferentes economistas en los medios, en 2018 Milei obtuvo el primer lugar con 235 entrevistas en un año (téngase en cuenta que el año tiene solo 365 días). Estos son los mismos medios a los que Milei les declaróa gradecido, al día siguiente de superar el 30 por ciento de los votos en las PASO: “Ustedes son los padres de la criatura” o los mismos que recientemente colgaban noticias falsas, como una frase que supuestamente había dicho Cristina Fernández (“Si gana Milei me doy un tiro”) la que aparentemente publicó Infobae y que fue desmentida; pero de manera tardía, por lo que ya ha desinformado a más de uno.

Ahora bien el fenómeno Javier Milei no es único, ni es la primera vez que aparecen a lo largo de la historia. Algo que bien lo ¨distingue¨ es su similitud con otros dos personajes del presente siglo XXI: Donald Trump y Jair Bolsonaro y también con otros del pasado. Según los analistas, la mayor analogía se encuentra en el estilo personalista y populista, pues son líderes con los cuales los seguidores se identifican, no para votar por sus partidos o por sus ideas (aunque sean pura bazofia) sino para votar por el líder. Otro elemento que esgrimen es su analogía en cuanto a sus sentimientos anti status quo, pues el discurso “anti castas” de Milei se visibilizo en la campaña del 2016 del republicano Donald Trump bajo el lema “Drenar el pantano” o con lo que vociferaba Bolsonaro en los días previos a resultar vencedor en 2018: “Vine a fusilar a todos los petistas”. También en las redes sociales presentan similitud, según los analistas, pues se comunican e interactúan directamente con sus votantesy los tres son negacionistas del cambio climático, son antiaborto y están a favor de la portación de armas, entre otras linduras.

Otro elemento a tener en cuenta es que la aparición de un Javier Milei en el escenario político (al igual que Trump y Bolsonaro) ocurre de la misma manera que llevaron al Benito Mussolini (al de visajes grotescos de pésimo actor y sus gestos exaltados, cargados de furia belicista) con sus camisas negras del Partido Nacional Fascista, a la Marcha por Roma y al poder; contando siempre con el apoyo de los militares, los empresarios y la derecha italiana. Son las mismas causas que llevaron al histérico neurótico, esquizofrénico y paranoico Adolfo Hitler, del anonimato de las tabernas de Múnich al dominio total del Estado germano y al Holocausto, aupado por poderosas fuerzas internas y foráneas. Nada de esto ocurre de manera casual y como explicara el marxista italiano Antonio Gramsci: “El mundo viejo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro, surgen los monstruos”.

Visitas: 127

Andrés Martínez Ravelo

Ingeniero civil. Miembro distinguido de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *