Rescate y salvamento: Tanto amor…

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“Cayó completo el lateral del hotel Saratoga; activado el Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM)”, la frase inicial del diálogo entre rescatistas y el comando de Rescate y Salvamento del Ministerio del Interior, dio inicio a una jornada de dolor y angustias, de impotencia ante la muerte y destrucción, que ha trascendido en nuestros medios en ráfaga solidaria con la tragedia.

Más de cien horas de búsqueda y más de 40 desaparecidos son el infausto saldo del desvelo.

Es una historia de integridad humana, protagonizada tanto por fuerzas calificadas, como por médicos, voluntarios, paramédicos y miles de cubanos que apoyaron extendiendo su brazo para donar sangre o acompañando a familiares y amigos de trabajadores del hotel, desaparecidos tras la explosión.

Tristeza, miedo, fatiga, es el color del desastre, matizado por voces reveladoras del apego a la verdad, por confraternidad con los dolientes. Reporteros de todos los medios han develado su vocación de servicio y hacen de la comunicación un arma de aliento, de la palabra un beso a la añoranza de quienes sueñan ver la vida latir bajo los escombros.

Y conocimos la historia de la bombera Claudia, de solo 20 años, o del actor Teherán Aguilar, quien encarnó un bombero en la telenovela Historias de fuego y la sensibilidad lo llevó a ejercer tal oficio en esta situación límite.

Las narraciones de periodistas cubanos han señoreado en las redes sociales.

Tras 30 horas de reporterismo ininterrumpido, el periodista Dairon Caballero Heredia, de Radio Habana Cuba, por ejemplo, escribió su motivación:

¿Por qué me he mantenido? Porque he hecho mío el dolor de muchas madres, hermanos, primos, amigos, que hoy extrañan el abrazo de un ser querido. Me he mantenido por el anhelo de construir una información veraz y no malintencionada, que lleve paz y sosiego a las familias”.

Por su parte Susy Besteiro, del Departamento de Periodismo, de la Universidad de La Habana, graduada de la especialidad desde el pasado año, considera que las memorias del “Saratoga” la graduaron de tan noble profesión:

“Sentí por primera vez la necesidad casi física de informar, de hacer periodismo puro y duro…”

Y describe las imágenes aterradoras, polvo, gritos, sonidos de ambulancias y una orden interior: “La gente debajo de esas piedras, tenemos que hacer saber, las familias lo necesitan”.

Y así, cual similitud al poema de César Vallejo, se les acercaron dos, se les acercaron tres, veinte, quinientos, mil, y trasciende el mismo clamor: “Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte”.

La desgracia, tan irreverente, no ha sesgado el empeño de dar un rayito de luz entre las sombras, de una onda expansiva que ennegreció el destino de muchos. A la impotencia ante la muerte, le sucede un canto a la hermandad, una plegaria a las almas que yacen bajo las piedras.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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