En primera línea contra la Covid-19 en Cienfuegos: Rachel

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Aprovecho la visita de un equipo de 5 de Septiembre a un centro de aislamiento para sospechosos y contactos de la Covid-19, y así adentrarnos en las vidas, al parecer, cotidianas de un team de jóvenes médicos, enfermeros y técnicos que allí mantienen la vigilancia clínica y epidemiológica de posibles contagiados con el SARS-CoV-2.

Una jovencita ha bajado desde la zona roja, y tal cual un francotirador pone en la mira a su objetivo, saco mi teléfono y casi asusto a Rachel Costa Surí, una doctora, especialista en Medicina General Integral, y residente de segundo año de la especialidad de Epidemiología.

Tras explicarle que la grabación es solo para transcribir y hasta aplicarle la psicoterapia que los periodistas usamos con los reacios candidatos a entrevistados, se dispone a conversar. Me dice entonces que las entrevistas la estresan, y hasta me asombro de que no le tema a la zona roja y sí a un simple y gastado teléfono.

“Me gradué en 2015, y para el 2018 comencé la especialidad de Epidemiología. Ha sido intensa la preparación. Al iniciarla estábamos en plena alza epidemiológica del dengue y ahora ante una epidemia de nuevo coronavirus; han sido muchos los retos a vencer, pero todos redundarán en la calidad de mi formación como especialista en una rama de la Medicina que en ocasiones puede parecer anónima”.

La joven le ha perdido el miedo a la entrevista y a estas alturas conversamos con mayor soltura. ¿Qué es para ti la Epidemiología y por qué escogiste, precisamente, esta especialidad?

“Al principio fue por una necesidad de mi entorno laboral, pero poco a poco le he tomado mucho amor; fíjate que un epidemiólogo tiene que ver con todos los programas, y contrario a algunas opiniones que a veces la minimizan, tenemos mucho que ver con los pacientes en la prevención de varias patologías. Para mí esta especialidad ha sido una carrera en el tiempo, he adquirido muchos conocimientos sobre la marcha, y en la práctica, que es el mejor aprendizaje.

¿Permanecer en un centro de aislamiento? Bueno, ha significado un reto, que creo he asumido con toda la responsabilidad que lleva, porque es un paso importante en la cadena que supone parar el contagio. El trabajo es duro, riesgoso, pero se hace con una satisfacción enorme, al saber que de aquí nadie sale sin antes haber cumplido todas las medidas de aislamiento y con el PCR en tiempo real negativo”.

Casi como siguiendo un esquema, pregunto por la familia, esa retaguardia imprescindible que cubre la labor de estos muchachos valientes y consagrados.

“Tengo un niño, Pedro Luis, está al cuidado de mi madre, y me espera en casa al terminar cada jornada; acá nos bañamos y descontaminamos al salir, pero al llegar al hogar, volvemos a proceder con las medidas; él se queda en el cuarto, a la espera, y me pregunta, ¿ya te puedo abrazar, mamita? Y eso me da fuerzas para continuar con el trabajo, porque parar el contagio y la transmisión es preciso para seguir la vida”.

Rachel, quien al principio no quería hablar, se ha “soltado”. Se despide con una sonrisa joven, de esas que conquistan futuro y dan confianza, y va directo a ponerse toda la indumentaria que le proporciona protección, dejando detrás un halo de bondad y sencillez que mucho dice de estos jóvenes valientes, quienes cruzan la línea roja, por ellos, por ustedes, por nosotros, para tener mañana. Me quedo hablando sola, y le doy gracias a esta muchachita que al principio creí frágil, pero que es fuerte, muy fuerte.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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