Maderas que cantan

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La marimba resulta del todo original. Es de percusión y emite notas musicales sin ser parte de la familia de las cuerdas percutidas, como sí ocurre con el piano. Es de percusión sólida, pues la madera es su fuente sonora y rítmica, y se le cataloga de idiófono por generar sus sonidos desde sí misma para vibrar como un todo al emitirlos. Sus barras de madera se hacen sonar con mazos de caucho o fieltro, y están provistas de tubos por debajoque funcionan como cajas de resonancia para amplificar cada sonido.

En su forma más acabada, la marimba se asocia a Guatemala y al sur de México, principalmente a Chiapas, aunque su presencia abarca casi toda la América Central. Su sonido es tan natural, que al escucharla parece como si emergiera del paisaje o se perdiera dentro de él. Es tan cadenciosa que pocos pueden sustraerse a la tentación de bailar o aunque sea moverse al influjo de sus melodías.

Si nos atreviéramos a compararla, diríamos que la marimba suena como una orquesta. Por su tamaño, muchas veces requiere más de un ejecutante; las hay dobles, formadas por una grande con cuarenta y cinco teclas y otra de menor tamaño llamada picolo, cuyo teclado consta de 33 piezas. En ocasiones un solo músico la hace sonar, aunque casi siempre la marimba grande ocupa cuatro músicos y la picolo, tres. Nada menos que siete ejecutantes para extraerle un néctar de piña, banano y jocote (*) transformado en notas repletas de frescura.

Cabe preguntarnos si la marimba es autóctona de Centroamérica. Para atinar en la respuesta, se supone que esclavos africanos la trajeron consigo desde sus tierras originarias. La acarrearon en su forma física y también en su mente para rediseñarla a partir de lo que la naturaleza, generosa, les proveyó en la tierra adoptiva. Acá se mezcló con los xilófonos europeos, cuya historia data de siglos. En esa alquimia sonora está presente la herencia prehispánica, en particular maya, y con todos los ingredientes juntos nació la marimba mestiza tal como hoy se le conoce.

Su antecedente africano nadie lo pone en duda. En cuanto al nombre, se asegura que proviene de la voz bantú “malimba”. Guarda relación con otros instrumentos africanos afines, como la xilorimba, el likembre y la ilimba, y hasta la vinculan a la existencia de una reina que habitó al sur del lago Victoria. También se dice que marimba es, en la lengua shona de los bantúes, una expresión compuesta por las voces “imba”, cuyo significado es “canción” y “kuimba” que es “cantar”. Algo así como “cantar la canción”. Si de otro lado nos atenemos al sonido “ma”, entendido como apócope de “madre”, sería posible asumirla como “madre de la canción” u “origen de todos los instrumentos musicales”.

Lo indiscutible es que la marimba resulta ser tan mestiza como el territorio donde se desarrolló y con el cual se identifica. Por su universalidad no hay género musical que se le escape: desde una canción, un fox-trot o un vals. Sean cuales fueren el ritmo y el origen, cuando sus maderas cantan prevalece el aire tropical de selva, marisma y sol propiamente istmeño, donde buscan besarse dos océanos a modo de galanteo cultural.

(*) Jocote. Fruto comestible centroamericano de color púrpura, rojo o amarillo.

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