Luis Pérez Lozano, héroe y mártir de Cienfuegos

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Desde que Luis Pérez Lozano nació el 3 de agosto de 1929, observó la opulencia de unos cuantos y la miseria de los más, en todo el entorno de su hogar humilde, enclavado en las inhóspitas tierras de barro amarillo, salpicadas de grandes cuevas de cangrejos, conocida como “Los Amarillos”, en terrenos baldíos impropios para construir, que quedaban justo al lado de las fabulosas residencias levantadas por los ricos a ambos lados de la avenida de Punta Gorda.   En aquellos terrenos se desenvolvió su niñez, jugando con los niños pobres de la barriada a la pelota, confeccionada con trapos y envueltos con el cartón de las cajetillas de cigarros que recogían en la calle, y bateaban con un palo del mangle o el marabú que abundaba allí, aunque a veces perdían la pelota cuando entraba en una profunda cueva de cangrejos. Por supuesto en la ciudad no existía un solo campo de beisbol, ni para ningún otro deporte, aunque los clubes de los ricos, los tenían de todo tipo, como el Yatch Club, pero eran sociedades exclusivas de ellos.

Así que con esa diferencia social que le golpeaba como un bofetón, Luis Pérez Lozano se hizo un joven que, además de limpiar zapatos por unos centavos, desde que cumplió diez u once años, escuchó mucho a su primo Rogelio Bolufé, que le hablaba de la lucha de clases y de las ideas de Antonio Guiteras que fundó la organización revolucionaria “La Joven Cuba” en la que llegó a militar. Estudiando Luis ya en el Instituto de Segunda Enseñanza, porque nunca abandonó sus estudios, ni su “oficio” de limpiabotas durante las noches, pulió su rebeldía y la orientó hacia huelgas, protestas callejeras y concentraciones populares contra la politiquería y la corrupción oficial imperante.

También se enfrentó a los “demonios del Norte”, aquellas oleadas de marines de los barcos de guerra norteamericanos que llegaban al puerto y bajaban a emborracharse y molestar a las familias en busca de prostitutas. Por su vocación revolucionaria se enfrentó a la tiranía de Batista y como para entonces laboraba en la farmacia de Clark, que era un revolucionario activo, lo hizo militando en las filas del Movimiento 26 de Julio y comenzó a laborar clandestinamente. Una noche, mientras pintaba consignas rebeldes, fue sorprendido por la policía, se batió a tiros y escapó.

Llegado el alzamiento revolucionario del 5 de septiembre de 1957, Luis Pérez Lozano ocupa un puesto de combate en la azotea del Ayuntamiento, frente al Parque Martí, junto a sus compañeros del M-26-7. Combaten durante todo el día contra fuerzas superiores en armamento, que Batista lanzó desde varias provincias para aplastar la rebeldía del pueblo cienfueguero, y por la noche quedaron sin balas ni posibilidades de abandonar ese edificio por estar rodeado todo el entorno. Al amanecer siguiente soldados y policías los encuentran desarmados y asesinan a Luis Pérez y a Tomás Toledo Benítez y Galo Tiel. Sus cuerpos baleados aparecen entre los “caídos en combate”.

Esta es la historia de un cienfueguero humilde que entregó su juventud y su vida a luchar contra dos tiranos en su Patria. Siempre fue un rebelde con causa y hoy es ejemplo para las nuevas generaciones que, en otro contexto histórico, se enfrentan a las tareas actuales y luchan por las próximas victorias.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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