Cuba: pensar en grande

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Por estos días a mucha gente nos impactó descubrir la juventud y sencillez de los ingenieros que diseñaron y produjeron el primer prototipo cubano de ventilador pulmonar, otra de esas proezas investigativas que asombran por estos tiempos de grandes problemas, a los cuales les nacen grandes soluciones.

Porque si alguna condición humana fue imprescindible siempre para producir transformaciones radicales o saltos significativos de progreso en cualquier campo del conocimiento, en materia social o en otros ámbitos de la vida, ella es la capacidad que podemos llegar a tener la generalidad de las personas para pensar en grande, comenta en Haciendo Radio el periodista Francisco Rodríguez Cruz.

Y recalco que es una posibilidad que poseemos como especie, pues ella es la clave de la evolución que ha tenido la humanidad y está muy claro que no es posible reducir ese pensamiento de avanzada a unos pocos individuos, por importante que resulte contar con un liderazgo positivo en casi todas las circunstancias.

Por supuesto que esas potencialidades para proponernos metas que sean retadoras, tensas, motivadoras por su grado de dificultad, hay que cultivarlas, estimularlas y darles cauce para su nacimiento y desarrollo.

Desde su origen, cuando muy poca gente la creía posible en el espacio y en el tiempo en el cual ha transcurrido, y con las poderosas fuerzas que se le han opuesto a lo largo de 63 años, la Revolución cubana es el mejor ejemplo histórico que podríamos tener a mano en nuestro país para evidenciar esa facultad de convertir en un proyecto colectivo triunfante, las ganas de hacer de una gran mayoría de un pueblo.

Esa fuerza de renovar y renovarnos no resulta exclusiva de un periodo ni de una generación, y hay que hacerla sentir como un estado permanente, para lo cual siempre habrá que propiciar métodos de participación y cuestionamiento de la realidad que nos rodea. Eso es lo que evidencian también coyunturas tan complejas y dolorosas como las que hemos vivido en estos dos últimos años de pandemia, donde la creatividad se ha crecido ante la dificultad. 

Y que conste que pensar en grande, no significa para nada pensarse grande; o sea, no es una atribución que persona o grupo de personas puedan atribuirse permanentemente, sin comunicación, diálogo, intercambio constante con el resto de una comunidad o población.

En La Güinera a pie de obra
Foto: Antonio Jesús Matos

Además, esta divisa de ser realistas y hacer lo imposible, como la resumiera el Che, no solo debemos verla circunscrita al marco de la vida social de una nación, sino que es aplicable también al universo del ámbito familiar y hasta de los proyectos de vida de cada quien, porque la osadía individual nutre de algún modo también el éxito colectivo.

El conformismo, las salidas fáciles o que lo semejan, aunque a veces parezcan una manera cómoda de adaptarse a las coyunturas —muchas veces en espera de ese gran momento que nunca llegará si no lo perseguimos con suficiente pasión—, casi nunca conducen a caminos nuevos que nos permitan hallar verdadera satisfacción y plenitud como seres humanos.

Por eso no deberíamos estar completamente complacidos nunca con lo que tenemos, sin dejar de apreciar y reconocer cada paso a favor del interés común, pero siempre con la perspectiva puesta un poco —o mejor mucho— más adelante, de una forma altruista y generosa, que nos mantenga siempre en esa postura inconforme y esperanzada de quienes logran, con estudio, sistematicidad, trabajo y determinación, pensar —definitivamente— en grande.

Haciendo Radio/Radio Rebelde

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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