De artistas a héroes del anhelo

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La naturaleza demoledora de la COVID-19 ha sido probada por nuestro pueblo durante casi un año. Igualmente, la capacidad de resistencia de los cubanos y los modos con que somos  capaces de demostrar, en esas trágicas circunstancias, un humanismo de esencia.

El ramo de la salud ha sido ejemplar y marcha a la avanzada; empero, hay por doquier otros héroes que toman decisiones profundas, en pos de manifestar sus sensibilidades y contribuir a que el peso de la enfermedad sea más llevadera para las víctimas de la pandemia. Justo, hace cerca de un mes, estudiantes y profesores del Instituto Superior de Arte (ISA), se ofrecieron como voluntarios para servir en los procesos congénitos a la atención de los pacientes del coronavirus, lo cual incluye faenas de higiene y nutrición indispensables, aligerando los esfuerzos de los médicos y enfermeras que se dedican a cubrir los tensos quehaceres del protocolo sanitario.

En esta dirección toda ayuda es poca y no podemos dejar de admirar a aquellos que, sin exigir gratificaciones, se convierten en soldados de esta batalla que no será ganada, según pronósticos, hasta pasado el mes de marzo.

Luis Armando Cuba, Yeiler Ramos Chávez y Abel Cuellar González, entre los muchos artistas y profesores en la batalla contra el COVID 19./Foto: Jorge Luis Urra Maqueira

Durante el rebrote Cienfuegos ha utilizado como albergues a instituciones como la Escuela de Arte Benny Moré, donde se han resguardado niños pacientes de esta enfermedad, incluyendo los de tipo asintomático.

Entre los muros de la hospedería escolar se han cobijado infantes que, con las normas de seguridad y el personal médico indispensable, reciben el beneficio de los profesores-artistas que ordenadamente asisten en sus días de guardia para desinfectar los espacios colaterales (vestíbulo, comedor, cocina, salones de diálogo, etc.), acelerar el cocido de los alimentos y llevarlos hasta la zona límite (la enfermería) con todas las precauciones exigidas para evitar la contaminación, así como devolver los utensilios (recipientes y cubiertos dentro de un sobre de nylon) al espacio de la cocinilla.

Estos laboreos develan nuestras capacidades de solidaridad y constatan cuánto podemos crecernos en momentos espinosos (ojalá los que de modo inmaduro violan o desatienden las medidas de protección reciproquen tales entregas). Así lo ilustran los profesores-artistas de música, danza y artes plásticas, quienes han demostrado (y aún prueban) que podemos ser mejores seres humanos, aportando voluntades para la gran ofensiva. Los mismos que restauraron el Teatro Tomás Terry, aleccionan las bandas y agrupaciones musicales y danzarias o forman a los futuros creadores de la provincia, visten ahora las batas médicas, poniendo a disposición sus servicios, transmutándose en héroes del anhelo.

Abel Cuellar y Elifred Barroso, dos artistas que enfrentan la COVID-19./Foto: Jorge Luis Urra Maqueira

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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