Actitud responsable al vestir: presupuestos y motivaciones
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A la hora de pensar en renovar nuestro vestuario, resulta esencial tener siempre presente nuestra economía y presupuesto personal para ese fin, considerando que comer y tener un techo seguro, han de ser siempre nuestra prioridad.
Quienes alguna vez hemos cometido el absurdo de destinar los ahorros en comprar una prenda de vestir determinada o un conjunto, al creer que es lo último que se usa y que con el solo hecho de llevarla portamos el talismán para conquistar a la persona deseada o lograr la aceptación esperada en determinado círculo o grupo social, conocemos de lo equivocado de tal pensamiento.
Al destinar nuestro escaso presupuesto a una prenda en particular con esos intereses, podemos estar creando, sin que en ese momento nos demos cuenta de ello, ciertas expectativas en la otra persona o grupo deseado, que no se corresponden con la realidad y que luego no podremos sostener, y con ello, generar consecuencias contrarias a nuestro propósito.
Cuando el hecho de vestirnos comienza a ser una prioridad enfermiza, estamos tristemente a las puertas de convertirnos en consumistas, y por tanto, comenzarán a aparecer los problemas, pues no hay economía que pueda sostener los efímeros cambios que a diario se suscitan en materia de moda y vestir, sobre todo, cuando desde nuestra perspectiva nos influenciamos por lo que llevan unos y otros indistintamente y deseamos imitarles. Aunque es cierto que muchos, la mayoría de las veces a causa del factor económico no podemos sentir el placer de llevar esa ropa que en un momento determinado luce la mayoría, porque está de moda.
Pero a veces, para lograr todo cuanto pretendemos proyectar con una prenda de vestir, basta simplemente con lo que llevamos dentro, con nuestra calidad humana, la manera de conducirmos y cómo tratamos a los demás… “Quien lleva mucho por fuera tiene poco en su interior”, afirma un conocido proverbio, y quienes conquisten o logren aceptación solo por lo que poseen o pueden lucir, estarán condenados a una relación sustentada únicamente en la superficialidad.
Hemos de ser conscientes de nuestros presupuestos y posibilidades económicas reales, sin que ello nos lleve a una vida de limitaciones sociales a causa de ese factor. Por eso considero importante tener claro cuál es realmente nuestro poder adquisitivo y si vale la pena comprar una ropa destinada a una ocasión especial o adquir una prenda para o conjunto que nos sirva luego para otros numerosos momentos también especiales.
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