Días perfectos, la resurrección de Wim Wenders

En el maestro japonés Yazujiro Ozu halla Wim Wenders –estudioso y admirador suyo, como se apreció desde su documental de 1985 titulado Tokyo-Ga–, el aire nutricio que oxigena los espacios de una película tentada a mirarse en el espejo del cine del creador asiático, tanto en sus mecanismos de aproximación a los personajes, como en el tono quedo, contemplativo, parsimonioso del relato.

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