Una cienfueguera apasionada
Pierre Marie Benet llevaba tiempo acarreando agua desde el manantial del callejón de El Piojo cuando en 1831, en la parroquia de la jovencísima villa de Cienfuegos el cura de almas Loreto Sánchez unió para siempre su vida con la de Anne Louisse Texier. Antes, sin saberlo, las había unido el Océano Atlántico.
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