Del Caribe a París: El Sena abre las puertas a los sueños olímpicos de Cuba

Minutos antes de que comenzara todo, un color blanquecino cubrió los asientos. Los cielos grisáceos habían predicho la lluvia que llegó intermitente a solo unos pasos de la gran Torre Eiffel. A lo lejos, cientos de barcazas se ocultaban detrás del puente de Austerlitz, que minutos más tarde explotaba con los colores rebosantes de la bandera francesa.

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