Retamar pervive en Casa
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La recién concluida Feria Internacional del Libro (FILCuba) en la provincia de Villa Clara, nos dio la oportunidad de participar en la presentación de uno de los últimos números impresos de la revista Casa de las Américas, que rinde homenaje a Roberto Fernández Retamar, fallecido en julio de 2019.
Junto al actual director de esa prestigiosa institución habanera, Jorge Fornet, y la ensayista e investigadora Zaida Capote, se desveló al público un magazín impreso atrayente, que honra con efusión y a todas luces al eminente poeta, escritor y crítico literario.
“Es muy cubano —decía José Lezama Lima—, curtido por el árbol que golpea el árbol universal del conocimiento. Se esboza en él una alegría que marcha acompañada del destino opulento del cubano, del cubano mejor, que es universalmente sencillo”.
Bajo esa premisa de su carácter, Capote entabló con el público un diálogo en el que aludió a su forma de escribir tan natural, que lo hacían fundador en Cuba de la corriente latinoamericana del coloquialismo, junto a figuras de la talla de Roque Dalton o el nicaragüense Ernesto Cardenal. Creador de una literatura para el pueblo, que no deja jamás de ser profunda.
El presente número antológico (296-297), señaló también Zaida Capote, es sin dudas un “ejemplar para coleccionar”, que reúne un grupo de textos de inmenso valor lírico como Que veremos arder o Cuerpo que no está claro u otros universalmente conocidos como Caliban y Nuestra América y Occidente.
El volumen destaca también por contener un rosario de voces, tanto del ámbito político como artístico, que se pronunciaron ante el fallecimiento del autor. En Adiós a Roberto despuntan las palabras del mandatario Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y a partir de la página 133, disímiles intelectuales como Alexis Díaz Pimienta, Ariel Dorfman, Laidi Fernández (hija del poeta), Mario Goloboff, Andrea Jeftanovic y muchos más, que subrayan el mancomunado pesar ante la pérdida.
“Eso es lo que gritó al aire luminoso de la tarde. Y lo que musitó después en la atormentada noche…”, expone quien fuera catalogado como “el bardo del Olimpo cubano” en una de sus obras. Y gritó también el mundo consternado porque se había ido un creador insoslayable de esta Patria. “Sea cual fuere el asunto que yo aborde —decía—, mi perspectiva es revolucionaria, porque la Revolución es parte de mi vida. Cuando hablo del amor, de la amistad, de mis hijas o de las flores, hay una voluntad de transformación del mundo que está haciendo posibles mis poemas”.
Con un rico acopio fotográfico, Roberto Fernández Retamar vive en los folios de esta bella edición, rodeado casi siempre por sus colegas y amigos de la América toda; esos, nosotros, los sobrevivientes de una obra que conjuga arte y proceso social, a la cual es necesario acudir siempre en tiempos de crisis como los actuales.
“Es mucho lo que nos falta ahora que Retamar no está. Pero es mucho más lo que le deja a la Casa de las Américas toda y a esta revista en particular, después de dirigirla durante más de doscientos cincuenta números”, se afirma en el preámbulo. Y es que el tiempo así lo ha revalidado y lo eleva, porque solo los verdaderos escritores pueden hacer desde las palabras una realidad en los ojos de los otros.
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