Redacted: Chicos ofuscados, lejos de casa y bajo un sol del demonio

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Objeto de escándalo para la prensa conservadora y otra no tanto de los Estados Unidos por la manera “brutal” en que expone el día a día de los soldados yankis en Irak, Redacted (2007), filme de Brian de Palma ganador del León de Plata al Mejor Director en el Festival de Venecia, resulta sin vacilación la pieza cinematográfica fictiva que con más crudeza y objetividad ha enfocado la sangría yanki en ese territorio árabe, pese a tratarse de una obra —en última instancia— sobrevalorada y en torno a la que se ha reposado el ojo crítico con más deseos de salvarle sus evidentes ausencias que de fustigárselas, habida cuenta las previsibles filias ideológicas que despertaría en muchas plumas del planeta material tan valiente para haber sido rodado en país semejante.

La cinta se inspira, aunque sin mencionar nombres reales de los perpetradores (como tampoco oiremos nunca a lo largo del metraje alusión alguna a altos cargos de la instancia castrense, gobernantes…), en el atroz crimen cometido en marzo de 2006 en Mahmudiyah  por varios soldados del ejército estadounidense, quienes penetraron a la fuerza en la casa de la adolescente Abeer Qasim Hamza al-Janabi, la violaron repetidamente, ultimaron a balazos a toda su familia incluida la hermana menor de cuatro años, y luego quemaron los cadáveres de cada uno de ellos.

Ya eso deviene osadía mayúscula en una película estrenada en los Estados Unidos, donde como es sabido ni los medios ni mucho menos los políticos suelen referir tan estremecedores episodios, pese a lo común que resultan en el escenario bélico.

De Palma, viejo estratega del cine, marinero de todas las travesías fílmicas, lo filma a sus (entonces) 67 años provisto de inusitada vitalidad, en uno de sus proverbiales planos —secuencia, con el tono grave, severo, sórdido y precisos punteados fotográficos grisáceo—plúmbeos, que hacen de la escena la más recordable de Redacted, conjuntamente con la de la mujer embarazada que los nuevos rangers del desierto también matan a mansalva en un punto de control.

En que lo rueda de un modo que linda lo magistral y por momentos recuerda pasajes del Full Metal Jacket de Kubrick no hay duda alguna; los reparos vienen por otro lado, pues lo que sucede es que Redacted asume esta masacre como un hecho casuístico, escenificado menos como parte del modus operandi de los uniformados en la nación invadida, que como un suceso puntual surgido de par de mala cabezas de consabido prontuario, encabritados por el alcohol, el ocio, la falta de sexo y un calor de mil demonios.

Como en todo Hollywood que se precie —por muy experimental que sea como intenta serlo De Palma aquí en esta ficción en la cuerda de un falso documental rodado en digital que evoca por su propensión rompedora al cineasta en fase de búsqueda que él fuera en los años ’60— siempre habrá “un lado bueno de la fuerza”, que es con el cual el guión del propio De Palma se identificará a la larga, para exponer los nobles sentimientos, la buena conciencia y el pellizco al alma que experimentan los chicos buenos del ejército que no entienden como esas “bestias” cometieron flagelación semejante.

Con todo, fiel al estilo hiperrealista que se propone, procura hallar la mayor cantidad posible (o que le es dable incorporar) de puntos de equilibrio entre las naturalezas humanas puestas en tensión extrema en este conflicto, por obra y gracia de quienes les enviaron allí. Sigue, con espíritu naturalista de puntilloso verismo y sensación de ascética imparcialidad escrutadora, la jornada de los hombres de camuflaje en los cuarteles, la manera en cómo ellos mismos se convierten en comunicadores al graficar la guerra mediante las nuevas tecnologías: los videoweblogs, los videodiarios de combate, el videochat, las grabaciones en móviles de los marines… E incluso “reconstruye” el relato clásico cinematográfico desde la implementación de una nueva perspectiva donde el subjet o foco temático pasa a convertirse en el propio narrador, siempre en la idea de reflejar el máximo de veracidad y de estampar una ojeada poliédrica al asunto abordado.

La cámara sigue las acciones y los parlamentos con insistencia envidiable, pero solo recoge hechos y palabras de personajes arquetípicos que, si bien disponen en su concepción de la mínima paleta de matices que los impida andar de una pieza en su presentación al espectador, no dejan de situarse en coordenadas de tratamiento dramático que los convierten en meros arquetipos, restos fantasmales de muchos “malos” y “buenos” vistos en tanto cine bélico estadounidense, desde el propio De Palma de Casualties of war hasta Raoul Walsh, William Wellman, Michael Cimino, Oliver Stone, Francis Ford Coppola…

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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