Rebull, el pincel como bisturí

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A simple vista no parece tener genes asiáticos, pero la paciencia y la perseverancia son dones que adornan el trabajo restaurador del artista autodidacto cienfueguero Jesús Agustín Rebull Morales, Chucho para sus afectos.

De no ser así, cómo explicar que, durante un año y ante la mirada de tirios y troyanos, convirtiera su pincel en bisturí para devolverle a la ciudad, pleno de salud, el mural-emblema que le regalara su hijo Leandro Soto (1956-2022) en los días previos a los carnavales de 1973.

La obra pictórica adosada a la pared de la librería Dionisio San Román y cobijada por un portal que hace más llevadera la vida del peatón a la vera del Paseo del Prado, estaba enferma, muy enferma, cuando Chucho instaló a sus pies el singular quirófano artístico.

Lo primero fue amputar las células cancerígenas que estaban matando la obra de humedad, las seis deshechas cañerías del desagüe pluvial insertadas en el interior de la pared, desde donde se esparcía la metástasis a la multicolor piel del mural de 12 metros de largo por tres de altura.

Para suerte de Cienfuegos, Rebull asumió la tarea interrumpida de su desaparecido maestro Frank Iraola Montaña (1952-2018), curador por años de la obra del joven Soto, hasta que los quebrantos de salud se lo impidieron.

El trabajo de restauración rondó el límite de la minuciosidad y al artista-cirujano le queda la satisfacción de devolvernos la pintura salvada al ciento por ciento de la obra primigenia.

“Me guié por la obra original, levantando una por una las sucesivas capas de pintura, no por fotos, campo pudiera pensarse”, explica la esencia de una labor que tal parece un monumento a la paciencia.

Dice Chucho que lo más trabajoso resultó solucionar el mal estado de la pared en su conjunto, el soporte de la labor artística. “Fue como volver a darle vida, empatar lo que faltaba, eso es restaurar”.

-¿Y ahora qué tiempo de vida le das al mural?

-Bastante, al no existir humedad, el elemento destructor no va a ser el ambiente, sino la gente …

-¿Qué sentiste al concluir la restauración?

-Imagínate, ese mural ya es un patrimonio del cienfueguero. Es como ver la ciudad en un paño de pared que la sintetiza.

Entre las memorias que atesora su ya larga relación con el mural, cuenta de las pinceladas de retoque que en dos ocasiones dio el propio Leandro, cuando vino a ediciones del evento Visuarte, y que él presenció en su condición de discípulo de Iraola.

Rebull Morales rehúye un poco a hurgar en las llagas de las críticas, esa modalidad que ante las horas bajas de la pelota amenaza con convertirse en el deporte nacional, cuando las herrumbrosas cañerías extirpadas fueron consideradas poco menos que un asesinato al arte, a la ciudad y al sentido común.

“Cubanos indignados, Recursos Hidráulicos, rechazo popular, insensibilidad, martillazos inmisericordes”, y hasta algún que otro intento de humor politizado que lindaba con el pujo, fueron algunas de las “perlitas” con las cuales debieron lidiar el creador y la institucionalidad que sustentaba la restauración.

Por lo que sé, los mismos medios que amplificaron el “desastre-atentado” no escribieron una sola línea al finalizar la “operación quirúrgica”.

Mientras, Rebull asegura que a él también le gustaría dejar un legado, aunque fuera parecido, a su ciudad.

Y sueña con otro mural, que tal vez los años y la memoria afectiva terminen por convertir en símbolo, a la manera del que el adolescente Soto plasmó en la primavera de medio siglo atrás, como si propusiera unos carnavales que no solo fueran rumba, cerveza, carrozas, reina y luceros.

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Francisco G. Navarro

Periodista de Cienfuegos. Corresponsal de la agencia Prensa Latina.

Un Comentario en “Rebull, el pincel como bisturí

  • el 20 octubre, 2023 a las 4:28 am
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    Muchas felicidades para el artista. Es de veras un consagrado de los pinceles.
    Por otra parte, es una lástima que muchos cienfuegueros no merezcan ese arte, pues ya es noticia que un bando de inescrupulosos vandalizaron la parte inferior del mural.

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