María Elena Llana: “La gran historia de la ficción es la vida”

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La escritora y periodista María Elena Llana, Premio Nacional de Literatura 2023, en el marco de la XXXII Feria Internacional del Libro fue distinguida con La Roseta de la ciudad de Cienfuegos en una de las últimas presentaciones efectuadas el Museo Histórico Provincial, donde compartió con colegas y el público asistente, las temáticas más recurrentes en sus obras y diversas experiencias personales que las enriquecen.

“Yo realmente estudié periodismo porque me gustaba la literatura, y me convertí en una lectora voraz desde los inicios en el ámbito. A mi primer esposo, que era poeta, fue a quien me atreví enseñarle lo que hasta el momento había escrito, y de esa manera comencé a confiar en su juicio crítico.

“Vinculado a las vivencias en La Habana durante aquellos años 60, comenzamos entre ambos a gestar mi primer libro, en el que está el cuento Nosotras, el cual tuvo especial significación dentro de mi carrera”, comentó Llana, que ostenta también el Premio Nacional de la Crítica en 1984 a raíz de su segundo volumen Casas del Vedado, publicado en el ‘83 por la Editorial Letras Cubanas.

La prosista igualmente habló allí sobre su vinculación asidua con la prensa e hizo mención, sobre todo, a los años que estuvo como subdirectora de la revista Cuba internacional, sus lauros dentro del gremio de la Unión de Periodistas de Cuba y su incansable amor por la historia, la cultura de la nación, el cual refleja en varias investigaciones de este corte sobre figuras de renombre como Wilfredo Lam.

La acompañó en su disertación el poeta, narrador y ensayista Jorge Ángel Hernández, quien facilitó, entre otros aspectos, las directrices para analizar su obra. “Ella generalmente nos hace ver que lo que escribe lo podemos encontrar deslizándonos por la superficie del texto. Y ahí demuestra varias habilidades profesionales para manejar la prosa con distintas fuentes; tanto en la novela tradicional, la radial como desde el periodismo (…) Sin embargo no hay muchos autores nacionales que investiguen y analicen hoy sus trabajos a pesar de la riqueza que ellos contienen”, aseveró.

Su colega comenzó a trabajar con la narrativa de la Premio Nacional a partir de los libros que él tenía en su biblioteca personal, entre ellos La reja (1965), debut de la autora, que Hernández considera como un libro precursor. “Allí despliega el arsenal de lo fantástico, lo absurdo, poseedor asimismo de una picardía tremenda para explicar la realidad como si fuese fantasía”, dijo.

Los estudios tanto de La reja como de Casas del Vedado están en la plataforma digital de Cubaliteraria y en el blog ogunguerrero.wordpress.com, afirmó el crítico, quien reveló además al público, que está trabajando en la colección de cuentos Castillos de naipes, lanzada por Ediciones Unión en 1998.

La escritora estuvo acompañada por Jorge Ángel Hernández, analista de la obra de Llana. /Foto: Juan Carlos Dorado

Sobre el volumen que lanzó a la fama a la escritora comentó que, “Cuando aparece Casas del Vedado, aún la sociedad cubana no estaba preparada para recibirlo a plenitud, en profundidad. De algún modo se recepciona tangencialmente, la crítica nacional de su momento tiende a la brevedad y la parcialidad. Sin embargo, la academia en otros países como México sí lo estudian con fuerza, y en otros, lo circunscriben solo al ámbito de la política, en muchos casos con el objetivo concreto de hacer daño”, alegó.

María Elena Llana refirió criterios acerca de algunas piezas narrativas que siguen las pautas inscritas por Hernández, entre ellas Nosotras, donde una mujer habla por teléfono con un interlocutor que resulta ser ella misma. El relato ─contó su creadora─ hoy se estudia en los planes de clase de las universidades de Santa Bárbara y San Diego, en Estados Unidos. Otra de las narraciones distintivas es Los divertimentos y Conócete a ti misma, este último con rasgos muy singulares que nada tienen que ver con los preceptos del feminismo que han apuntado ciertos reseñistas y críticos, aseguró la literata de manera jocosa.

Sobre este rasgo en particular, todos los cuentos de María Elena ─expresó Ángel Hernández─ “tiene su sistema de comunicación; cada uno tiene su ‘trampa’. Esa es una de las cosas que a mí me fascina de ella, lo ‘tramposa’ que puede ser a la hora de hacernos creer que vamos por un camino y desembocamos en otro”, apuntó.

“La gran historia de la ficción es la vida, lo que hay es que saberle encontrar los recovecos”, aseguró María Elena Llana casi al término del encuentro, que sirvió como espacio ideal no solo para promover su rica obra cuentística ─que bebe siempre de anécdotas personales, de su familia─, sino para acercar al público a una intelectual que durante años se mantuvo escribiendo literatura “en silencio” pero sin descanso, a la par de su quehacer periodístico.

Con el otorgamiento de su último lauro,  las editoriales cubanas tendrán el compromiso de hacer suyas sus obras, ya que ─de manera contradictoria─ los textos han sido más y mejor compilados en el ámbito foráneo que en el plano nacional. Próximamente, desde la sección Oficio de Leer de nuestro periódico iremos publicando las reseñas de los materiales mencionados aquí.

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

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