Liety Chaviano: el desafío de la robusticidad

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Son pocos los actores obesos que logran imponerse en el audiovisual cubano; si ocurre alguna oportunidad para ellos sucede por exigencia del guion y la somática de los personajes, pocas veces por arbitraje de un realizador demandando las calidades histriónicas de las actrices y actores corpulentos. Cuanto más, los roles son cedidos para potenciar las situaciones humorísticas, revelar los escarnios o actos discriminatorios sufridos por antihéroes con esta tipología. La segregación es mucho mayor hacia los histriones que poseen edades juveniles o de la adultez temprana.

Recordemos que María Isabel Díaz pudo debutar interpretando a la “gordita Ofelia” de Una novia para David, del cineasta Orlando Rojas, gracias a sus dimensiones anchurosas, y el dramaturgo Amado del Pino se inserta en el cine por invitación de Fernando Pérez, clamando por un actor con mucho volumen para encarnar a aquel revolucionario que alucinaba con un cubo de potaje en Clandestinos; más cercanos en el tiempo, el actor Roberto Rodríguez Alfonso pudo ser lanzado en la exitosa serie Lucha contra bandidos, de Alberto Luberta, ante la urgencia de un mofletudo que recreara al simpático Yeyo, y la actriz Elizabeth Castro Cedeño tiene su primera oportunidad oficial en Viceversa, de Loisys Inclán, por los requerimientos del personaje de Gina, quien enfrenta no pocos desafíos debido a su exceso de peso.

Cienfuegos igual ha legado algunos actores con estos atributos, cuyas carreras han sido llagadas por tales prejuicios y reducida noción de la belleza (obsérvese que todos los histriones jóvenes y gruesos elegidos tienen un rostro atrayente); aunque ningún actor o actriz supera los impactos (efímeros, eso sí) de la carrera de Liety Chaviano Pérez (Cienfuegos, 1982), una cumanayagüense que parecía destinada a roles secundarios y salva debido a su corpulencia.

En la niñez absorbe un poco del espíritu del arte a través de su padre, el director y diseñador Otto Chaviano. De modo que, tiene bien definida su vocación por la escena y termina realizando los exámenes para cursar estudios en la Escuela Nacional de Arte, donde se titula como actriz teatral en el 2003. Entre sus compañeros de aula figuran Carlos Ever Fonseca, su coterráneo Kelvyn Espinosa, Mónica Alonso y Alain Aranda, entre otros, con algunos de los cuales participa en varias puestas de teatro, durante las prácticas en la academia y luego en la tesis de grado. Empero, las capacidades de la joven no se manifiestan durante este periplo; por esa razón llega a afirmar que ella, “no sabía que existía”.

Mientras estudia en la ENA le informan que Ana Rojas, profesora de la academia, le andaba buscando para confirmarle que Rudy Mora y Emma Robaina le convidaban a un casting en la televisión nacional. Durante tres días hace las pruebas y finalmente queda seleccionada para el proyecto Doble juego (2002), uno de los seriados más innovadores del género en la pequeña pantalla y de los primeros en tender su historia en las zonas descentralizadas de la capital.

Liety interpretando a Matilde en la serie Doble juego (2002), de Rudy Mora.
Liety interpretando a Matilde en la serie Doble juego (2002), de Rudy Mora.

Claramente, para el personaje de Matilde se precisaba una chica robusta, pues esta es la condicionante de sus insatisfacciones amorosas y el bullyng que sufre en la escuela. La actriz viene como aro al dedo. Desde la infancia Liety se distinguía por ser una niña obesa, pero le piden que suba un poco más de peso. Como siempre ha sido de buen comer, logra superar la petitoria; aunque a mediado de las grabaciones tiene que perder unas libras, pues la vestimenta de producción le queda muy ajustada.

Tácitamente, logra defender con creces a Matilde Delgado, la chica tierna e ingenua que estudia en el preuniversitario y cae en desaforo al quedar embarazada, cuya madre es una mujer trabajadora, pero muy intolerante. Si su labor merece alguna objeción es la obviedad de los acentos dramáticos aludiendo a su inocencia, extremadamente sublimada para ser verosímil.

En la serie consigue vigorosas escenas, como los momentos del parto. Justo, una de las más difíciles, ya que nunca había experimentado el engendro. Gracias a Corina Mestre, quien encarna a su madre, y otras féminas del equipo, pudo resumir los dolores del alumbramiento, toda vez que ellas le fueron describiendo las regularidades. Por demás, resulta todo un aprendizaje de vida: “Desde que pude interpretar el personaje de Matilde soy más sensible a todo y más desconfiada. A veces creía que todo lo que me rodea es bueno y que todo el mundo quiere lo mejor y no siempre es así.” -confiesa en el programa En familia con Alfredo (2018).

Junto a Mónica Alonso en el telefilme Doble juego.
Junto a Mónica Alonso en el telefilme Doble juego.

Rudy Mora concibe una versión fílmica de los capítulos (148 min.) y en 2022 la estrena en los cines de la isla. Este relato sobre la adolescencia, las relaciones familiares y la escuela, conquista las simpatías de los públicos y la crítica, especialmente es encomiada por los jóvenes y adolescentes. Justo, en 2024 acontece el 22 aniversario del estreno de la serie y su formato cinematográfico.

Luego de un largo silencio, en 2006 emerge en el filme Madrigal, del cineasta Fernando Pérez Valdés, dando aliento a Luisita, la chica gruesa imaginada por Javier para su relato fictivo, enclavada en un universo de complejos y secretos, pudiente, parte del triángulo amoroso y protagonista de la primera historia:

Luisita es especial, vive en su mundo particular, atenazada por complejos y traumas que dificultan su trato con los otros. Su cuarto está vetado a todo el mundo. Ojea con tristeza las fotos de su madre en una revista porno, desde donde la madre da muestra de su buen hacer en el trabajo, chupando un miembro erecto. -expresa el realizador a Cuba Cultural.

Al lado de Carlos Enrique Almirante en el filme Madrigal (2006), de Fernando Pérez.
Al lado de Carlos Enrique Almirante en el filme Madrigal (2006), de Fernando Pérez.

La crítica en general coincide que la suya es una actuación conveniente, sin ser destacada:

Conocíamos por las telenovelas el quehacer de Liety Chaviano (Doble juego) y Carlos Enrique Almirante (Al compás del son). Ella, como Luisita, sin ser sobresaliente es eficaz, tanto como él en el rol de Javier. (Pedro Antonio García, Cuba).

En una escena de Madrigal, junto a Carlos Enrique Almirante.
En una escena de Madrigal, junto a Carlos Enrique Almirante.

La interpretación de Liety Chaviano, una actriz convincentemente más sentimental que carnal. (F. M, España)

[…] momentos de intensa emotividad en Liety Chaviano en su Luisita. (Mercedes Santos Moray, Cuba)

Aunque Luisita comparte ciertos atributos con la Matilde de Doble juego, en relación a la tragicidad del personaje, esta vez revela una contención psicológica y física no presente en la serie de Mora; quizá se deba a que tuvo tiempo de armar el personaje durante los cerca de seis meses de ensayo o sencillamente porque había madurado. En el elenco también aparecen Carlos Enrique Almirante, Luis Alberto García y una muy joven Ana de Armas.

Jorge Luis Sánchez, entrevista realizada a Fernando Pérez en 2007 inquiere:

 “A Liety Chaviano la siento dirigida con un poco de rigidez. O como si no se entendiera el tipo de actuación que necesitaba Madrigal”.

Liety Chaviano en varias escenas de Madrigal.
Liety Chaviano en varias escenas de Madrigal.

El director de Clandestinos y La vida es silbarle declara entonces:

Estoy muy satisfecho con la actuación de Liety. Es la Luisita que imaginé. Pero me he encontrado a personas que le gustan más unos actores que otros, ese ya va siendo el destino de Madrigal. Como personalidad en la vida real, ella es una joven extrovertida, ingenua, alegre y simpática. En mi concepto de Luisita, yo debía restarle a Liety esas conductas expansivas. El hecho de pedirle que se concentrara mucho más en su mundo interior y mantener cierta postura ante la cámara por el tipo de encuadre para el que tenía que estar de pie, o sentada frente al río, quizás haya incidido en esa rigidez que tú observas, pero que no la siento mucho. Para mí, Liety es Luisita y su atmósfera, los mundos misteriosos que ella se crea. La mansión donde vive, el puente, el río, el necrocomio, que son lugares que reflejan ciertas atmósferas artificiosas, para nada naturalistas. Luisita es un personaje remoto, con muchas máscaras y secretos.

El filme, aunque provoca opiniones encontradas, recibe el Premio Ángel en el Festival de Cine Latinoamericano de Utrecht, Holanda (2007), el Premio al Mejor Guion en el Festival de Cine Latino de Los Ángeles (2007) y el Delfín de Plata a Raúl Pérez Ureta por Mejor Fotografía, en XIII Festival Internacional de Cine de Setúbal, Festroia, Portugal (2007).

Esta es la última oportunidad que recibe la actriz cienfueguera en el audiovisual cubano. Sea porque no logra convencer a los directores con sus tientos actorales o por su constitución física, que reducen el rango de personajes, lo cierto es que ha quedado relegada en el tiempo.

Hacia la década de 2020, Liety emigra a los Estados Unidos; presuntamente acaba instalándose en la ciudad de Texas, desligada de la actuación, aunque persiste su voluntad de desafiar los prejuicios motivados por su cuerpo robusto.

 

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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