La soberanía monetaria frente a la manipulación cambiaria de la plataforma enemiga El Toque
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 39 segundos
El Toque no es un simple medio digital. Se ha convertido en un actor económico y político que, bajo la apariencia de informar, manipula la percepción de la población cubana sobre la moneda nacional. La publicación diaria de tasas de cambio informales, sin transparencia metodológica ni respaldo verificable, ha pasado de ser un dato marginal a imponerse como referencia obligada en la vida cotidiana. Esa cifra arbitraria, repetida y amplificada, termina funcionando como una “verdad absoluta” que condiciona precios, expectativas y decisiones.
El financiamiento externo de El Toque revela el trasfondo político de esta operación. Su director, José Jasán Nieves, reconoció en noviembre de 2025 que cerca del 50 % del presupuesto anual —estimado entre 800 mil y 1 millón de dólares— proviene de cooperación internacional estadounidense. Incluye subvenciones del Departamento de Estado y fondos canalizados a través de la National Endowment for Democracy (NED).
Informes del Congreso de EE.UU. y de la propia NED confirman que estos recursos forman parte de programas de “diplomacia pública” y “cambio de régimen” en Cuba. Nieves admitió además que la plataforma participa en programas impulsados por Washington. No se trata, entonces, de un medio independiente, sino de un engranaje dentro de una estrategia política que busca erosionar la soberanía monetaria del país. La especulación cambiaria que genera, al fijar un valor del dólar sin transparencia, se conecta directamente con los intereses de quienes sostienen económicamente la plataforma.

Y como si fuera poco, El Toque no actúa solo: se apoya en la red de casas de cambio clandestinas que aseguran las operaciones y en las debilidades institucionales que permiten la opacidad contable en el registro de compra y venta de monedas de un sector privado creciente. Una tríada que convierte la manipulación cambiaria en un espectáculo colectivo más que en un ejercicio periodístico.
La contradicción se profundiza cuando se observa el acceso del sector privado a fuentes externas de financiamiento. Remesas, créditos internacionales y redes comerciales que el Estado no logra captar por las restricciones del bloqueo terminan canalizándose por vías informales. Estas operaciones, que bien canalizadas contribuirían a la complementariedad necesaria entre el sector privado y el sector estatal, no solo alimentan la especulación cambiaria, sino que generan un vacío crítico en el registro contable de las empresas. Al adquirir divisas en el mercado paralelo, las entidades privadas no pueden reflejar esas operaciones de manera transparente en su contabilidad, lo que produce opacidad financiera y distorsiona los balances. Los costos ocultos se trasladan a los precios finales, incrementando la inflación y debilitando la disciplina contable que debería sostener la credibilidad del sistema económico.
Un ejemplo lo ilustra con claridad: un producto que costaba 100 pesos en 2021, con una inflación del 77 %, pasó a 177 y siguió aumentando hasta unos 464 pesos en 2025. Aunque la inflación interanual descendió a cerca del 15 %, los precios acumulados nunca retroceden. Ese incremento no solo responde a la inflación; también a costos ocultos derivados de operaciones en divisas fuera de registro, que terminan presionando los precios finales.
El Banco Central de Cuba ha subrayado que la tasa publicada por El Toque no tiene sustento verificable. La tasa de cambio no es un simple número: es un instrumento de poder que define precios, salarios y la capacidad adquisitiva de la población. Una tasa de cambio real no se altera de un día para otro, porque responde a condiciones estructurales: disponibilidad de divisas, reservas, comercio exterior y dinámica inflacionaria. Lo que hace El Toque es fabricar un número mediante algoritmos opacos, presentarlo como verdad y provocar que comerciantes y consumidores lo adopten como referencia. Así, la manipulación mediática suplanta a la economía real y precipita inflación inducida.

La manipulación de las tasas mediáticas por El Toque no es un fenómeno abstracto, sino una realidad concreta que impacta directamente en la vida del pueblo cubano. Esa verdad fabricada se convierte en inflación inducida, en precios que se disparan sin relación con la producción real y en una pérdida de confianza en la moneda nacional.
Para el autor, su influencia se sostiene en las casas de cambio clandestinas que participan en el tráfico ilegal de divisas, en la falta de transparencia contable que caracteriza la compra y venta de divisas en el mercado informal por parte del creciente sector privado, entre otras debilidades institucionales. Ese entramado trasciende lo mediático y opera como presión política y económica sobre la vida cotidiana. La manipulación de la tasa de cambio por El Toque, no es información neutral: es una forma de agresión económica que distorsiona la realidad, debilita la soberanía y somete al pueblo al precio de la especulación. Es una vuelta más al tornillo del garrote vil que asfixia la económica y forma parte de la guerra contra Cuba.
Visitas: 0

