¡Increíble! Liverpool remonta; el Barça se vuelve a quedar sin Champions
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El Liverpool consiguió remontar el 3-0 de la ida en Camp Nou y en su mítico Anfield logró la increíble hazaña de dar vuelta al estado de cosas con goleada 4-0 que deja fuera al Fútbol Club Barcelona de la final de la Liga de Campeones.
Otra noche trágica para el Barcelona, nuevo calvario a poco más de un año de la historia precedente. Pero ahora mucho más dolorosa para el barcelonismo, porque si la anterior (10/4/2018) ante la Roma ocurrió en cuartos, esta frente a un Liverpool que parecía danzar al compás de The Beatles, sucede cuando casi todo el mundo daba por hecha la presencia blaugrana en el Wanda Metropolitano el 1 de junio tras el 3-0 de la ida de semifinales en el Camp Nou.
Lo vivido este martes en el mítico Anfield es un suceso para la historia futbolística. Anótenla, pasará como una de las mayores remontadas jamás vista.
? Liverpool es el primer equipo inglés que alcanza la final de la #UCL de forma consecutiva desde el Manchester United en 2008 y 2009. #UCL pic.twitter.com/Mwza5lfBWJ
— Liga de Campeones (@LigadeCampeones) 7 de mayo de 2019
Lo cierto es que con frente a unos rojos que parecían rendidos sin Salah, sin Firmino y sin Keita, la magia hizo acto de presencia en un estadio mágico y en medio de un ambiente indescriptibles.
Dos dobletes de Origi y Wijnaldum (este último de cambio y en cuestión de apenas dos minutos) tiraron a la lona a un Barça que fue superado en todas las estadísticas y terminó al borde del ridículo tras la consumación de una cuarta anotación que tomó dormida a toda la formación visitante. Una falla infantil, más de piquete de barrio que de esta instancia.
El de hoy fue un Barcelona predecible, sin tino, un Barça que solo en algún que otro compás de la primera mitad pudo hacer daño a un Liverpool agigantado después del minuto 7 tras el primer tanto, un Liverpool convertido en tromba incontrolable tras el descanso.
El 1–0 de Divock Origi en siete minutos estaba dentro del plan. Fue el gol de la ilusión. Pero el doblete de Wijnaldum, fuera de pronóstico y salido de un hombre que no estaba en los planes del alemán Jurgüen Klopp, puso par de clavos más al ataúd de un once blaugrana derrumbado ante la evidencia de estar asistiendo a un deja vu.
No apareció Messi, como tampoco apareció hace un año en el Olímpico de Roma. Y en honor a la verdad, puede haber sido hasta hoy el mejor jugador del mundo durante toda la temporada, pero a la hora del campanazo volvió a fallar, y quizá con ello pierda incluso algo más que la ya desechada oportunidad de una quinta final de Liga de Campeones. En ello le puede ir hasta un nuevo Balón de Oro.
Se derrumbó el sueño del triplete, y con él un dato: por primera vez desde 2013 no habrá un campeón español. El trienio del Real Madrid no lo acabará el Barcelona, sino alguno de los equipos de la tríada Liverpool-Ajax-Tottenham, dejando abierta incluso la posibilidad de una final inglesa, si el definitivas los de Mauricio Pochettino logran mañana darle la vuelta al marcador “rindiendo al máximo y con algo de suerte”, para usar palabras del propio técnico argentino. En resumen, sea el que fuere, será el que suceda al conjunto blanco tras más de mil días de reinado en Europa.
Anfield, ¡ay Anfield…!
De primera mano y por la experiencia de Luis Suárez —que había prometido no celebrar si anotaba—, el Barcelona sabía que el embrujo de Anfield podía marcar la diferencia. Allí el local juega con doce hombres. Y asido a esa ventaja psico-mística, con todo y el peso de las tres bajas ya citadas, armó su estrategia el técnico alemán, que se cumplió asombrosamente temprano.
Tal vez presionados por esa aureola, los blaugranas comenzaron el partido con algo de nervios. Y lo pagaron caro: un error de Jordi Alba en entrega sirvió en bandeja al Liverpool el gol que necesitaban para mantener viva la eliminatoria, tras el 3-0 del Camp Nou con visos de hecatombre.
El lateral culé cede con la cabeza y Henderson se anticipa para fusilar a Ter Stegen, quien a pesar de llevar todas las de perder ante el hombre dueño del balón consigue sacar una gran mano abajo. Sin embargo, el rechace le cayó a Origi, que solo tuvo que empujar la pelota a la red. Corría el minuto 7 y el Liverpool le metía el diablo en el cuerpo al Barcelona.
Nuevo fallo, ahora de Sergi Roberto, y un penal reclamado por Mané —que ni el árbitro turco Çakir ni el VAR validaron—, salvaron a un Barça que tras los sofocos del primer cuarto de hora mejoraría, aunque para algunos el fantasma de Manolas y la Roma parecía sobrevolar el campo de la ciudad que acunó a la mejor banda en la historia de la música pop-rock.
El coco Wijnaldum
Un latigazo contraofensivo de los visitantes haría enmudecer por instantes el graderío. Liderado por el 10, parecía hecho de contragolpe el gol que devolvería la tranquilidad al equipo de Valverde, sin embargo, con todo a favor, a última hora Messi quiso hacerla de lujo y falló de manera increíble en el recorte final.
Mas tarde el argentino trataría por lo menos par de veces de sorprender la puerta defendida por Alisson, pero en ambas sus disparos pasaron lamiendo el poste. La suerte también estaba en contra.
Luego del descanso sobrevino entonces lo que a los ojos de la gente en Anfield pintaba como problema y terminó resultando increíble tabla salvadora. Dolido por un encontronazo Robertson no puede salir al complementario, situación de emergencia que obliga a Klopp a apostar por Georginio Wijnaldum. El alemán hace cambios en el campo y coloca a Milner en el lateral izquierdo para ocupar el puesto del lesionado carrilero escocés.
Pero vaya usted a creer en que lo vio todo en el fútbol. El reinicio fue un repriss de la primera parte, aunque en esta ocasión el Liverpool sacaría renta doble en lapso mínimo de par de minutos, ambas por obra del hombre recién ingresado: el primero en servicio de Arnold (min. 54), el segundo al 56′, de testa, culminando pase de Shakiri. La suerte estaba echada. Semifinal pareja. El Liverpool había conseguido lo más difícil.
El mito de los 3-0…, ¡otra vez!
Alguien contó que los 3-0 en contra parecen aferrados a la historia de los rojos. En la final de la temporada 2004/2005 fue el “Milagro de Estambul” contra el AC Milan. Hoy una historia igual de majestuosa, con el aderezo de un cuarto gol de puro ingenio y viveza, nacido en la desatención catalana en un tiro de esquina al minuto 79.
El propio Valverde admite no explicarse el puntillazo del Liverpool. “No sé lo que ha ocurrido, cuando he mirado el balón ya estaba dentro. Ha sido una jugada sorprendente, no la he visto”.
Ni en el picado de barrio te pueden dormir así: el cuarto gol del Liverpool al Barcelona no tiene explicación lógica ??♀️?♂️pic.twitter.com/FLgJXynGbY
— Ovacion24 (@ovacion24) 7 de mayo de 2019
Arnold amaga con sacar un córner y después parece abandonar la zona. Los jugadores azulgranas no se han colocado aún y Ter Stegen da instrucciones a la zaga. Finalmente, el inglés vuelve y saca raso y rápido al primer palo para que allí, sin oposición, Origi empuje el balón a la red. Segundo gol del centrodelantero belga Divock Okoth Origi, el Barcelona cae a la lona y ya no se repone más. El delirio se adueña de Anfield.
“No hay excusas, fueron mejores y hay que aceptarlo”
“Estamos todavía en ese momento en el que queremos explicarnos lo que ha sucedido”, explicó el técnico Ernesto Valverde pocos minutos después de la derrota.
“Ellos han jugado con mucha agresividad y muy arriba, lo esperábamos, luego nos hicieron el gol y creo que supimos reaccionar y nos asentamos en el partido.
“El segundo gol del Liverpool nos hizo daño, y el tercero llegó muy seguido, ellos estuvieron bien y nosotros no supimos transformar en gol las opciones de que tuvimos.
“Quizá para nosotros es un resultado muy abultado, pero no podemos poner excusas, fueron mejores y hay que aceptarlo”, añadió.
Sobre el cuarto gol del Liverpool, que llegó a la salida de un córner tras un enorme error de concentración del Barça, el entrenador apuntó que “me ha sorprendido, no sé si ha sido corner directo o indirecto, ha sorprendido a todo el mundo”.
El dolor de Roma repetido en Liverpool
Ya en la rueda de prensa Valverde comentó que “Lo más doloroso es repetir lo de Roma (…) Ellos tuvieron un comienzo arrollador, luego nos rehicimos bien y tuvimos opciones (…) Es el segundo año que nos ocurre esto y es doloroso para nuestra gente.
“Ahora tenemos que pasar unos días horribles, como nuestra afición: tenemos que pasar esa penitencia y luego, con el tiempo, preparar la final de la Copa, intentar acabar la temporada ganando otro título”.
“Todo lo que hacemos es para contentar a nuestra gente pero en esto del fútbol todo el mundo espera ganar siempre, a nosotros nos toca perder de manera dolorosa, como el año pasado. Es el primer partido que perdemos en Champions y estamos fuera.
“Ellos plantearon una presión muy fuerte, altísima, nosotros hemos intentado castigar al rival pero no lo acertamos, a base de la gente que dejaban descolgada nos crearon peligro, jugaron fuerte y desde el punto de vista anímico se han ido alimentando de sensaciones. Hemos intentado tratar de asentarnos en el campo, haciendo los cambios pero el cuarto gol ha sido increíble, nos ha sacado de la eliminatoria”.
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Ahora ya no vale decirlo, caramba, pero miren ustedes qué falta hizo aquel cuarto gol que Messi le regaló a Dembelé y el muchacho se la regaló al portero. Ahora ya no vale, pero miren cuánto ha pesado el gol hecho que tuvo Messi frente a Alisson y lo desaprovechó. Como reza el refrán, la oportunidad la pintan calva.
Arrabalero, es cierto, ya de nada vale, mira lo que dijo Messi casi de manera premonitoria aquel miércoles 1 de mayo, apenas terminado el partido de ida de las semifinales, cuando Barcelona le ganó 3-0 a Liverpool y parecía tener tres cuartos de pasaje a la final: “Es buen resultado el 3-0, pero hubiera sido mejor ir 4-0. Es un resultado muy bueno, pero no está definido porque vamos a una cancha muy difícil, con mucha historia, que aprieta mucho”, señaló Messi, con cierto aire de preocupación. Seis días después, Liverpool dio vuelta la llave con un 4-0 histórico. Otra frustración para el rosarino.
En Barcelona seguramente lamentarán por mucho tiempo aquel gol que se perdió Dembelé en el sexto minuto de descuento, cuando Liverpool estaba jugado en ataque y Barcelona tuvo un contraataque para liquidar la serie. Lionel dejó solo a Dembelé, y el delantero francés definió débil a las manos de Alisson. Aunque Messi parecía tenerlo claro, al equipo blaugrana no le alcanzó con esos tres goles -incluidos dos con su sello- en el Camp Nou. En el fútbol si perdonas, te liquidan; si no los haces, te los hacen.
Ni ellos mismos se lo creían. Jurgen Klopp, el entrenador del Liverpool, confesó que consideraba imposible la victoria ante el F.C. Barcelona. “Les dije a los chicos antes del partido: ‘de hecho, es imposible, pero por ser ustedes, tienen una oportunidad'”, señaló, citado por el canal BT Sport, el técnico después del triunfo, agregando que no recuerda “muchos encuentros como este” y que el juego “fue abrumador”. “[Contra] probablemente el mejor equipo, ¡no se les permite ceder y tienen que anotar! Ganar ya es difícil, pero ganar sin encajar goles… No sé cómo lo hicieron los chicos. Eso fue increíble”, subrayó Klopp.
Si lo permiten, ¿sería posible reproducir la crónica de Lluis Mascaró? Vale la pena:
Una vergüenza que pasará a la historia
Lluís Mascaró
Hoy el corazón de los culés de todo el mundo llora. De rabia. De impotencia. El corazón de los barcelonistas está destrozado. Apagado. Roto por el dolor. Y por la vergüenza. Vergüenza. No hay otro adjetivo para calificar el mayor fracaso de la historia del Barça. La humillación sufrida en Liverpool supera, de largo, a la padecida la pasada temporada en Roma. Y eso que todos tenían (teníamos) la lección aprendida.
El espantoso ridículo cosechado por el equipo de Valverde no tiene precedentes. Nada de lo que ha sucedido en el último siglo supera el estrepito de lo padecido en Anfield. Ni siquiera aquella fatídica final en Sevilla contra el Steaua de Bucarest en 1986, que se perdió a los penaltis cuando se pensaba ganada antes de jugarla. Ni el repaso del Milan de 1994 en Atenas, que fue el principio del fin del Dream Team de Cruyff. Nada. Sobre todo porque el Barça venía de haber ganado al Liverpool de Klopp por 3-0 en el partido de ida en el Camp Nou y todos, todos, aseguraban tener el recuerdo de Roma bien presente. ¡Qué vergüenza!
Hay muchos culpables de este tremendo fracaso. Demasiados. Empezando por una junta directiva que no ha sabido planificar la temporada. Siguiendo por un entrenador que ha renunciado al estilo. Y terminando por unos jugadores que salieron al campo con el miedo en el cuerpo. Nadie se salva. Nadie.
Porque nadie fue capaz de evitar un nuevo ridículo. Porque nadie fue capaz de evitar un KO que marcará un antes y un después para este equipo. Para Valverde. Para Bartomeu. Y, lamentablemente, para Messi. El crack argentino había luchado desde el principio por “esa copa tan linda”. Ahora deberá asumir un trago muy amargo. Tremendamente amargo. Veremos si puede superarlo.
Bochorno. No hay palabras. Papelazo azulgrana en la ciudad de los Beatles. El sargento Pimienta de gafotas y dientes grandes nos hizo quedar en ridículo y sin tres de sus piezas. Vaya gafe el de este Barcelona para con la dichosa “orejona”.