IA y datos masivos en agricultura y producción local: el campo conectado al futuro

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En la última década, la agricultura y la producción local han dejado de ser sectores exclusivamente dependientes de la experiencia empírica y del trabajo manual. La irrupción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) y el Big Data o Datos Masivos en español, está transformando la manera en que se planifican cultivos, se gestionan recursos y se conecta la producción con los mercados. Hoy, el campo ya no solo produce alimentos: genera datos.

Cada parcela, planta y proceso productivo genera información valiosa: humedad del suelo, temperatura, plagas, consumo de agua, velocidad de crecimiento o rendimiento de cosechas. Gracias a sensores IoT, drones y sistemas satelitales, estos datos se recopilan en tiempo real y se integran en plataformas que permiten analizarlos mediante algoritmos de IA.

Este análisis facilita la toma de decisiones precisas:

  • Optimización de riego: sistemas inteligentes que ajustan la cantidad de agua según las necesidades exactas del cultivo, reduciendo el desperdicio y aumentando la eficiencia.
  • Predicción de plagas y enfermedades: modelos predictivos que alertan con antelación, evitando pérdidas masivas y reduciendo el uso de pesticidas.
  • Mejora de la productividad: análisis históricos y patrones climáticos para seleccionar la mejor fecha de siembra y las variedades más resistentes.
IA como motor de precisión y sostenibilidad

En la producción local, la IA no solo incrementa la eficiencia, sino que permite prácticas más sostenibles. Un agricultor equipado con herramientas de visión por computadora, por ejemplo, puede clasificar productos según su calidad directamente en el campo, eliminando intermediarios y acelerando la llegada al consumidor.

Además, las plataformas de IA conectadas con sistemas de logística inteligente pueden calcular rutas óptimas para la distribución, minimizando costos y emisiones. Esto es particularmente relevante para la producción local, donde la frescura y la rapidez de entrega son esenciales.

Big Data: del campo al mercado

El Big Data no se queda en el análisis interno. Al cruzar datos de producción con tendencias de consumo, precios en mercados y condiciones climáticas, los productores pueden planificar mejor sus cosechas, evitando excedentes o escasez. Esto genera un círculo virtuoso: menos desperdicio, más ganancias y un abastecimiento más estable para la comunidad.

Incluso las cooperativas agrícolas están adoptando sistemas de Big Data para negociar de forma colectiva, fijar precios más justos y acceder a mercados más amplios.

Aunque el potencial es enorme, la adopción masiva de IA y Big Data en agricultura enfrenta desafíos:

  • Costo inicial de la tecnología.
  • Capacitación de productores.
  • Conectividad en zonas rurales.

Superar estas barreras requiere políticas públicas que incentiven la inversión y fomenten la alfabetización digital en el sector agroproductivo.

De Brasil a Kenia, la inteligencia artificial y el análisis masivo de datos están cambiando la forma de sembrar, cosechar y vender. No es ciencia ficción: ya está ocurriendo.

En países como Argentina y Brasil, se utiliza el monitoreo satelital y precisión del suelo específicamente:

  • En el estado brasileño de Mato Grosso, se analiza mediante imágenes satelitales e IA más de 31 millones de hectáreas para optimizar el monitoreo de cultivos como soya, maíz y algodón. Esta tecnología permite identificar áreas de estrés, planificar tratamientos específicos y mejorar la eficiencia productiva.
  • En Brasil, Embrapa —en colaboración con Unicamp, INPE y UFU— desarrolló algoritmos basados en IA para clasificar imágenes satelitales del Cerrado (Sorriso, MT) con una precisión de hasta 97 %, lo que facilita el monitoreo del uso del suelo y la intensificación agrícola. Embrapa.
  • Por su parte la startup brasileña Solinftec, con sede en São Paulo, presentó Solix Ag Robotics, un robot autónomo equipado con paneles solares que:
    • Escanea campos 24/7, identificando infestaciones, estado nutricional de plantas, tipo de plagas, enfermedades, entre otros.
    • Aplica herbicidas de forma localizada, usando hasta un 95 % menos de agroquímicos.

También en el continente africano se usa los Grandes Datos y la IA para un desarrollo sostenible de la agricultura.

Otros ejemplos de la aplicación de la IA combinada con los Grandes Datos, se pueden mencionar a:

  • En Estados Unidos, herramientas como Agrio ayudan con la identificación de plagas mediante apps móviles, mientras que tractores inteligentes (John Deere) y desbrozadoras como Stout Smart Cultivator remueven malezas con hasta 99 % de precisión sin dañar el cultivo. com
  • En Costa de Oregon (EE.UU.), Bosch usa micrófonos e IA para monitorear la alimentación de camarones, duplicando la productividad gracias a detección temprana de hambre o enfermedad. com.

Ver infografía

Conclusión: Tecnología que cultiva resultados

La integración de la IA y el Big Data en el campo ya no es una promesa lejana: está aquí, tangible y eficaz. Desde robots autónomos en Brasil hasta chatbots en India, y desde monitoreos satelitales en Brasil hasta herramientas digitales en Kenia, estas tecnologías permiten:

  • Optimizar recursos (agua, agroquímicos, fertilizantes).
  • Mejorar el rendimiento y calidad del producto.
  • Reducir costos e impacto ambiental.
  • Democratizar el acceso a conocimientos técnicos en áreas rurales.

Se necesita, sin embargo, potenciar estas innovaciones con políticas públicas que promuevan conectividad, formación digital y acceso a financiamiento. Así, la agricultura local no solo se moderniza: se convierte en una industria inteligente, sostenible y resiliente.

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Lino H. Rodríguez Acosta

Máster en Computación Aplicada, Webmaster del Diario Digital 5 de Septiembre.

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