Guiñol Cienfuegos, un infante de 63 años
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Con el arribo del gobierno revolucionario, aquel enero de 1959, inicia un amplio programa social y político, donde la cultura tiene una mirada certera y profunda. Un extenso movimiento fundacional abarca los cuatro primeros años de la gestión, instituyéndose desde edificios, centros docentes, unidades artísticas, eventos, programas y movimientos artísticos y culturales. Es en el año 1962 que por disposición de la máxima dirección del país se fundan los colectivos teatrales infantiles en todas las provincias.
Este programa de país define el nacimiento del guiñol en la ciudad de Santa Clara, cabecera provincial de las Villas, antigua provincia del centro de Cuba, que incluía a Villa Clara, Sancti Spíritus y Cienfuegos. Pero quiso el destino que un joven inquieto y delgado del barrio cienfueguero de La Juanita, llamado Manuel de Jesús Ávila Núñez, fiel televidente del programa Títeres en la Televisión, de los Hermanos Camejo y del programa de Dora Carvajal que trasmitía la TV por C.M.B.F, decidió construir sus primeros muñecos: una vaca de papier maché nombrada “Queta”, un perrito y un gato de fieltro hechos por un molde que extrajo de una revista Familia y que su tía Delia Ávila le ayudó a coser. Una caja de refrigerador es el retablo y la sala de la casa el escenario; nace así el Guiñol Cienfuegos. Después vendrían las clases, los talleres, los cursos y la profesionalización oficial aquel 18 de octubre de hace 63 años.
La primera etapa del Guiñol Cienfuegos, y bajo la dirección del propio Manolo se trabajó con la estética del títere, recreando la fantasía y la magia de los muñecos en todas sus versiones, pero siempre con el títere, aunque en ocasiones se utilizaba un narrador para hilvanar sucesos y un músico acompañante. La primera animadora fue Yolanda Pérez Arce, quien era maestra y además colaboraba con el grupo. A esta le siguió Magali González Plana, que incorporó el acordeón a la animación. Finalmente, Luisa Acea, quien se unió al grupo en diciembre de 1964 y que además de sus funciones como animadora y acordeonista, compuso música, diseñó, confeccionó muñecos y escenografías, y se desempeñó, también, como actriz-titiritera en ocasiones. Las funciones de las animadoras eran: durante la representación de estampas cotidianas debían permanecer todo el tiempo delante del retablo y dialogar con los personajes y el público; sin embargo, si se representaba una obra, iniciaban la función con un espacio para juegos y canciones a su cargo y durante la obra, con el acordeón, hacían efectos de sonido y la música dentro de la misma era en vivo.
En este periodo de octubre del 1962 a enero del 1965, el grupo lo conformaban Manuel de Jesús Ávila Núñez, Director General y Artístico y titiritero; Yolanda Pérez Arce, animadora; María A. Figueroa, actriz-titiritera; Ana María Pérez, actriz-titiritera; Magali González Plana, animadora y músico; José Lourido, actor-titiritero; Luisa Acea, animadora, músico-compositora y titiritera; Cilo Pérez (artista de la plástica), diseñador, attrezzista y titiritero y Teresa Ávila, costurera. En esta etapa, importantes montajes ven la luz: La Caperucita Roja, según la versión de Modesto Centeno, La Tiza Mágica, Lolita vence al Diablo, Los dos Leñadores y las animadas aventuras de la Vaca Queta, las cuales llegaron a tener programación semanal.
Ya con sede en la biblioteca provincial, el colectivo se ocupa de gestar actividades y presentaciones en diversos escenarios, se apoderan de las enseñanza primarias y los centros para las primeras edades, como los círculos infantiles y mantienen su programación en la sede y el teatro Tomás Terry. En año 1965 tomó la dirección general del grupo José Lourido, a finales del año 1966 llegó al grupo una figura que le aportó gran desarrollo: Raúl Guerra Mir, quien introdujo en el Guiñol nuevas técnicas actorales. Su procedencia fue el Centro Dramático y su formación como actor la obtuvo con los Panelo, (matrimonio de actores argentinos que tuvieron a su cargo la fundación del Centro Dramático de Cienfuegos). Al principio Raúl era director artístico invitado, pero luego se quedó con la dirección del grupo por varios años. Aquí se abre otro camino estético desde la combinación del títere y el actor en vivo.
Nuevos montajes se mostraron al público: Los Cuentos de Juan Candela, La Nana, El Tímido Caspy y El Flautista de Hamelin. La música continuó siendo en vivo, compuesta mayormente por Luisa Acea quien también enseñaba a los actores a tocar distintos instrumentos y estos ejecutaban la música junto a ella. En 1972 llega a la dirección del colectivo Enrique Poublet Chaviano el cual incorporó al repertorios textos como: Caballito Blanco, El conejo descontento, Un día un día, El Espantajo y los Pájaros, El cangrejo volador, La guerra de los yakaré, de Horacio Quiroga y Un tiburón quiso ser poderoso, obra escrita y dirigida por Cecilio Valdés. entre otras. En este tiempo componían para el grupo: Enrique Rodríguez Peñate, Roberto Novo Serra y Diego Clark.
Importantes premios recibe la agrupación en este periodo: 1983- Premio Puesta en Escena, Premio de la Revista Zunzún, Premio del Fondo de Bienes Culturales, Mención al Diseño de Muñecos de Mario Rodríguez, con la Obra El Cangrejo Volador, texto de Onelio Jorge Cardoso y dirección artística de Enrique Poblet; 1985- Premio Puesta en Escena, Premio UNEAC por el mejor texto entre las obras originales cubanas, Mención a mejor actuación femenina para Agustina Hernández Díaz, Mención a la música compuesta por Roberto Novo Serra, con la Obra Ruandy, de Gerardo Fulleda León y dirección artística de Enrique Poblet.
En el año 1989 a solicitud del propio Enrique Poublet, asume la dirección del grupo María de la Caridad Macías Velázquez (Cary) y la cual aporta al colectivos montajes como: Río Revuelto (1990) texto de Manuel Galich, dirigida por Cecilio Valdés, Perico, el Burro Pilongo (1990) escrita por Libia González y dirigida por Cary Macías con la música maravillosa de Diego Clark, De Cuentos té Cuento Blanca Nieve y Cenicienta, una adaptación y dirección de Fernando Quiñónez (director invitado) y en ese entonces director artístico de la compañía Rita Montaner. También aparecen obras como: Divertimento, con dirección de Cary Macías, espectáculo de creación colectiva en su dramaturgia, le sigue Colores, muchos colores, escrita por el propio Cecilio Valdés y con la cual se participó en el Festival de Camagüey de 1992.
La producción artística no se detuvo, aparecen: El Soldadito de Plomo, adaptación y dirección de Cary Macías; Cambiando colores (1996) creación colectiva y dirección de Cary Macías; Titirilandia (1997) creación colectiva y dirección de Francisco Villalvilla (Panchi); Nené Traviesa (1998) adaptación y dirección de Valentina Medina (actriz Invitada del Centro Dramático de Cienfuegos); El Generalito (1998) autor Jorge García y dirección de Lázaro Pérez; Sopa de Payasos (1998) creación colectiva con dirección de Miguel Pérez; Las Siete Sombrillas o las Viejitas del Bosque (1998) adaptación y dirección Panait Villalvilla (Coproducción con el Centro Dramático); Cirilinda (1998) texto de Pedro Vergnet y dirección de Cecilio Valdés; Cascabeleando (1999) espectáculo musical infantil con guion y dirección de Cary Macias; El Maravilloso Viaje del Conejo Cresponejo (2001) texto de Jesús del Castillo (2002), creación colectiva y dirección de Cary Macías; Viajemos Juntos (2002) texto y dirección de Cecilio Valdés; Mío + Tuyo = Nuestro (2002) texto y dirección de Cecilio Valdés.
Otro punto luminoso en la etapa lo marcó Gloria Pérez Valdés. Ella, siendo actriz del Guiñol (en la etapa en que Enrique Poblet era su director general), ganó una beca para cursar estudios de dirección artística en la Unión Soviética, pero el ejercicio de graduación lo vino a realizar a su Cienfuegos (1994) puesta con la que unió a actores del grupo Guiñol y del grupo Caña Brava y montó una preciosa adaptación de El Principito con títeres de mesa, en una puesta en escena limpia, poética y ejemplar en la belleza de su sencillez. Las dificultades económicas del país en este período obstaculizaron enormemente las giras el grupo, no obstante llevó sus obras a todos los municipios de nuestra provincia, sobre todo en las temporadas de verano. Sus puestas llegaron a las montañas y lugares intrincados nunca antes visitados por ningún grupo de teatro. Participó con muchos éxitos en las Temporadas de Teatro para Niños de Santa Clara en 1991 y 1992, también en varios Festivales de Pequeño Formato de la misma ciudad, en el Festival de Camagüey (1992) y en el Festival de Teatro de La Habana (1999).
Otros importantes premios se suman al grupo: 1995 – Premio Puesta en Escena a El Soldadito de Plomo, adaptada y dirigida por Cary Macías, en el Certamen Provincial de Actuación y Dramaturgia. 1998 – Premio de Arquímedes Pous de Actuación Masculina a Antonio Liubar García, por su trabajo en Titirilandia. 1998 – Mención Puesta en Escena a Panait Villalvilla por Las Siete Sombrillas…, en el concurso Arquímides Pous, 1998 – Premio de Actuación Protagónica a Cary Macías por Las Siete Sombrillas….Premio de Actuación Secundaria a Geidy Rodríguez por Titirilandia y Mención a Yisel Marrero por las Siete Sombrillas… Concurso Luisa Martínez Casado. 1999 – Premio de Actuación Masculina a Ricardo Rosario por “Cirilinda” ,Festival de Pequeño Formato de Santa Clara, 1999 – Premio Terry de Puesta en Escena a Cary Macías por “Cascabeleando”.
Cuando Cary Macías decide salir del grupo hacia otros trabajos, finalizando el mes de julio de 2002, asume, por el resto de ese año, la dirección general y artística Antonio Liubar García, quien hace el montaje de: “Pinocho”, una versión suya. Luego el grupo queda por muy pocos meses en manos de la actriz Pastora Naranjo, hasta que finalmente, en la primera mitad del 2003, toma la dirección general y artística Cecilio Valdés. Crece el repertorio del colectivo con: La otra Caperuza, una versión suya sobre el cuento de La Caperucita Roja, con música compuesta por él mismo y diseños de Valentina Medina, Nené Traviesa (2005); Historias de Saltimbanqui (2008), con dirección y diseños de Valentina Medina y El Circulito Chino, un texto del español Alfonso Sastre bajo la dirección artística y general de Cecilio Valdés y música es de Marcos Sánchez.
En el año 2010 toma la dirección del grupo un joven actor Daimany Blanco Serra el cual aporta al repertorios obras como: Cuentos de la Sabana, una versión al cuento de nuestro cuentero mayor Cangrejo Volador con el diseño de la actriz Olga Cuto, la música original para la puesta en escena del actor y músico cienfueguero Marcos Sánchez y la dirección artística de Daimany Blanco Serra; bajo la dirección artística de Lázaro Pérez Valdés se estrena el espectáculo de payasos Peripecias en Clave de Clown y aparece La Princesa de Piedra, que consto con el diseño de Cecilio S. Valdés Guerra y la dirección artística.
Finalizando el año 2016 vuelve a tomar la dirección del grupo Cecilio Valdés, desarrollando un trabajo de captación, preparación e incorporación de nuevos actores, con el rescate de todos los espectáculos representativo de la agrupación, estrenando Juanin y tuntún, una adaptación que le propio Cecilio hace de la obra El panadero y el diablo, de Javier Villafañe y dentro de unos días estarán estrenando El pilco De Oro, esto para festejar los 63 años de una agrupación que aún, todavía, y por mucho tiempo seguirá siendo un infante.
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