Fluminense es el rey de América
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Fluminense es el nuevo monarca continental. El equipo brasileño derrotó con justicia (1-2) a Boca Juniors en el Maracaná y alza la primera Copa CONMEBOL Libertadores de su historia.
Quince años tuvieron que pasar para que el ‘Flu’ disputara su segunda final. En la primera, celebrada en 2008, cayeron ante Liga de Quito. Esta vez la historia fue diferente, gracias a los goles de Germán Cano y John Kennedy (este último en tiempo extra), los cuales sentenciaron a un Boca que se lo jugó todo a ganar esta copa.
El club argentino firmó una temporada desastrosa en liga y en la Libertadores habían empatado los seis encuentros entre octavos, cuartos y semifinales, ganándole por penales en esas instancias a Nacional de Montevideo, Racing y Palmeiras, respectivamente. Una hazaña histórica, nunca antes vista, la cual no tuvo un final feliz.
Este descalabro, además de impedirle al Xeneize empatar con Independiente de Avellaneda como máximos ganadores de la Libertadores (7), le costará el puesto con casi total seguridad a su entrenador, Jorge Almirón, cuestionado en extremo durante todo su ciclo, y a quien solo lo sostenía en el cargo los penales atajados por ‘Chiquito’ Romero.
🏆🇭🇺 Siempre hay una primera vez: @FluminenseFC campeón de la CONMEBOL #Libertadores.#GloriaEterna pic.twitter.com/DJz3hDs9I1
— CONMEBOL Libertadores (@Libertadores) November 4, 2023
LA FINAL
La primera mitad se caracterizó por un ritmo lento y por el poco fútbol desplegado sobre el terreno de juego. Fluminense lo intentó más y al 36’ vio la recompensa traducida en el marcador.
Keno, a base de desborde y paredes, logró centrar al área desde la banda derecha, y Germán Cano mandó a guardar la esférica, luego de un gran movimiento individual para zafarse de Luis Advíncula. Era el gol número 13 del delantero argentino, máximo goleador de esta edición y del Fluminense de por vida en Libertadores (16 goles en la misma cantidad de partidos).
Luego del paso por vestuarios, fue Boca el que comenzó a llevar la voz cantante. Contrario al primer tiempo, comenzaron a presionar la salida de balón del rival y , obligados por el resultado, se lanzaron con todo en busca del empate.
La calidad futbolística aumentó exponencialmente en la segunda mitad. Entrados al ecuador de la misma, el partido se convirtió en encuentro muy bonito de ver, digno de una final.
Mejor se puso al 72’ cuando el equipo argentino igualó el marcador, gracias a un golazo desde fuera del área de Advíncula. Este resultó ser su cuarto gol en la copa, todos de zurda, la pierna menos hábil del lateral peruano.
Con la igualdad ninguno de los dos equipos se escondió. El intercambio de golpes no hizo más que aumentar. En los segundos finales del match, el ‘Flu’ tuvo la victoria en las piernas de Diogo Barbosa, pero este la mandó fuera. La jugada se pareció bastante a la que Lionel Messi erró en ese mismo mismo estadio -y en esa misma portería- ante Alemania, en la final del Mundial de 2014.
En el tiempo extra se vivió uno de los momentos más surrealistas de los últimos años. Al 99’, Kennedy el anotaba mejor gol del encuentro y el 1-2 transitorio a favor de Fluminense. La jugada se revisó en el VAR, pero Keno (el hombre de la asistencia, y mejor jugador de la final) estaba habilitado. Todo normal hasta aquí, entonces el árbitro colombiano Wilmar Roldán va y expulsa por festejo desmedido al autor del tanto, quien ya estaba amonestado de antes . Gol y expulsión. La afición del Fluminense no sabía si celebrar uno de los tantos más anticlimáticos que se recuerde.
Poquísimo le duró el hombre de más al club argentino. Finalizando el primer tiempo extra, el árbitro, a instancias del VAR, expulsó a Frank Fabra por una agresión a un jugador de Fluminense.
En los quince minutos finales empezó a llover en el Maracaná. Pero lo que caía no era agua, sino centros de Bocas al área de Fluminense. El ‘Flu’ demostró tener mejor defensa antiaérea que cualquier ejército y resistió el asedio enemigo hasta el mismísimo pitido final.
Con este triunfo, Fluminense se convierte en el onceno equipo brasileño en ganar la competición, y el legendario Marcelo en el jugador número 14 que alza tanto el trofeo de la Champions como el de la Libertadores.
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