Ferrer y la pantomima mercenaria

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La salida de Cuba de José Daniel Ferrer García rumbo a Estados Unidos, un delincuente común con antecedentes criminales y violentos reiterados; maquillado por la maquinaria propagandística anticubana bajo la etiqueta ambigua de “opositor”, cierra una etapa en su hoja de servicios a los intereses del imperialismo norteamericano, que se busca ahora arropar con el calificativo engañoso de “exilio”.

Esto se produce tras una solicitud formal de la administración estadounidense y la aceptación expresa de Ferrer García, en el marco de las formalidades de aplicación y cumplimiento de la ley que existen entre ambos países.

Dicho procedimiento se sustenta en la evaluación exhaustiva por parte de la Fiscalía sobre la situación legal de Ferrer García, el cumplimiento del debido proceso, la consideración de circunstancias específicas del caso y la aplicación de facultades que la ley otorga a las instituciones.

Lo cierto es que con este movimiento Ferrer se convierte en una especie de peón desechado en el gran tablero geopolítico orquestado por Washington, no sin antes dejarnos “ilustres” episodios de comedia involuntaria, como el archiconocido incidente con la mesa que bien pudiera dar cuenta del burdo circo protagonizado por este “ejemplar” ciudadano de catadura moral más que cuestionable.

Pasa así a engrosar la lista de ese cementerio en el cual figuran otros tantos nombres que, una vez pasado su cuarto de hora, se pudren en el ostracismo de la Historia, en ese sitio reservado para los traidores a la Patria, plegados a los designios de una potencia extranjera en oposición de la independencia, la soberanía y el derecho a la libre autodeterminación del pueblo al cual dicen pertenecer.

En ese burdo y descontextualizado panorama, delincuentes de alma mercenaria son disfrazados de “disidentes” o “luchadores por la libertad”, lo cual ha sido una práctica sistemática de los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca desde el triunfo de la Revolución cubana.

Con este proceder, el vecino del norte ha intensificado en los últimos años la campaña de “máxima presión” contra Cuba y los planes para promover el desorden, la desestabilización y el pretendido colapso de la Revolución, lo cual ha sido enfrentado y denunciado de manera rigurosa y sistemática por las autoridades de la mayor de las Antillas.

A los cortos o de memoria conveniente, bien valdría la pena recordarles que en tiempos recientes el propio Ferrer y otros personajes de su estilo han pedido abiertamente la intervención militar de Estados Unidos en la isla.

Aunque suene absurdo aclararlo, las bombas no distinguen entre vidas de revolucionarios y contras. La realidad, si dependiera de esa casta vendepatria, sería la de la matanza inhumana, muy parecida a las imágenes de la barbarie que comete el Estado de Israel en Gaza, y cuyo desencadenante ha sido detenido gracias al digno enfrentamiento de todo el pueblo.

Sí bien la actualidad del país en muchos renglones de la vida cotidiana dista del ideal, en gran parte agravada por las consecuencias de la política de asedio y persecución a la economía cubana, la cual constituye el mayor freno al desarrollo de la isla, el árbol no puede ocultar el bosque.

Las insatisfacciones, las molestias y los disensos son legítimos, mientras no atenten contra los valores sobre los que está constituida la nación cubana: soberanía e independencia.

El sacrificio de tantas generaciones inmoladas por el sueño de legarle al porvenir una nación libre, aunque imperfecta, como toda obra humana, seguirá siendo el muro de dignidad contra el cual se estrellará todas las amenazas del imperio.

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ACN

Agencia Cubana de Noticias. Fundada el 21 de mayo de 1974 suma más de cuatro décadas de cobertura desde los más importantes acontecimientos hasta las hazañas cotidianas y las historias que tejen héroes anónimos de la nación.

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