Evocación a Fidel (Fidel y Ñico)
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Antonio López Fernández/ como estás en la memoria/de Fidel vas en la historia/ como grande entre los grandes/ al universo te expandes/aunque en Cuba hayas nacido/ porque tú, Ñico, has sabido/ al detestar la ambición/ cautivar el corazón/ de tu pueblo y tu Partido.
Ñico – nos dijo Fidel- / con su gran inteligencia/ en medio de la opulencia/ no pudo ingeniero ser,/ pero el mismo quería ver/ más lejos que la primaria/ por eso su legendaria/ dignidad su gran fortuna- /son más grandes que una a una/ carrera universitaria.
Como era un joven de brío/ y su ley fue la razón/ con cerebro y corazón/ aceptaba el desafío,/ bajo el calor o el frío/ cuerpo a cuerpo y brazo a brazo/ Ñico con desembarazo/ su indignación expresó/ y desde entonces juró/ luchar contra el cuartelazo.
En aquella faena un día/ Fidel algún testimonio/ pide del joven Antonio/ por sus muestras de hidalguía, / Ñico con mucha alegría/ esperaba aquel momento/ su andar era más contento/ aunque lo disimulaba/ y así fue que se adentraba/ en un firme Movimiento.
Sobre ese hermoso terreno/ que su amor le fecundiza/ Ñico López se desliza/ cauteloso y muy sereno,/ según Fidel, amor pleno/ se le refleja en su faz/ y en Madruga, Nueva Paz,/ El Cotorro o Artemisa/ aquel joven de La Lisa / se destaca mucho más.
Se prepara el legendario/ ataque al Cuartel Moncada/ y él se encuentra en la cruzada/ Juventud del Centenario,/ en el 100 aniversario / de nuestro apóstol se crece/ y en aquel Escuadrón Trece/ Ñico López fue famoso/ a pesar del cruel acoso/ que el tirano vil le ofrece.
En Guatemala, distante/ demostró su patriotismo/ y el internacionalismo/ le dio talla de gigante,/ su gesto relampagueante/ en el territorio hermano/ del exquisito banano,/ de madera y mineral / fue raíz fundamental/ para el Girón africano.
De nuevo a Cuba volvió/ e irguió de nuevo su frente/ porque se encontraba ausente / todo por lo que luchó/ aquel camino emprendió/ para cont1inuar en él/ no olvidándose de aquel/ que en México preparaba/ muchas cosas y él pensaba/ en su ídolo: Fidel.
Fue por su valiente andar/ que en luminosa mañana/ desde tierra mexicana/ Fidel lo mandó a buscar,/ entonces fue su bregar/ encontrar traje adecuado/ luego prudente y confiado/ marchó con sus embelesos/ sufriendo aquellos diez pesos/ que en traje se había gastado.
No supo Julio Laurent/ que al arrancarle la vida / por la sangre de su herida/ se multiplicaron cien,/ya no habrá en el mundo quien/ dude del soldado aquel / porque en inmenso tropel / de fe y sinceridad/ mantuvo su honestidad/ y su confianza en Fidel.
MSc. Profesor Auxiliar en la Facultad Universitaria del PCC, y en la Universidad de Cienfuegos. Con estas décimas se continúa la serie “Evocación a Fidel” para rendir homenaje a su legado, en el tránsito al Centenario de su nacimiento.
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